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¡Que alguien me explique!

Abróchense el tapabocas

La realidad de la pandemia y la recesión inminente se vuelven una situación cada vez más difícil de ignorar para el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. A pesar de ello, no se han tomado medidas extraordinarias par tiempos extraordinarios.

Por Ramón Alberto Garza

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El presidente Andrés Manuel López Obrador por fin le hablaría a los mexicanos en un mensaje a la Nación en el que anunciaría medidas para enfrentar la pandemia del Coronavirus.

El escenario era La Mañanera de ayer martes, a donde llegó escoltado por los secretarios de la Defensa y Marina, el secretario de Salud, el director del Seguro Social, integrantes del Consejo Nacional de Salud y el epidemiólogo Hugo López-Gatell.

Se esperaba un decreto de emergencia, como ya sucedió en casi todos los países del planeta que luchan contra el mortal contagio. Como ya sucedió en media docena de estados mexicanos, en donde anticiparon la crisis. Nada de eso.

Solo el enunciado de medidas como las de enviar a la burocracia a casa y promover la petición de que las empresas den un permiso con goce de sueldo a adultos mayores para que se resguarden en casa.

Medidas que ya fueron implementadas en la mitad del país, donde estados y municipios sí, ya declararon la cuarentena oficial, con medidas mas radicales, buscando impedir una mayor viralización del contagio.

La gran nota mañanera la dio Hugo López-Gatell, quien funge como timón designado en esta tormenta. Declaró iniciada formalmente la Fase 2 de la epidemia. Solo faltó el corte de listón o la placa conmemorativa.

Pero aunque ayer se dio el banderazo de la Fase 2, todos ya lo sabíamos. Desde el lunes la Organización Mundial de la Salud instaló a México en esta categoría. Pero en México mientras no lo diga López-Gatell, nada es oficial. Aunque la OMS y todo el mundo ya lo sepan.

Nos enteramos también por el subsecretario de Salud que en el último año se han buscando 43 mil profesionales de la salud. Van contratados mil. Faltan 42 mil.

La presentación del Plan DNIII de la Marina y la Defensa fue muy limitado. Un informe de lo que se tiene disponible, incluyendo 3 mil 694 profesionales de la salud que no existen. De acuerdo a la hoja presentada están “por contratar”.

De las camas disponibles solo hay 103, pero se presentan 3 mil 70 “por establecer”. Es decir, que todavía no existen. Y se implemetarán en 5 fases.

Y en la presentación de la capacidad de la Marina para casos graves en hospitales, incluyendo Región Golfo, Mar Caribe, Centro y Pacífico, en 8 hospitales, hay solo 79 camas disponibles. Si, no hay error. 79

Aparte se incluyen 4 mil camas en lo que llaman centros de Aislamiento Voluntario, es decir, en instalaciones de la tropa. No son hospitales.

Lo que intentamos decir es que muy poco, por no decir nada, lo que se transpiró de emergencia en el anuncio tan esperado de ayer en La Mañanera.

Y el decreto de apoyos económicos y fiscales tampoco cristalizó. Solo se dijo que se van a adelantar los apoyos a los mexicanos de la tercera edad, que se van a dar un millón de créditos a pequeños negocios –sin decir montos, ni reglas- y que a pesar de la crisis la Refinería de Dos Bocas, el aeropuerto de Santa Lucía y el Tren Maya van para adelante.

El presidente López Obrador dijo que existían 400 mil millones de pesos en caja, de guardados. No aclaró si eran excedentes presupuestales del 2020 o del fondo de contingencias heredado y del que ya nos gastamos la mitad en el primer año.

Y el sector privado pasmado. Amanecieron noqueados por el duro e infame golpe de la cancelación de la cervecera Constellation Brands, que echa por la borda mil 400 millones de dólares de inversión extranjera privada. El quiebre con los empresarios de México. Y a esperar las consecuencias con el T-Mec.

Lejos estamos en México de apoyos como los 2.5 trillones de dólares que el Congreso de los Estados Unidos le pondrá a disposición a sus ciudadanos y a sus empresas. Además de que aplazó para el 15 de julio la declaración anual de impuestos.

O lejos de Canadá, que también aplazó la declaración anual de impuestos, subsidiará empleos en peligro con reducciones al ISR, además de cooperar con instituciones financieras para facilitar créditos.

Ni que decir de Francia, que también aplazó no solo el pago de impuestos, sino del seguro social, y dará ayudas directas sobre créditos fiscales, además de apoyo a los gastos de vivienda y renta de establecimientos afectados, como restaurantes.

Todo indica que tendremos que esperar a la Fase 3 para ver si ya entendimos que estamos frente a una emergencia global.

Y que el oxígeno pronto no será suficiente no solo para los crecientes contagiados, sino para las empresas pequeñas, medianas y grandes que emplean a millones de mexicanos –trabajadores y empresarios- que se asfixian hoy ante lo inédito y lo incierto.

Por eso decimos que frente al Coronavirus en México no hay que apretarse el cinturón, sino el tapabocas.

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