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1 de septiembre 2020

Política

AMLO y el Estado disfuncional

Esta no es la mejor semana para el presidente López Obrador.

Por Bernhard Buntru

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Mientras que el presidente destaca los avances de su administración en el Segundo Informe de gobierno, los conflictos políticos ejercen cada vez más presión alrededor del mandatario y amenazan con estallar.

Como si no fuera suficiente enfrentarse con los gobernadores de los partidos de oposición, Andrés Manuel López Obrador sumó dos nuevos conflictos esta semana, así como varias renuncias. Y eso que apenas es miércoles.

En cuanto a las renuncias, los que dijeron adiós fueron el inconforme secretario de Medio Ambiente, Victor Toledo.

El otro que abandonó el barco de la 4T fue el oscuro subsecretario de Gobernación, Ricardo Peralta, hombre cercano al gobernador Enrique Bonilla.

Pero más allá de las renuncias que debilitan al gobierno lopezobradorista, lo que realmente pesa en el entorno del Ejecutivo son los conflictos políticos.

El primero: con Morena, su propio partido. Este martes, el mandatario federal dio el golpe sobre la mesa y pidió que se pusiera un alto a las pugnas internas que amenazan con tronar el partido, y que se manifiestan esta semana en la batalla por la presidencia del Congreso.

Pero parece que en Morena y sus aliados, algunos liderazgos prefirieron ignorarlo.

Y el segundo conflicto -quizá más delicado- con nada y nada menos que las dos figuras más importantes de la Justicia en México: el fiscal general Alejandro Gertz Manero y el presidente de la Suprema Corte, Arturo Zaldívar.

Aunque no queda claro si esto último fue un aplauso o una pedrada, lo cierto es que estos conflictos reflejan la disfunción de Estado en un momento en el que la clase política enfrenta su mayor división y tensión en décadas.

Porque a pesar del desgaste de los otros partidos, el presidente necesita de Morena para afianzar su proyecto para lo que resta del sexenio.

Y sobre todo, requiere de la voluntad del aparato de Justicia mexicano -encarnado en la Fiscalía y la Suprema Corte-, para concluir los megaprocesos de corrupción que hoy están en curso.

De lo contrario, de enemistarse con su propio partido o con los órganos judiciales, la capacidad de maniobra de la que ha gozado el presidente hasta ahora se vería reducida considerablemente. Y su futuro inmediato.. bastante complicado.

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