Bastøy, la prisión ecológica

Bastøy es la primera cárcel ecológica del mundo y, a pesar de que alberga delincuentes, el lugar es un espacio abierto: sin rejas, ni bardas. Está ubicada en Noruega, en la isla Bastøy que abarca cinco acres.

Esta prisión de baja seguridad es la más grande de Noruega y abarca casi toda la isla. El modelo del lugar es único porque está organizado como una pequeña comunidad que tiene calles definidas, espacios culturales y deportivos, zonas de cultivo, un bosque, una playa,  tiendas, biblioteca, servicios de salud, iglesia y escuela.

Por si fuera poco, la mayor parte es sustentable: los prisioneros cultivan su comida, reciclan sus desechos y manejan carros eléctricos. El objetivo, además de rehabilitar, es lograr que reducir las emisiones de dióxido de carbono y concientizar sobre el impacto ambiental.

Este lugar está basado en la teoría de la ecología humana que se preocupa por las relaciones entre las personas y su espacio, y se enfoca en cómo los humanos funcionan en comunidad, influenciados entre sí y por la naturaleza.

Al final, el objetivo es que los habitantes de Bastøy se reincorporen a la sociedad más conscientes sobre sí mismos y sus acciones, ya que la sentencia máxima en Noruega es de veintiún años.