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Cáncer en la 4T

Desmantelaron el viejo sistema por corrupto -que ni duda cabe- pero ya transcurrieron tres años de la 4T y la confesión de Ferrer ante los legisladores no deja lugar a dudas: el nuevo Sistema Nacional de Salud es un fracaso

Por Ramón Alberto Garza

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El presidente Andrés Manuel López Obrador puede decir misa, sacar de su bolsillo estampitas religiosas que lo protegen o repetir una y otra vez su muy trillado “Ya no es lo mismo”. Lo cierto es que ahora es peor el manejo que el gobierno de la Cuarta Transformación (4T) le está dando al Sector Salud. Una  crisis que ya alcanzó el umbral de lo criminal.

Dice el refrán que “A confesión de parte, relevo de prueba”. Y la confesión que hizo hace unos días el director del Instituto de Salud para el Bienestar -el famoso INSABI-  le quita al presidente López Obrador cualquier posibilidad de defensa.

Y es que, en su comparecencia ante la Comisión de Salud del Estado, Juan Antonio Ferrer admitió que el INSABI solo surtió este año 782 mil dosis, que es apenas el 25 por ciento de los medicamentos para combatir el cáncer. Son sus números, son sus confesiones.

Como lo están escuchando. Solo uno de cada cuatro pacientes oncológicos está recibiendo su dosis de medicamento, que tendría que ser una garantía para todos a través del sistema nacional de Salud.

Desmantelaron el viejo sistema por corrupto -que ni duda cabe- pero ya transcurrieron tres años de la Cuarta Transformación (4T) y la confesión de Ferrer ante los legisladores no deja lugar a dudas: el nuevo Sistema Nacional de Salud es un fracaso.

Las disputas con los laboratorios mexicanos que podrían surtir algunos de esos medicamentos -como PISA, en Jalisco- están más cerca del hígado por la intransigencia, que al corazón de la compasión que reclama la medicina contra el cáncer, no solo para los niños, sino para pacientes de cualquier edad.

Es un amasiato de odios entre personajes del Sector Salud y de Hacienda, más preocupados por contar los centavos que por intentar salvar las vidas, o por hacer menos dolorosa la partida de quienes por el cáncer tienen sus días contados.

El director del INSABI se escudó -en la comparecencia- en que el desabasto obedece al robo de los medicamentos y a las leyes “a modo” en la entrega de esos fármacos. Ninguna novedad. ¿Y qué hace el actual gobierno para impedirlo? ¿También les reparten abrazos a esos delincuentes de medicamentos?

Solo para que mida el descomunal crimen, en México ya existe un Colectivo Cero Desabasto, integrado por ciudadanos y organizaciones que buscan una solución para acabar con este drama.

Este Colectivo, a su vez, agrupa a 68 organizaciones dedicadas a conseguir acceso efectivo a medicamentos en México. La impotencia ante el dolor transformada en ONG institucional.

Y dentro del brutal desabasto de medicamentos, el cáncer es la patología con más reportes. Solo en los últimos cuatro meses las denuncias se elevaron un 100 por ciento respecto a los cuatro meses anteriores.

Entre los medicamentos oncológicos más escasos están Bevacizumab, Imatinib, Trastuzumab, Doxorubicina y Ciclofosfamida.

No le pregunten al presidente López Obrador en su Mañanera por el desabasto, porque la respuesta que viene repitiendo una y otra vez es que “ya le cerramos la llave a la corrupción en el Sector Salud”. Estaría por verse.

Lo que sí es cierto es que por negligencia le abrieron la llave a la muerte ante su incapacidad para surtir medicamentos.

Pero qué se puede esperar de un gobierno de la Cuarta Transformación (4T) que tiene como director del INSABI a un arqueólogo.

Sí, de la misma manera en que un Ingeniero Agrónomo dirige Pemex, la mayor empresa estatal, los antecedentes de Juan Antonio Ferrer son los de haber sido director de distintas zonas arqueológicas y directivo en el Instituto Nacional de Antropología e Historia.

Su enorme mérito para ser “calificado” para esa posición tan relevante fue la de ser oriundo de Tabasco, paisano del inquilino de Palacio Nacional.

Como lo son una docena de tabasqueños que inundan ya -sin las suficientes credenciales- el gabinete de la Cuarta Transformación (4T), incluyendo al agrónomo director de Pemex.

Fue el arqueólogo Ferrer el responsable de sepultar al Seguro Popular, que podría tener innumerables defectos, pero que al menos era una opción de salud más decente, eficiente y accesible para las masas.

Bien haría el presidente López Obrador, en pedirle al arqueólogo de la salud que se presentara todas las semanas, en la Mañanera, para informar a detalle los avances para adquirir los escasísimos medicamentos.

Eso a los mexicanos nos sería de más utilidad, que conocer el “Quién es Quién” en los Precios de las Gasolinas.

Y a pesar del confeso fracaso, ni el arqueólogo Ferrer, ni el epidemiólogo Hugo López-Gatell y mucho menos Jorge Alcocer, ese buen hombre que como Secretario decora con su presencia los pódiums del Sector Salud, temen por sus trabajos.

Saben que, a pesar de estar confesos frente a su ineptitud, el presidente López Obrador no los removerá. Eso sería darles la razón a los conservadores, a los neoliberales, a los niños con cáncer, a los sin medicamento. Y eso, jamás.

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