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20 de septiembre 2024

16 de septiembre 2024

¡Que alguien me explique!

Alito “El Malo”, el único bueno

A lo largo de los últimos meses, algunos prominentes priistas de los que llevaron al partido tricolor a perder en dos ocasiones la Presidencia -2000 y 2018- agarraron como deporte personal el “Péguele a Alito”. Buscan desde entonces, relevar a Alejandro Moreno de la Presidencia Nacional tricolor

Por Ramón Alberto Garza

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A lo largo de los últimos meses, algunos prominentes priistas de los que llevaron al partido tricolor a perder en dos ocasiones la Presidencia -2000 y 2018- agarraron como deporte personal el “Péguele a Alito”. Buscan desde entonces, relevar a Alejandro Moreno de la Presidencia Nacional tricolor.

Que si tenía acuerdos en lo oscurito con el presidente Andrés Manuel López Obrador; que si existían los expedientes suficientes para cuestionar su “‘mal paso” por la gubernatura de Campeche; que si iba a acabar como esquirol de la Cuarta Transformación o que si iba a vender caro su amor, como un aventurero político.

La historia de lo que sucedió tiene otros datos. Alito Moreno no se dobló ni para dar el voto en favor de revertir la Reforma Energética, ni apoyó la militarización de la Guardia Nacional. El precio que pagó es que le allanaran su casa, que le intimidaran a su familia, que lo espiaran y grabaran para que la gobernadora morenista, Layda Sansores, asumiera el papel de porro, golpeando un día sí y otro también a su antecesor en Campeche.

Y algunos de los priistas que reclamaban espacios, como Miguel Ángel Osorio Chong, traían agenda propia para derrocar a Alito Moreno. No en vano el secretario de Gobernación peñista jamás fue tocado por el pétalo de una crítica presidencial en la Mañanera. A pesar de los miles de millones de pesos desaparecidos a su paso por la secretaría de Gobernación, desde donde manejó también la Seguridad Nacional. Mejor optó por renunciar  al partido en el que algún día -¡oh, sueño guajiro!- pensó que lo haría su candidato presidencial.

Y la mayoría de los inconformes que se quedaron en el tricolor, y que hoy le echan a Alito Moreno en cara su dominio sobre el partido, son incapaces de mostrar una sola fotografía acompañando a Xóchitl Gálvez, la esforzada y valiente candidata de Fuerza y Corazón por México, que fue apoyada por el PRI. Poco o nada hicieron por el partido al que hoy reclaman como un trofeo y por el que ni una suela gastaron en esta última campaña presidencial.

Bueno, pues ese Alito Moreno al que algunos de sus militantes priistas lo califican como “El Malo”, fue el único bueno en el recuento de la oposición para votar en contra de la Reforma Judicial. El único que antes no se dobló y ahora tampoco lo hizo frente a los embates del presidente López Obrador. De hecho, fue el único de los dirigentes opositores que denunció públicamente, antes de la votación, las amenazas del gobierno de la Cuarta Transformación para comprar o para intimidar a los senadores del PRI.

A diferencia de “Markito” Cortés, del PAN, y de Dante Delgado, de Movimiento Ciudadano, a Alito Moreno no se le soltó ningún priista del bloque de contención en el Senado. Todos votaron en congruencia contra la cuestionada reforma, que pudo salir adelante gracias a la traición de un senador panista amenazado y al voto ausente de un senador emecista que dice que le intimidaron con la detención de su padre. Está por verse.

Estos son los momentos en los que se calibra a un líder. Cuando es capaz de convocar a los suyos a cumplir una causa y a ejercerla hasta sus últimas consecuencias. Y en el voto del Senado para la Reforma Judicial, el único bloque que sin fisuras mostró congruencia, fue el del PRI, el partido que preside “El Malo” de Alito Moreno.

¿Y cuál fue la respuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador frente al monolito no negociable del PRI? Pues que su presidenta del INE, la morenista Guadalupe Taddei Zavala, promoviera unas horas después de la votación, el desconocimiento de la reelección de Alito Moreno al frente del tricolor, aduciendo violaciones a procedimientos y estatutos en la elección de los dirigentes del periodo.

El inquilino de Palacio Nacional habría preferido tener como líder del PRI a Osorio Chong, porque con sólo sacarle los expedientes procesales de su colaboradora Frida Martínez, habría sido suficiente para que los tricolores también cedieran a uno o a dos de los suyos.

Pero algunos prominentes congéneres priistas, lejos de reconocerle a Alito Moreno el valor de mantener la congruencia entre lo que se dice y lo que se hace, al precio que sea, salieron a festejar que el INE arremetiera contra el único líder opositor que no presentó fracturas. Sólo les faltó hacer aquella famosa “Roqueseñal” de cuando, en contra de la voluntad popular, votaron el IVA al 20 por ciento.

Si Markito Cortés y Dante Delgado hubiesen replicado el liderazgo de Alito Moreno, la Reforma Judicial no pasa.

¿Alguien vio acaso el rostro de indignación del dirigente nacional del PAN cuando su senador Miguel Ángel Yunes Márquez votó en favor de la Reforma Judicial? Markito estaba más preocupado por salvar cara frente a los embates del padre, Miguel Ángel Yunes Linares, que por cerrar filas y salir a plantar cara frente a quien un día antes prometió, frente a las cámaras, que votaría en contra de aquella reforma.

¿Alguien vio que Dante Delgado solicitara indignado un aplazamiento de la sesión del Senado, cuando supuestamente el padre del senador naranja Daniel Barreda fue amagado y detenido, lo que dio pie para justificar la ausencia del emecista de la votación decisiva en el Senado? Todo ese script naranja quedó a la imaginación, porque ni la congruencia de Amalia García, ni la combatividad de Clemente Castañeda, mucho menos la enjundia de Luis Donaldo Colosio, se prestaron al juego de votar en contra o de ausentarse.

Pero estos son los momentos de las definiciones. De saber de qué están hechos los liderazgos. Y al final del día, el liderazgo de Alito Moreno, “El Malo”, acabó por ser el único bueno.

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