Cissé, el león blanco que vino del mar

En septiembre de 2002, el transbordador Le Joola, un barco de pasajeros de propiedad pública, se hundió en las costas de Gambia.

El naufragio dejó 1,863 muertos en el agua. Sólo 63 personas sobrevivieron al desastre. Muchos perecieron por la tardanza en recibir asistencia: la ayuda de la Marina senegalesa llegó 19 horas después de la catástrofe.

Entre los fallecidos había 12 miembros de la familia Cissé, el hombre que dos meses después lideró a los Leones de Teranga a una épica victoria ante Francia, el campeón defensor en Corea/Japón.

El heroico triunfo tuvo como ingrediente extra para Senegal, que el pequeño país africano había sido colonia francesa hasta 1960. La rebelión siempre emociona.

Pero para Cissé representó revivir de sus naufragios y tormentas.

Casi 20 años después, Cissé regresó a un Mundial convertido en el técnico más joven en una Copa del Mundo, el único de raza negra y uno de los que menos cobra.

Cissé logró con su equipo cautivar a todos y una vez más, Senegal le mostró al mundo la alegría del futbol. Su baile en los entrenamientos y su juego veloz y ligero no pueden más que enamorar.

“No hay forma en que podamos agradecerle”, dijo Cheikhou Koutayé, seleccionado senegalés del West Ham, en mayo pasado. “Personalmente me vino a buscar para formar parte de la Selección. Lo mismo hizo con Sadio Mané. Él encuentra las formas exactas para motivarnos”.

Quizá lo sabe, porque ha vivido en carne propia lo que es caer en lo más profundo y a partir del dolor construir hacia arriba.

Hoy Senegal está eliminado de Rusia, se va, irónicamente por Fair Play. Y es que no imagino nadie, que pueda hablarle a Cissé de juego justo.