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8 de junio 2020

Economía

AMLO niega que préstamo de Banco Mundial implique mayor deuda

Sin embargo, el presidente reconoce que la depreciación del peso y la contracción de la economía son obstáculos para el cumplimiento del objetivo de no elevar el nivel de deuda pública como porcentaje del PIB.

Por Redacción Magenta

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La aclaración que hizo el presidente Andrés Manuel López Obrador sobre el préstamo de mil millones de dólares que la Secretaría de Hacienda solicitó al Banco Mundial el 19 de mayo ratifica la intención del gobierno federal de apegarse a una austeridad draconiana.

“Seguimos sosteniendo que no va a aumentar la deuda en términos reales”, dijo este lunes el Ejecutivo Federal, haciendo alusión al argumento de que la línea de financiamiento extendida por el Banco Mundial no representa un pasivo adicional a lo programado.

Al calificarlo como “una operación de rutina”, el presidente López Obrador secundó la explicación publicada en Twitter, una noche antes, por el subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio: “En resumen, este crédito no es adicional”.

Yorio, referido en el entorno financiero como el hombre de mayor confianza del secretario de Hacienda, Arturo Herrera, aclaró que los recursos proporcionados por el Banco Mundial no tienen un destino específico y no necesariamente van a financiar un programa de respuesta a la crisis sanitaria y económica derivada de la pandemia del Covid-19.

Es decir, la posición oficial no representa un aumento del saldo histórico de los requerimientos financieros del sector público (la medida más amplia de la deuda del gobierno y de las empresas paraestatales). Tampoco implica una expansión del gasto público abocada a estimular la demanda agregada. Se trata de una operación que afirma el compromiso del gobierno federal con el status quo.

La política económica del gobierno de Andrés Manuel López Obrador está sustentada en una idea ortodoxa de conservadurismo fiscal: mantener un superávit fiscal primario y no elevar el nivel de deuda pública como porcentaje del PIB.

La recesión global derivada de la pandemia del Covid-19, que de acuerdo al Banco Mundial será la más profunda desde la Segunda Guerra Mundial, pone en duda los objetivos fiscales de la 4T.

El presidente Andrés Manuel López Obrador reconoció en la conferencia mañanera del lunes que la depreciación del peso frente al dólar (15 por ciento desde que tocó un mínimo histórico en marzo de 2020) y la contracción esperada del PIB (10 por ciento de acuerdo a la estimación de Bank of America) complican la promesa de no elevar la deuda pública.

No obstante, redobló la apuesta por la austeridad, vinculando la extinción de fideicomisos públicos con ahorros estimados en el sector público por 500 mil millones de pesos. “Todo esto nos va a permitir contar con recursos suficientes para que no aumente la deuda”, dijo López Obrador.

La cifra de los 500 mil millones de dólares ha sido fuertemente cuestionada por analistas del sector financiero. El consenso es que los recortes al gasto público y la reestructuración de la operación del gobierno han llegado a su límite. Mariana Campos, analista de finanzas públicas de la organización México Evalúa, argumenta que el objetivo de ahorro sólo puede ser alcanzado si se concreta la extinción completa de los fideicomisos públicos.

Bank of America proyecta que la medida más amplia de deuda pública como porcentaje del PIB rebasará la barrera psicológica de 60 por ciento al cierre de 2020.

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