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El abogado de Tiburón

Es curioso comprobar cómo el gobierno de la Cuarta Transformación es expedito para darle trato de privilegio a presuntos delincuentes como el rumano Florian Tudor

Por Ramón Alberto Garza

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Florian Tudor es un personaje de origen rumano que hizo su fortuna con la compañía Top Life Servicios, que instalaba cajeros automáticos en hoteles y restaurantes en la Riviera Maya.

Desde el año 2014, el empresario rumano logró colocar más de un centenar de sus cajeros en puntos estratégicos de Cancún, Isla Mujeres, Playa del Carmen y Tulum.

Y de acuerdo a una investigación la Organized Crime and Corruption Reporting se estima que a través de esos cajeros saqueaban unos 240 millones de dólares anuales.

La dinámica era que cada uno de los cien cajeros clonaba un promedio de mil tarjetas mensuales, a las que les retiraban -a cada una- 200 dólares. Veinte millones de dólares por mes.

Los cálculos preliminares ubican el saqueo, en los cajeros instalados por la empresa de Florian Tudor, en unos mil 200 millones de dólares.

Ese dinero fue a parar a cuentas de los presuntos criminales en India, Barbados, Granada, Paraguay, Brasil, Japón, Corea del Sur y Taiwán.

Florian Tudor, apodado Rechinu, que significa Tiburón en rumano, logró subir a su proyecto al banco Multiva, que firmó convenios con Top Life Servicios para instalar sus cajeros no solo en Quintana Roo, sino también en Puerto Vallarta, Sayulita y Cabo San Lucas.

Con la fortuna fácil, y de la mano de otros socios rumanos, creó la empresa Investcun para desarrollos inmobiliarios en Cancún y un campo de golf en Puerto Morelos. Ahí invertían lo saqueado.

Detenido en 2019 y liberado por un amparo, Florian Tudor salió a defender su caso, pero fue en vano. Ya el FBI, en los Estados Unidos, lo investigaba también por presunta clonación de tarjetas en cajeros en Nueva York.

Y los expedientes tanto en Rumania, como en México y en los Estados Unidos, acabaron en una acusación de las autoridades rumanas a Tiburón por delincuencia organizada.

El caso adquirió tintes políticos, cuando integrantes del Partido Verde, del PRI, del PRD, del PT y de Morena fueron vinculados como protectores y colaboradores de Florian Tudor, ampliando las investigaciones al tráfico de personas para la explotación sexual.

Entre los priistas involucrados se incluyeron a dos ex gobernadores de Quintana Roo, Félix González Canto y Roberto Borge.

Pero también, de manera preponderante, emergió el nombre de René Bejarano, el famoso “hombre de las ligas” en los videos revelados en 2006 y en donde se le exhibía recibiendo efectivo del empresario argentino Carlos Ahumada, presuntamente para financiar la campaña presidencial.

Pues este presunto delincuente rumano, Florian Tudor, perseguido por las autoridades rumanas, mexicanas, por el FBI y por la DEA, saltó a la fama en la mañanera del pasado 26 de febrero.

Ahí, el presidente López Obrador pidió públicamente a Rosa Icela Rodríguez, la secretaria de Seguridad Pública, que lo atendiera personalmente. Al diablo con los procesos judiciales.

“Y de este asunto en especial le voy a pedir a Rosa Icela Rodríguez que atienda a esta persona”.

Sin recato alguno, ni respeto al proceso judicial que está en curso en distintos países, el mandatario mexicano sorprendió al abogar por un presunto delincuente por lo que pedía a una subalterna un trato de privilegio.

Y la secretaria de Seguridad Pública, una muy respetable profesional, debió cumplir con la orden presidencial.

Y el pasado miércoles, Rosa Icela Rodríguez, sostuvo un encuentro privado con Florian Tudor en sus oficinas de Avenida Constituyentes.

Tiburón salió de su cita gestionada por el presidente con una fecha de la garantía de audiencia ante la Unidad de Inteligencia Financiera, que preside Santiago Nieto.

Es curioso comprobar cómo el gobierno de la Cuarta Transformación es expedito para darle trato de privilegio a presuntos delincuentes.

Lo hizo en su momento con la liberación del ya capturado Ovidio Guzmán López, hijo de “El Chapo” Guzmán, y ahora abogando por audiencias extrajudiciales para un presunto delincuente, como Florian Tudor, de quien se tienen abundantes pruebas de sus ilícitos internacionales.

Qué darían la mayoría de los empresarios mexicanos y otros tantos inversionistas internacionales con litigios fiscales o energéticos por recibir ese trato de privilegio del inquilino de Palacio Nacional.

Curioso, que una vez más, el nombre de René Bejarano -quien tiene como cónyuge a la también morenista Dolores Padierna- aparezca de nuevo en una danza de ilícitos millones.

Hace 16 años con las ligas del argentino Carlos Ahumada y ahora con en el caso de la clonación de tarjetas con el rumano Florian Tudor. ¡Qué internacionales!

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