¿Cuánto falta para la elección?

2 de mayo 2024

28 de marzo 2022

¡Que alguien me explique!

¡Cuidado con Putin!

Vladimir Putin está desesperado, acorralado, contra la pared. El presidente ruso jamás imaginó que, a dos meses de iniciada su ofensiva sobre Ucrania, se le viera como un perdedor de la guerra

Por Ramón Alberto Garza

COMPARTE ESTA HISTORIA

Vladimir Putin está desesperado, acorralado, contra la pared.

El presidente ruso jamás imaginó que, a dos meses de iniciada su ofensiva sobre Ucrania, se le viera como un perdedor de la guerra.

Putin y sus generales del Kremlin mal calcularon que la invasión concluiría en un lapso de dos a cuatro semanas. No veían en Ucrania una fuerza contestataria.

Para sorpresa de los rusos -y del mundo-, los ucranianos, bajo el liderazgo de su presidente Volodymyr Zelensky, no solo están resistiendo. Pocos imaginaron su nivel ofensivo y menos aún anticiparon ese espíritu indomable que los tiene en pie de lucha.

Entre 5 mil y 7 mil soldados rusos muertos contra una cifra cercana a los 3 mil ucranianos, dan cuenta de que la invasión rusa fue todo menos un juego más a la hora del recreo, como sin duda lo imaginaron los estrategas del Kremlin.

Por eso, el tigre siberiano está más que herido. El ego de Putin, su imagen de invencibilidad y su desenfrenada megalomanía, lo colocan en la frontera de intentar -en cualquier momento- una locura para recuperar el orgullo perdido y salir airoso.

Lamentablemente, por descalificación, la estrategia de los tres bloques de aliados de Occidente -la OTAN, el de la Unión Europea y el G7- fue puesta en manos de los Estados Unidos, y muy en concreto en las posiciones públicas asumidas por el presidente Joe Biden.

A falta de una OTAN unida y fortalecida, de un parlamento europeo que también se deshace, el único liderazgo posible para encarar a Putin es el del G7. Y ese liderazgo es personificado por Biden.

Luego, entonces, el conflicto entre en el terreno de los líderes de las dos potencias. Putin contra Biden. Biden contra Putin.

El problema hoy es que, lejos de que el presidente norteamericano propicie con su discurso la construcción de una salida, que le permita a un ególatra como Putin salvar la cara ante los suyos, Biden ya acumuló tres misiles dialécticos en contra del iracundo invasor.

Primero, lo llamó “criminal de guerra”. Vino después el calificativo de “carnicero”, acompañado un día después por la sentencia de que “por el amor de Dios, ese hombre no debe permanecer en el poder”.

Por supuesto que esos calificativos, sin duda, son más que apropiados y justos. Pero el desplegarlos sobre la mesa del discurso, en favor de la paz, desdeñan la psicología que rige el actuar de un megalómano como Putin.

Tan inoportunos son los pronunciamientos de Biden que la misma Casa Blanca se vio obligada a salir a aclarar que el presidente norteamericano jamás se refirió a un cambio de régimen en Rusia.

Una aclaración tardía, luego de que desde Moscú se advirtiera que esa no era una decisión de Biden. “El presidente de Rusia es electo por los rusos”, sentenció Dmitri Peskov, el vocero del Kremlin.

Errores diplomáticos como estos son los que acaban escalando una conflagración para colocarla en la antesala de un holocausto, porque le otorgan al ególatra de Putin la narrativa que necesita para venderle a los suyos -y al mundo- que frente a las “amenazas” norteamericanas no queda otra salida que elevar la apuesta.

Cuidado con un ego herido como el de Vladimir Putin. Pero también cuidado con el discurso descuidado y atropellado de Joe Biden. La mezcla de un herido y un envalentonado no presagian nada bueno.

Es cierto, como lo dice el presidente norteamericano, que esta es una batalla entre democracia y autocracia, entre libertad y opresión. Pero que no se olvide que en medio de lo que está en juego -que es el futuro de la humanidad- lo es también entre la sensatez y la insensatez.

El presagio no es bueno. Biden ya dijo que hay que ser claros. Que esta guerra no va a ser ganada en días ni en meses y que tenemos que blindarnos para la larga batalla que viene. Sabe que Putin reaccionará y jamás será para rendirse, sino para recuperar el terreno perdido y restaurar su ego destruido.

Publicidad
Publicidad
Publicidad