22 de febrero 2022
Opinión
#YoQuéVoyASaber | ¿Qué diablos es la gentrificación?
Yo qué voy a saber
La gentrificación en la CDMX fue la suma de la torpeza gubernamental para administrar los permisos y la avaricia de los dueños de las casas viejas que empezaron a vender a sobreprecio… no una gringa que postea un tuit
Por Carolina Hernández
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Este tuit le recordó a muchos que en este país existe la gentrificación. Y se enojaron durísimo con la gringa acusando a los extranjeros de ser la causa de todo mal…
Y pon tú que sí, pero no…
Porque -al menos en la CDMX- esa gentrificación no comenzó con la gringa que hace trabajo en casa ni con Mateo, el argentino poniendo un restaurante de cortes.
Comenzó en el 2000, cuando el jefe de gobierno del entonces Distrito Federal publicó un decreto llamado Bando 2, que pretendía revertir el crecimiento desordenado de la ciudad y el despoblamiento de las áreas centrales…
Spoiler: no lo logró.
Spoiler 2: el jefe de gobierno era Andrés Manuel López Obrador.
Parece que para el señor presidente esta no es su semana para hablar de temas inmobiliarios.
Pero vamos por partes.
¿Qué es exactamente la gentrificación?
Ese concepto casi impronunciable que fue tendencia apenas la semana pasada, pero que lleva desplazando clasemedieros en todo el país desde hace más de dos décadas.
En términos básicos, la gentrificación es cuando una zona cambia su “estatus” social.
Así, una horda de burgueses clasemedieros llega a desplazar a las personas de estatus económico inferior y la demanda inmobiliaria se internacionaliza y encarece.
En la Ciudad de México hay un registro preciso de cuándo comenzó:
El 2 de diciembre del año 2000, cuando se decretó el Bando número 2, por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Ese decreto prohibía la construcción de conjuntos habitacionales en nueve de las 16 delegaciones políticas del DF y lo permitía en las cuatro delegaciones centrales, dando facilidades y créditos para hacerlo.
Ciertamente era una movida que debía hacerse, pues la ciudad estaba creciendo desenfrenada hacia los lados, pero es un hecho que con esa modificación, algunas zonas comenzaron a revalorizarse y los predios aumentaron su precio hasta en un 500% en cinco años, llegó la especulación inmobiliaria, los inversionistas, las remodelaciones, los extranjeros… y Carlos Slim.
Y es que, de acuerdo con un análisis del Instituto Politécnico Nacional, el magnate mexicano llegó a tener 79 predios en la zona.
Con esos datos sería correcto decir que primero los pobres fueron los desplazados a partir de una política pública, decretada por el hoy presidente.
Una política, por cierto, calificada por algunos expertos como urbanismo neoliberal, es decir, crear todas las facilidades para que el capital inmobiliario financiero invirtiera masivamente en algunas zonas de las ciudades.
Pero, aunque los chilangos lo duden, no todo gira alrededor de ellos.
Y eso que pasa en la Condechi, en la Roma y en la del Valle ni es nuevo ni exclusivo de la CDMX.
San Miguel de Allende, Puerto Escondido, San Cristóbal de las Casas, Mérida, Mazatlán, Puerto Vallarta y prácticamente todos los destinos turísticos, por mencionar solo algunos lugares que han sido gentrificados desde hace años, afectando la vida cotidiana de miles de personas.
La lucha por el territorio se ha dado en muchos pueblos, en donde pobladores que por generaciones han vivido en una zona, son expulsados debido a esa cruel conquista urbana de lentes de pasta y té chai.
Porque, además, la gentrificación no es propia de los extranjeros.
Es también consecuencia de las decisiones de una clase dominante local que paga cantidades fuera de toda lógica por pertenecer al “espacio de moda”.
¿Y las leyes?
De acuerdo con la OCDE, en México, el sector de la construcción es el segundo donde ocurren más sobornos.
Y tan solo en la Ciudad de México, el marco jurídico del desarrollo inmobiliario es difuso y complejo, ya que se conforma de -por lo menos-, ocho instrumentos entre leyes, códigos, reglamentos y programas.
Pero la Jefa de Gobierno ya dijo que el cártel inmobiliario en CDMX se acabó… Además, ‘orita’ está ocupada promoviendo lo que le dijeron que no debía de promover.
Así que, para ella, tampoco son buenos tiempos para hablar de temas inmobiliarios.
Y soporten.
Entonces, en resumen: la gentrificación en la CDMX fue la suma de la torpeza gubernamental para administrar los permisos y la avaricia de los dueños de las casas viejas que empezaron a vender a sobreprecio… no una gringa que postea un tuit desde su trabajo en casa.