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Política

¿Democracia liberal o democracia populista?

En México, AMLO nos hace preguntarnos: ¿queremos una democracia liberal o una democracia populista? La respuesta es menos obvia de lo que parece, sobre todo si volteamos a ver hacia fuera. Prácticamente todas las democracias de occidente viven una crisis de identidad

Por Rodrigo Carbajal

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El fenómeno político que representa Andrés Manuel López Obrador abrió una discusión inédita en México:

¿Queremos una democracia liberal o una democracia populista?

La respuesta es menos obvia de lo que parece si consideramos que una encuesta de Pew Research de 2017 encontró que solo el 6 por ciento de los mexicanos estaba satisfecho con la manera en que la democracia está funcionando.

Y no sólo es México. Prácticamente todas las grandes democracias de occidente están viviendo sus propias crisis internas.

En Canadá, el Primer Ministro Justin Trudeau está al borde de la renuncia por una investigación por un presunto conflicto de interés con una constructora.

En Francia, el nivel de aprobación del Presidente Emmanuel Macron no pasa del 28 por ciento. Todavía está pagando los platos rotos por las manifestaciones de los chalecos amarillos.

En Reino Unido, el gobierno de Theresa May está rebasado por un Brexit que tiene al país en el limbo.

En Israel, el primer ministro Benjamín Netanyahu enfrenta una investigación de la Fiscalía General por presunta corrupción.

Y en Estados Unidos, la discusión política está centrada en la supervivencia de Donald Trump a las investigaciones del Fiscal Especial Robert Mueller y de los demócratas en el Congreso.

Todos estos son síntomas de que la democracia liberal está a prueba.

En algunos casos, como el de Jair Bolsonaro en Brasil o Matteo Salvini en Italia, los populistas ya tomaron el poder.

En otros, la polarización política  los está acercando. Por ejemplo, el laborista radical, Jeremy Corbyn, se perfila para suceder a Theresa May como Primer Ministro en Inglaterra.

El electorado exige perfiles cada vez más afines a los extremos del espectro político: ha desaparecido la coalición centrista que llevó al poder a Bill Clinton, a Tony Blair, a José Luis Rodríguez Zapatero o incluso a Angela Merkel.

En Estados Unidos, el Partido Demócrata se ha volcado a la izquierda. Bernie Sanders, quien se define a sí mismo como un socialista, es uno de los contendientes favoritos de la oposición para enfrentar a Donald Trump en las elecciones del 2020.

En cambio, figuras moderadas que representan a la élite, como Michael Bloomberg o Howard Schultz no han encontrado eco para sus aspiraciones políticas.

México es un caso más dentro de una oleada global en donde se cuestiona a la élite y se le da el beneficio duda a un político que, independientemente de su ideología, sabe conectar con una mayoría que se siente desplazada.

El lopezobradorismo ha colocado en la conversación conceptos como el de los contrapesos, la división de poderes y el papel de los organismos autónomos.

La razón es que ésta es la primera vez en la corta historia de la democracia mexicana en que un movimiento político obtiene una súper mayoría de manera legítima.

Entonces, ¿queremos una democracia liberal o una democracia populista? El debate está abierto.

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