¿Cuánto falta para la elección?

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21 de junio 2019

¡Que alguien me explique!

Alito vuela solito

Con la renuncia de José Narro al PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, “Alito”, vuela solo hacia la presidencia nacional del partido. Con el apoyo de los gobernadores y pese a la oposición de Ivonne Ortega y Ulises Ruiz, esta candidatura representa el ala pragmática del priismo, que apuesta por la sobrevivencia en vez del antagonismo frente a AMLO

Por Ramón Alberto Garza

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La renuncia de José Narro a buscar la presidencia del PRI y su salida del partido fue la crónica de una muerte anunciada.

El intento de vender al ex rector de la UNAM y ex secretario de Salud como el Bernie Sanders mexicano, el abuelo que con su sabiduría y experiencia puede salvar del naufragio a la nación, no prosperó.

Lo que echó a perder las aspiraciones de Narro fue que el respeto que se le tiene al académico y funcionario no correspondía con algunos padrinazgos que lo buscaban imponer.

Alejandro Moreno Cárdenas, el popular Alito, vuela desde ahora solito para concretar su elección como nuevo dirigente tricolor, apoyado por el bloque de gobernadores priistas.

En congruencia, los otros dos muy menores candidatos –Ulises Ruiz e Ivone Ortega- también deberían decirle adiós a sus aspiraciones. Pero no lo harán, dividirán.

No se bajarán de la contienda porque ya se les asignó el papel de kamikazes. Se lanzarán a denunciar a Alito buscando que sus acusaciones lo aterricen. Pero al final el oaxaqueño y la yucateca terminarán renunciando a la candidatura y al PRI.

Lo que a cierto priismo no les gusta de la estrategia del gobernador con licencia de Campeche es que lo sienten muy condescendiente con el gobierno de la Cuarta Transformación.

Los priistas que se sienten ofendidos por la humillación de las pasadas elecciones presidenciales, en las que acabaron en un deplorable tercer lugar, quieren confrontar al presidente Andrés Manuel López Obrador.

Mas pragmáticos, Alito y diez de los once gobernadores tricolores prefieren tener capacidad de diálogo y de negociación porque –como sucedía cuando el PRI era gobierno- hay que reconocer que la sobrevivencia política viene de los apoyos federales. Como siempre.

Y ninguno de los mandatarios estatales del PRI quiere ver su tesorería maltratada, porque los tiempos de escasez que se viven no están para comprar pleitos que de arranque están perdidos.

Pero también existe otro factor: el de la sobrevivencia. Alito y los priistas que lo apoyan saben que de aquí al 2021 –cuando viene la elección intermedia- tienen que tener el oxígeno suficiente para no morir y salir a dar la pelea.

Si el gobierno lopezobradorista no muestra los resultados esperados en los dos años que faltan para esas elecciones en la que se renovará la Cámara de Diputados, el PRI que hoy parece muerto podría volver a la vida.

Ya sucedió en el 2009, cuando después de ser el tercer lugar en la presidencial del 2006 los priistas resurgieron de sus cenizas. La incapacidad de Felipe Calderón les permitieron a los tricolores retomar el control del Congreso y ganar la presidencia en el 2012. Haiga sido como haiga sido.

Pero los que se niegan a perder el control del partido, los que no supieron como mantenerlo en el poder, reniegan de que será otro grupo distinto al suyo el que tome las riendas del naufragio. No será la primera vez.

La primera se dio en 1987, cuando Cárdenas y Muñoz Ledo, de la mano de Echeverría, crearon la corriente democrática para bloquear a Carlos Salinas. Se cayó el sistema.

La segunda fue en 1988, cuando el ya presidente Salinas se sacudió a la vieja clase priista comandada por Jorge De la Vega, Carlos Sansores y Javier García Paniagua, para sacar adelante a su entonces cachorro Luis Dolando Colosio. Se patentaron las concertacesiones.

La tercera vino cuando el presidente Ernesto Zedillo buscó sepultar al Salinismo, dejando el PRI a la deriva y ocasionando otro gran quiebre bajo el liderazgo de Roberto Madrazo. Perdieron por primera vez la presidencia.

Solo con un liderazgo desde la oposición como el de Beatriz Paredes, el tricolor recuperó en 2009 el Congreso y se enfiló a recuperar la presidencia en el 2012. El PRIAN cubrió su factura, pero la malgastaron con un pésimo gobierno.

Por lo pronto esperen en los próximos días un guisado de mole oaxaqueño y cochinita pibil cortesía de Ulises Ruiz e Ivone Ortega. Buscaran boicotearle el vuelo a un Alito que luce imparable.

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