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1 de mayo 2025

20 de marzo 2019

Política

‘Buscábamos verdad y justicia’

Luego de la disculpa pública por parte del Estado mexicano a las familias de los dos estudiantes del Tec de Monterrey asesinados por el Ejército 2010, Alberto Arnaut, director del documental “Hasta los Dientes”, nos cuenta sobre el impacto de su película, lo que aún no se ha resuelto, y lo que le preocupa sobre la situación de violencia en el país

Por Bernhard Buntru

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Crear impacto era lo que Alberto Arnaut buscaba con el documental “Hasta los Dientes”. Y lo ha logrado.

Horas después del histórico evento en el que la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, pidió perdón a los padres de los dos estudiantes asesinados en el Tecnológico de Monterrey a manos del Ejército mexicano en 2010, el joven cineasta de 32 años platicó con Código Magenta sobre la realización y los efectos de su largometraje, lo que aún falta por resolver en el caso y la situación de violencia en el país, entre otros temas.

Aquí te presentamos la entrevista íntegra con Alberto Arnaut:

¿De dónde surge la idea de realizar esta producción?

“Hasta los Dientes surge porque yo conocí a Javier Francisco Arredondo Verdugo, uno de los estudiantes asesinados por el Ejército. Él era del pueblo de mi papá, de Todos Santos, Baja California Sur, y cada vez que íbamos de visita, a visitar a mi abuela, convivíamos mucho con él y con su familia porque vivían prácticamente enfrente de mi abuela. Además Javier Francisco tenía más o menos mi edad y como que nos juntaban a jugar. Ya después el creció, se fue a vivir primer a Mazatlán, luego a Saltillo y finalmente aquí a Monterrey, y perdimos mucho contacto. Ya no nos veíamos desde hace mucho, pero me enteré de que fue asesinado, de que dijeron que se trataba de sicarios armados hasta los dientes y me indigné muchísimo, porque además en el pueblo de Todos Santos era un referente, se hablaba mucho de él como el primer todosanteño que se iba a hacer el doctorado, que además estaba becado en el Tec de Monterrey y todo lo que implica el Tec de Monterrey para el norte del país y para el país en general. Era como el orgullo del pueblo y además siempre estaba ganando premios de matemáticas, de ajedrez, etcétera, entonces escuchaba mucho hablar de él.

Entonces, en un primer momento nada más surgió como una idea de hacer un homenaje a Javier Francisco.

¿Cómo cambió esto a Todos Santos?

En un primer momento impactó mucho. Los restos de Javier Francisco tardaron muchos días en llegar, en lo que lo identificaban en la Semefo y todo eso, mandaban el cuerpo para allá… para cuando llegó el cuerpo ya era noticia nacional, el caso del Tec de Monterrey. Llegó como a las tres de la mañana, llegaron sus restos a Los Cabos y el pueblo salió en manifestación a recibir el cuerpo y con una manta grande que decía “El pueblo de Todos Santos exige justicia para Javier Francisco Arredondo Verdugo, el orgullo de Todos Santos”. Eso me impactó mucho, porque no es un pueblo que suela manifestarse gran cosa. Yo nunca había visto antes de eso una manifestación de ese tipo, entonces sí fue algo que impactó en gran medida la sensibilidad del pueblo en ese momento.

¿Cuáles fueron los mayores obstáculos en la realización de este proyecto?

El obstáculo más complicado fue conseguir los recursos. Yo no me había formado como cineasta cuando empecé la película. Fue un proceso que empecé de formación ya que había arrancado, ya que había grabado las primeras entrevistas, entonces era un poco difícil para mí poder competir con fondos. Además, recuerdo que en ese momentos este tipo de documentales, sobre todo el documental social, el documental militante, de denuncia estaba como un poco mal visto en el gremio cinematográfico. Era visto como un tipo de documental muy tradicional, muy convencional, una propuesta muy pobre estéticamente, narrativamente. Pero creo que eso cambió del caso Ayotzinapa, que a partir de lo de los 43, el gremio cinematográfico se sensibiliza hacia estos temas y comienza a apoyar proyectos como este. Es así que en 2015 logro los primeros apoyos. Primero una beca de Canadá y después dos fondos del Instituto Mexicano de Cinematografía.

Y por otro lado el tema de la investigación, que ahí la verdad es que nos apoyamos en la investigación que en su momento hizo la Comisión Nacional de Derechos Humanos, pero lo fuimos completando con otros tipo de testimonios, como periodistas, testigos, el ex procurador, etc.

¿Podrías describir la relación con los padres de Jorge y de Javier?

La relación con los padres de Javier, sobre todo a raíz de de que empecé el documental se ha estrechado mucho. De broma, incluso, con la mamá de Javier, nos hablamos de mamá e hijo. Es muy cercana, muy íntima. A veces cuando voy a Todos Santos a pesar de que tengo casa allá, me quedo con ellos, etcétera, como una amistad muy cercana, casi de familia. Y con la familia de Jorge también es de mucho cariño, de mucha amistad, de mucho respeto. Ellos en los últimos años sobre todo, como han sido quienes han estado más cercanos a la lucha y a la búsqueda de verdad y justicia, ha sido con quienes he convivido más, porque hemos utilizado la película como herramienta de lucha, de búsqueda de verdad y justicia. Entonces es como de colaboración, de tratar de sacar adelante el caso y difundir lo más posible la película. En los primeros meses, sobre todo, cada vez que presentaba la película trataba de que fueran ellos a presentarla, que ellos fueran las personas visibles, no tanto yo como realizador, sino ellos, para tratar de completar lo que no se cuenta en la película.

Durante la realización y la investigación, ¿tuviste alguna vez miedo? ¿Te dijo alguna vez alguien que no te metieras en esos temas?

No, la verdad es que quienes realizamos la película… yo empecé la película con 24, 25 años, entonces éramos personas muy jóvenes, nos veíamos jóvenes, después pasó a ser parte de mi tesis de maestría, entonces la presentábamos como un proyecto estudiantil, lo cual era verdad.

Y eso como que evitó que le pusieran demasiada atención a la película. Además veníamos con una cámara chiquita, de fotografía, sin hacer mucho ruido, y eso permitió que la gente no viera demasiado peligro en una película de este tipo.

Ya una vez que la estrenamos la estrategia fue la opuesta: fue visibilizarnos lo más posible, apoyarnos con organizaciones de derechos humanos, como la ONU, Amnistía Internacional, Ambulante; pedirle apoyo a ciertas celebridades como Denisse Dresser, Diego Luna, etcétera. Entonces eso nos posicionó a nivel nacional y y nos ha ayudado a que no haya amenazas en nuestra contra.

Antes de “Hasta los Dientes” estuvo “Presunto Culpable”. Estos documentales no solo tuvieron éxito entre el público, sino que se puede afirmar que provocaron directamente la acción gubernamental. ¿A qué le atribuyes que estas producciones llegaran a tener tal impacto? ¿Por qué crees que reportajes periodísticos no han derivado en lo mismo?

Yo creo que el caso  “Hasta los Dientes” y “Presunto Culpable”  porque son películas que precisamente buscaban eso. Eran películas que estaban diseñadas para eso, las dos películas. En Estados Unidos y en Gran Bretaña, en el mundo anglosajón, hay una gran tradición de documentales de impacto.

Desde los de Michael Moore, etcétera. Pero aquí en México no lo hay tanto. No hay películas que realmente traten de lograr objetivos muy específicos. En este caso, por ejemplo, lo que buscábamos era verdad y justicia; que las autoridades reconocieran su responsabilidad y le pidieran disculpas a las familias.

Eran unos objetivos muy concretos. Entonces diseñamos la película para eso. Yo siento que es el componente estético por un lado y emotivo por otro lo que ayuda a conectar con nuestras propias vivencias y con nuestras propias experiencias de vida, lo que le da la fuerza.

Es decir, no solo clavarnos en contar a detalle lo que sucedió -que es importante-, sino antes conectar con las emociones más profundas del espectador a través de su identificación con nuestros protagonistas, que en este caso son los familiares de Jorge y Javier.

Por eso dedicamos buena parte de la película -los primeros veinte minutos- a tratar de que establezcas un vínculo con ellos, que a lo mejor la foto de Jorge vestido de tortuga ninja, a lo mejor te recuerda a algo de tu infancia. O los espacios, las casas de estos muchachos, a lo mejor te recuerdas a algo que viviste en un punto de tu vida.

El cariño de una madre por su hijo creo que es algo con lo que cualquier madre se puede identificar. Entonces apelamos a esos lugares comunes pero que a su vez servían como ganchos emocionales para que, una vez que les empezamos a contar la historia de lo que realmente sucedió en el Tec de Monterrey, ya lo estén viviendo desde esa perspectiva, desde ese lugar.

Un poco es ponernos en los ojos de los familiares. De hecho, lo ponemos de manera muy literal en el momento en que el papá saca el expediente y empieza a revisarlo, es ponernos en sus ojos, ponernos en su mirada.

Mencionabas que se apoyaron mucho de organizaciones de derechos humanos, mencionaste a Ambulante. ¿Podrías describir en qué consiste el proyecto “Ambulante”?

Ambulante es una gira de documentales. Es el festival de cine documental más importante del país. Es una gira que se organiza una vez al año; de hecho ahorita está en varios estados recorriendo el país.

Y ellos tienen muy presente la agenda de derechos humanos y en particular la agenda anti-militarista, de tratar de que el Ejército no realice labores de seguridad pública en nuestro país porque no está capacitado para ello, y en ese sentido, mientras el Ejército siga realizando esas labores, nos pone en peligro a todas y a todos. Ellos traen esa agenda.

Entonces de alguna forma la película llegó a complementar esa agenda que ellos ya traían y que ya venían trabajando con otros documentales como “La Libertad del Diablo” de Everardo González.

La habían utilizado y la habían proyectado incluso en las afueras del Senado de la República cuando estaba en ese momento la discusión de la Ley de Seguridad Interior.

Yo, de hecho, ahí fue donde estrené la película. Llegamos corriendo porque sabíamos que teníamos que llegar a esa coyuntura, a la coyuntura de electoral, la coyuntura también de la discusión de la Ley de Seguridad Interior.

Nos interesaba llegar a esa coyuntura, entonces Ambulante, la gira que se hizo en el 2018, nos quedaba, por tiempos, perfecto. Incluso durante, la gira -porque es una gira que dura varias semanas, dos o tres meses- les íbamos renovando la copia semana por semana.

Les decíamos “mira, ya tenemos una versión un poco más acabada”, como que le íbamos corrigiendo semana por semana, porque teníamos que llegar a esa coyuntura.

Y es ahí donde creo que Ambulante se da cuenta de que la película tiene su fuerza en el contacto con el público, porque se empiezan a abarrotar las salas, etcétera, y proponen distribuir la película, algo inédito, porque generalmente una película se estrena en salas comerciales dos años después de haberse exhibido en festivales, en circuitos cinematográficos.

Entonces nos dicen que ese mismo año se estrena en salas y decimos “pues va”, tenemos que seguir apoyando esa coyuntura que se está generando en torno a la película, aprovechar la publicidad gratuita, porque la prensa nos trató muy bien. Eso fue la estrategia y nos apoyaron en todo, básicamente, en toda la difusión, cosa que no hubiéramos podido hacer nosotros porque ya nos habíamos gastado nuestro dinero en la película.  

Hablando de distribución, ¿podremos ver “Hasta los Dientes” en alguna plataforma de streaming?

Sí. No les puedo decir todavía en cuál (risas), pero en una reconocida plataforma de streaming estará próximamente.

¿Qué sientes después de escuchar la disculpa pública de hoy?

Fue muy emotivo. La verdad es que nosotros sabemos que no es suficiente, pero es lo que estaban buscando las familias desde el minuto uno, que el Estado mexicano reconociera su responsabilidad y limpiara los nombres de Jorge y Javier.

Entonces, el ver que eso finalmente se estaba logrando fue para nosotros muy impactante y sobre todo que públicamente las familias hayan reconocido que fue en gran medida lo que sucedió por la película es más como algo adicional que nos ayudó a pensar que valió la pena, hemos estado caminando por el lado correcto, hicimos una película que funcionó, que sirve, que logró su objetivo fundamental. En ese sentido es muy satisfactorio.

¿Crees que haya faltado algo?

No. Yo creo que las familias, hasta donde tengo entendido, negociaron con las autoridades todo, desde la idea de que fuera un evento privado, de quiénes iban a hablar, qué iba a decir cada uno. Hasta donde tengo entendido las familias estuvieron muy involucradas. Ahora que vengo de hablar con ellas, están muy contentas y satisfechas con el evento. Entonces yo creo que es lo más importante.

Yo, personalmente, puedo tener mis valoraciones, pero lo más importante es que se cumpla con las expectativas de las familias y creo que esas fueron cumplidas cabalmente.

¿Qué piensas del mensaje de Salvador Alva Gómez, presidente del Tec de Monterrey?

Yo reconozco que el Tec ha cambiado su postura frente a al caso y frente a la película. No nos han censurado en ningún momento, han permitido que la película se proyecte al interior del Tecnológico en varios campus, lo cual habla de que hay un cambio radical en la postura frente al caso y frente a la búsqueda de verdad y justicia.

Agradezco eso. Siento que debió haber habido -desde mi muy personal punto de vista que no necesariamente es el de las familias-, debieron haber pedido una disculpa mucho más clara y contundente.

No solo por haber compartido la información de que se trataba de sicarios armados hasta los dientes, lo cual ya es suficientemente grave – y en la película demostramos que ellos tenían todas las posibilidades de saber que se trataba de estudiantes desde el minuto uno, por las comunicaciones de sus guardias de seguridad, sino también porque durante años impidieron que se les rindiera homenaje a Jorge y a Javier por parte de la comunidad estudiantil.

La asamblea estudiantil, que después se convirtió en el colectivo “Todos Somos Jorge y Javier” estuvo durante muchos años teniendo que realizar sus actividad afuera del Tecnológico de Monterrey porque no les permitían hacerlas al interior de la institución, lo cual se me hace muy grave.

Sobre todo siendo un caso que, si hubiera tenido el apoyo del Tec de Monterrey desde un primer momento, a lo mejor ya se habría resuelto hace muchos años, por la fuerza y la capacidad política que tiene el Tecnológico. Entonces, creo que se debió haber hablado de eso también.

Seguro has leído los recientes cuestionamientos del ex rector Rafael Rangel Sostmann sobre el caso; principalmente que todavía no hay culpables. ¿Cuál es tu opinión al respecto?

Me gustó. Yo siento que el rector Sostmann, dentro de la estructura del Tec, fue quien se mostró más sensible. No hizo suficiente, desde mi punto de vista, pero siempre se ha mostrado más sensible que las rígidas estructuras del Tec.

Concuerdo con él. Él habla que Javier y Jorge -algo que no se ha hecho mucho énfasis- estuvieron a nada de quedar como personas desaparecidas. Y eso es muy fuerte. Les quitaron sus credenciales, les desfiguraron el rostro, les sembraron armas.

A los familiares cuando llegaron a la Semefo les dijeron que si se hubieran tardado 24 horas más los hubieran llevado a una fosa común, y entonces a lo mejor hubieran ido sus cuerpos a la fosa común como sicarios y no hubiéramos sabido nunca más nada de Jorge y de Javier.

En ese sentido, me parecen muy relevantes las afirmaciones de Sostmann, y comparto también su posición que, desde mi punto de vista, no es tan relevante que estén tres personas detenidas por el asesinato de Jorge y Javier – tres personas que quizás sí estuvieron involucradas en jalar el gatillo, pero lo que hemos visto de aquí en Monterrey durante esos años era un modus operandi.

Era, más o menos, lo mismo que sucedió con Otilio Cantú, que si bien eran policías, eran militares haciendo labores de policía. O con la pareja de Anáhuac, Juan Carlos y Rocío. Personas inocentes son asesinadas, y en lugar de reconocer su error y darles servicios médicos e intentar salvarles la vida, los asesinan, les siembran armas y dicen que se trataba de delincuentes.

Entonces, yo sí creo que había una orden que venía de mucho más arriba para actuar de esa manera.

A nosotros nos tocó vivir el antes y después de la Guerra contra el narco. Sabemos que no siempre fue así. ¿Qué sientes de los jóvenes actualmente -en muchos lugares del país- que han crecido en este entorno y que ven de manera normal la presencia del ejército en las calles, los desaparecidos, la violencia?

Yo, la verdad, es que no sé qué vamos a tener que hacer para poder salir de esta situación. Si bien aquí en Monterrey la situación de la violencia ya no es como en aquellos años de 2011, 2010, sí hay muchos otros estados de la República donde la violencia sigue muy fuerte y donde justamente se ha normalizado este tipo de dinámicas.

A mí me preocupa mucho la generación que ya nació en esa situación. Porque como tú dices, a nosotros todavía alcanzamos a vivir un México en paz y después vimos su transformación. De alguna forma sabemos que se puede vivir de otra forma.

Pero esas generaciones que ya crecieron muy inmiscuidas en la violencia, con un Estado ausente, que es incapaz de proveerles de seguridad, de bienestar, etcétera, creo que esa generación… no sé qué va a pasar con ella. Me da pendiente, como no… no encontrar una respuesta frente a eso.

Yo creo que, por ejemplo, “Hasta los Dientes”, contribuye a desmoralizar eso, a entender. Porque habla de ejecuciones extrajudiciales, de violaciones a derechos humanos, de desaparecidos, etcétera, pero no entendemos cómo son las dinámicas en las que son posibles casos como el de Jorge y Javier.

Creo que estudiar estos casos, entenderlos a profundidad, ayuda a desnormalizarlos y entender de dónde viene la responsabilidad y qué se puede hacer para resolverlos. Creo que, desde ahí, desde el arte, de la información, desde el periodismo de calidad es de dónde se pueden hacer más cosas, justamente para desmoralizar la violencia.

En el contexto de la aprobación de la Guardia Civil. ¿Qué crees que debamos hacer los mexicanos para asegurarnos que casos como el de Jorge y Javier -y muchos otros más- no vuelvan a ocurrir?

Sí. Nosotros estuvimos proyectando la película en el Senado, en la Cámara de Diputados, en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, tratando de convencer a los distintos actores que no aprobaran la Guardia Nacional como venía en el dictamen original de la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados.

Porque creemos que perpetuaba la idea de la militarización, de que el Ejército tiene que seguir realizando las labores de seguridad pública. Nosotros creemos que no, que no es la estrategia correcta, justamente porque nos pone en riesgo a todas y todos, y entonces que tenemos que buscar otro tipo de alternativas.

Sí entiendo que, por ejemplo, sí haya estados donde no se pueda sacar al Ejercito inmediatamente. Entiendo que las policías están totalmente corrompidas, en muchos casos. Que es una situación no provocada por el gobierno actual, que se viene arrastrando desde muchos años atrás, pero sí creo que se equipan mucho si piensan que va a ser con el Ejército como se va a resolver esta situación de violencia.

Si bien entiendo que no lo pueden sacar de manera inmediata, también creo que no están capacitados, que no tienen la sensibilidad, la preparación, para poder lidiar población civil, sin violentar sus derechos humanos. Creo que nosotros como sociedad lo que tenemos que hacer es vigilar mucho al Ejército, exigirle, y también exigir a las autoridades que forme policías realmente civiles que realicen estas labores de seguridad pública.

¿Qué sigue para las familias de Jorge y Javier? ¿Qué sigue para ti?

Creo que las familias, de alguna forma, han cerrado un ciclo. Su exigencia fundamental ya se ha cumplido, pero quedan otras cosas pendientes.

Entre ellas, el hecho de que las personas que están actualmente detenidas y aquellas que se encuentran fugadas -porque son seis militares imputados, de los cuales tres están detenidos- finalmente tengan una sentencia, se les castigue.

Y yo creo que también, para las familias no es por supuesto su objetivo fundamental, pero yo creo que también deberían ser meritorias, merecedoras, de una reparación integral. Creo que ese es una cosa mínima que podría hacer el Estado después de todo el daño que les causaron. Eso no les va a devolver a sus hijos, pero sí les ayudará -de alguna forma- a recuperar parte de todo lo que han perdido en todos estos años de injusticia.

¿Y para ti?

Yo estoy trabajando en otros proyectos, también con la temática de derechos humanos, algunos no los puedo platicar todavía. Tengo también un documental que va sobre otros temas, aunque se relaciona.

Es un documental que se llama “Nómadas”, que es sobre personas que viven en la carretera – fraileros, camioneros, que viven en el camino. Eso es.

Voy a seguir haciendo películas. Ya después de “Hasta los Dientes” no sé hacer otra cosa. Me dedique demasiado tiempo a esto, entonces ya.

¿También del género documental?

Sí, sobre todo. Estoy escribiendo una ficción, pero eso será en varios años.

 

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