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26 de enero 2021

Opinión

#YoQuéVoyASaber | Vendamos caro nuestro like

Yo qué voy a saber

Ser Youtuber es un negocio, pero nuestros clics definen si es uno que hace dinero con violencia y contenido basura o uno que aporta. Dejemos de pagar por opiniones estúpidas. Vendamos caro nuestro like.

Por Carolina Hernández

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El mismo día que esta mujer contaba su historia de abuso, un Youtuber grabó un video para opinar del tema.

Pero al visitar su página aparecía un texto que decía que si querías ver su video, te suscribieras a su canal.

Algo así como “¿quieres saber lo que pienso? hazme ganar dinero”

Cuando las críticas llegaron, no solo por su opinión si no por tratar de monetizar en medio de un tema así, subió otro video para disculparse… pero esta vez fue de acceso libre.

Porque para los Youtubers se pueden meter con todo, menos con su dinero.

La declaración de Nath Campos generó una ola de acusaciones de otras mujeres que también señalaron haber sido víctimas de abuso.

Grabar videos íntimos sin su consentimiento, violencia emocional, acoso, apología de la violación y “bromas” cargadas de machismo, por decir lo menos.

Y en los nombres de esos Youtubers señalados hay un denominador común… el “No me revientes crew”.

Como señora que soy, fui a buscar qué era porque, por supuesto, no tenía idea de su existencia. 

La definición de lo que hacen me pareció una joya.

“Un particular ingenio en el que reluce la irreverencia social y euforia descarrilada, conformando un conjunto de ocurrencias disparatadas al estilo stand up”

Su página tiene más de 2 millones de seguidores, pero entre todos los otros mencionados, se suman cientos de millones de fans.

Cientos de millones de personas que les han hecho pensar que su “irreverencia” les da inmunidad. 

Cientos de millones de personas que celebran su “euforia descarrilada” y les hacen creer que no tienen consecuencias.

Cientos de millones de personas que comparten sus “ocurrencias disparatadas” y les dan el poder de hacer lo que les parezca sin que nadie los cuestione.

Sin embargo, resulta que el poder está del otro lado de la pantalla. 

El poder está en nuestro like. 

En nuestros compartidos. 

En el clic que le damos para suscribirnos a su canal y que al final, para ellos representan dinero.

En México, un Youtuber puede llegar a ganar 800 mil pesos por mes.

El negocio de estos personajes es tan grande, que ahora mismo en España hay un escandalazo porque los Youtubers más importantes de ese país se están mudando a Andorra para pagar menos impuestos.

La lista de los Youtubers que se han mudado al pequeño país, que supone un paraíso fiscal, es tan larga que de los diez con más suscriptores en España seis viven allá.

Y está perfecto. Ser Youtuber es un negocio, pero lo que debemos entender es nuestro like, nuestra suscripción, nuestro share define a qué clase de contenido le daremos más poder.

Que en nuestros clics está la facultad de hacer que se ganen su dinero sin violencia, sin acoso, sin machismo, sin basura.

Dejemos de pagar por opiniones estúpidas. 

Dejemos de ser parte de un negocio que endiosa la mediocridad y la ignorancia. 

Dejemos de darle nuestro tiempo a abusadores. 

Dejemos de celebrar el acoso. 

Porque, como ya lo vimos, no es la primera vez que estos “ingeniosos e irreverentes” son señalados por conductas violentas o inapropiadas.

…pero de nosotros depende que sea la última. 

Vendamos caro nuestro like. 

No permitamos que abusen también de nosotros.

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