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28 de enero 2021

¡Que alguien me explique!

¡Chihuahua con el PAN!

La última telenovela azul se ubica en Chihuahua, la tierra gobernada por el panista Javier Corral y que por pugnas internas vive hoy el desmantelamiento del partido en el poder en esas tierras

Por Ramón Alberto Garza

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Para ser sinceros, el Partido Acción Nacional -o lo que queda de este- no se merece los millones de simpatizantes que todavía puede presumir como sus fieles electores en todo México.

La última telenovela azul se ubica en Chihuahua, la tierra gobernada por el panista Javier Corral y que por pugnas internas vive hoy el desmantelamiento del partido en el poder en esas tierras.

La trama se inició desde la toma de posesión del gobernador Corral, quien anunció una cruzada contra la corrupción que apuntó directamente a su antecesor, el priista César Duarte.

La fiscalía de Chihuahua logró ubicar que el gobernador tricolor desvió decenas o incluso cientos de millones de pesos para fines político-electorales y sobradamente personales.

Para muestra ahí está la llamada Operación Safiro, mediante la cual, el anterior gobierno chihuahuense, presumiblemente desvió recursos públicos para financiar campañas del PRI, no solo en ese estado, sino en otras entidades.

Se identificaron traspasos de grandes cantidades de efectivo a las campañas del 2015 y se apuntó como el negociador de esos fondeos a Alejandro Gutiérrez, entonces secretario general del PRI, quien fue enviado a prisión.

Los escándalos de los dineros, aunado a una larga lista de propiedades adquiridas durante su gobierno, orillaron a César Duarte a huir de México.

Pero el destino lo alcanzó. Y después de fincarle la ficha roja de la Interpol, el ex gobernador fue detenido el pasado 8 de julio en Miami y enviado a prisión mientras esperaba su juicio.

Se le acusa de delitos de asociación delictuosa y peculado por 96.6 millones de pesos, en 11 partidas del Erario chihuahuense desviadas a dos empresas, que presuntamente “blanqueaban” esos recursos para desaparecer cualquier rastro.

La denuncia incluía el pago de fuertes sumas de efectivo a personajes de la política de todos los partidos, para comprar favores como aprobarle en el Congreso local sus dudosas y muy abultadas cuentas públicas.

Pues bien, el pasado martes, la jueza Lauren Louis, de Miami, emitió la orden de extradición del ex gobernador Duarte a México.

Es una decisión peculiar, si se considera que no es una orden judicial, sino ejecutiva, que depende del Departamento de Estado. Por coincidencia, es una de las primeras acciones dictaminadas bajo el nuevo secretario de Estado, Antony Blinken.

Y aunque transcurrirán algunas semanas antes de consumar el fallo extraditorio, el hecho y sus secuelas golpean directamente a la también panista María Eugenia Campos Galván, quien apenas hace un par de días fue ungida como la candidata albiazul a la gubernatura de Chihuahua.

Adversaria política del gobernador panista Javier Corral, Maru Campos -como se le conoce en el mundo político- era hasta hace unos días la alcaldesa de Chihuahua, la capital.

Las denuncias de la presunta corrupción suponen que la ahora candidata a gobernadora era integrante de la llamada “nómina secreta” del ex gobernador Duarte.

Por esa nómina se habrían desviado 10 millones de pesos, cuando ella -y su secretario del Ayuntamiento, César Jáuregui Moreno- dominaban como panistas el Congreso local.

Se les acusa de autorizar, sin protestar, todas las cuestionadas cuentas del ex mandatario priista. Existirían 30 recibos con su firma que probarían la denuncia.

Bajo las acusaciones de corrupción, el gobernador panista Corral emprendió una lucha sin cuartel para marginar a Maru Campos de sus aspiraciones para la gubernatura. Confirmada la presunta corrupción, al derrota sería inevitable.

Por eso, el mandatario impulsó a Gustavo Madero, el ex presidente nacional del PAN, como su opción para ser candidato al gobierno de Chihuahua.

De poco o nada sirvió. Maru Campos se alzó con una contundente victoria del 62 por ciento de los apoyos azules,  contra apenas el 25 por ciento del senador Madero.

Pero muy poco le duró la sonrisa a la nueva candidata panista. Dos hechos opacaron los festejos de su contundente triunfo.

Uno, que Maru Campos debió comparecer horas después de su ungimiento como candidata ante el Tribunal de Justicia del Estado, para conocer a detalle de lo que se le acusa en sus carpetas de investigación. Y el próximo jueves 4 de febrero se le inicia el proceso, que política y mediáticamente, será desgastante.

Dos, el anuncio desde Miami de que ya se autorizó la deportación del ex gobernador Duarte, quien buscará acogerse al “criterio de oportunidad” -Lozoya & Robles Style-, lo que podría aniquilar las aspiraciones de la alcaldesa con licencia para confirmarse como candidata a gobernadora.

Lo curioso es que esta lucha despiadada de poderes es una del PAN contra el PAN. El gobernador panista contra la alcaldesa panista y ahora candidata de su mismo partido a sucederlo. ¿Y dónde está el líder nacional Marko Cortés?

El desaseo del PAN no es exclusivo de Chihuahua. Sucede lo mismo en Nuevo León, que en Baja California y en otras entidades en las que se disputan gubernaturas el próximo domingo 6 de junio, y en donde parece que los azules se sienten mas cómodos con la derrota.

Por eso decimos que los millones de simpatizantes que todavía conserva el PAN no merecen un partido que agoniza, en donde la corrupción y las mafias de poder -no los ideales ni los méritos- es lo que cuenta.

No cabe duda que los albiazules están depurando las peores prácticas tricolores.

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