Donald Trump: El bully perfecto

Nos han dicho que los buenos siempre ganan…

Pero no en la política.

Donald Trump está lejos de ser el bueno de la película

Sin embargo, es el bully perfecto; aunque nadie lo quiere, la mayoría de las veces se sale con la suya

Su visita a México ha sido una jugada maestra

Como todo buen bully, el empresario sacó todo el provecho posible del “detalle diplomático” de Peña Nieto y no solo aceptó la invitación, si no que decidió cuándo y a qué horas llegar.

Bueno, ni la propia secretaria de Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz Massieu estaba al tanto de que su gobierno iba a recibir a Trump en Los Pinos.

Ya una vez instalado en la casa del vecino, el candidato republicano se regodeó en su mala educación.

Estuvo desinteresado por completo del -ciertamente gris- discurso de su anfitrión, alardeó sobre el incómodo tema del muro y rompió el protocolo para responder las preguntas de quien la gana le dio.

No conforme con hacer trizas la ya de por sí desgastada imagen de Peña Nieto en México, Trump regresó a su país solo para seguir con el bullying.

A pocas horas de su reunión con el mandatario mexicano, en Arizona, insistió en que México pagaría el muro y para que quedara más claro lo puso dos veces en su Twitter.

Además, fue a cuanto show pudo para seguir con el banquete de burlas.

No importa si Peña Nieto le dijo en privado y de manera “muy enfática”, que México no pagaría ese muro.

Lo único realmente importante para el magnate son los números y esos están a su favor.

Tras la visita, el candidato republicano despuntó. La más reciente encuesta de CNN detalla que Trump está al frente con 45% de las preferencias, contra 43% de Clinton.

Y como cereza en el pastel, Trump consiguió asestar un estratégico golpe: La demócrata Hillary Clinton rechazó la invitación de Peña Nieto.

Así de rebote, el magnate eliminó de sopetón la única y pequeña posibilidad de que el gobierno mexicano pudiera resarcir su error.

En un extracto de una entrevista con ABC News, Clinton respondió simplemente «no» cuando se le preguntó si viajaría a México antes de la elección del 8 de noviembre.

Gracias, Trump.