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¡Que alguien me explique!

AMLO y Proceso

La portada de este fin de semana en Proceso sacudió a las izquierdas y a las derechas; y pocos logran descifrar el severo juicio

Por Ramón Alberto Garza

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Uno de los medios que históricamente se ubica más cerca de la ideología y el estilo personal de gobernar de Andrés Manuel López Obrador es la revista Proceso.

Referente obligado del pensamiento de la izquierda liberal, el semanario fundado por Julio Scherer García es uno de los pocos reductos mediáticos que desde el 2006 dan espacios sin límite al proyecto de la Cuarta Transformación.

La amistad histórica entre Julio Scherer padre y López Obrador se ve reflejada en la confianza y la posición estratégica que el ahora presidente electo le concede por esa y muchas razones más a Julio Scherer Ibarra, el hijo.

Por eso sacudió la portada de este fin de semana en Proceso. Porque su titular encaja más en el estilo de un medio al servicio de los intereses de la llamada Mafia en el Poder.

Pero el titular de “AMLO se aísla. El Fantasma del Fracaso” sacudió a las izquierdas y a las derechas. Pocos, por no decir nadie, logran descifrar el severo juicio.

Sobre todo cuando ese titular proviene no de una investigación apoyada en al menos una media docena de opiniones, sino de una simple entrevista a un político priista y respetable intelectual, como lo es el ex procurador Diego Valadés.

Para algunos esta sacudida de Proceso se instala en una forcejeo interno. Los directivos que operan la revista buscan fijar postura de que aunque uno de sus socios y herederos, Julio Scherer Ibarra, esté operando activamente en el proyecto de la Cuarta Transformación, su línea editorial es independiente.

Por otro lado, nadie en su sano juicio pensaría que quien se perfila como el director jurídico de la presidencia lopezobradorista pensaría remotamente utilizar la revista que fundó su padre para enviar un mensaje tan frontal como brutal.

Sobre todo a dos días de que Scherer Ibarra apareciera en un video, junto al presidente electo, defendiendo la decisión de Santa Lucía. Julio es serio y tiene interlocución más que directa con López Obrador. El supuesto no aplica.

Por donde se le vea, el titular de Proceso califica mas como llamada de atención desde el “fuego amigo”. ¿Cómo juzgar que se va al fracaso, cuando López Obrador todavía no se sienta en la silla presidencial?

¿Dónde están en el mismo número de la revista las otras opiniones de quienes ven la decisión de Texcoco como un golpe de timón que propicie el necesario divorcio entre el poder político y el poder económico?

Si durante tantas semanas Proceso publicó detallados reportajes sobre los privilegios, los sobrecostos y los conflictos de interés del nuevo aeropuerto, ¿por qué se hace jurisprudencia de portada con la sola opinión de un respetable jurista que milita en la acera de enfrente, sin siquiera atribuírsela a él?

Al margen de las causas y los motivos, y siempre respetando la libertad que caracterizan a Proceso y a sus directivos, lo que se asoma es una doble coerción, desde la derecha y la izquierda hacia el presidente electo.

Por una u otra razón ninguno de los extremos parece estar satisfecho con la toma de decisiones del futuro inquilino de Los Pinos.

Y si alguien busca la respuesta del presidente electo, que se asome al tweet que envió ayer Beatriz Gutiérrez Müller:

“Todavía no toma posesión y ya está “solo” y a punto del “fracaso”. El conservadurismo, de izquierda o de derecha, nubla el juicio y da pie a conjeturas fantasiosas. Los extremos pueden tocarse y abrazarse. Bienvenida la pluralidad y el debate. Lo bueno es el desenmascaramiento”. Eso tuiteó la primera compañera de la Cuarta Transformación.

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