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Opinión

#YoQuéVoyASaber | Bendito sea el que no sabe

Yo qué voy a saber

El día que se informó que la muerte de Marisol fue uno de los “daños colaterales” del ataque en el Palacio Municipal de Guaymas, AMLO estaba más preocupado por desayunar… Porque bendito sea el que no sabe

Por Carolina Hernández

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El día que se informó que la muerte de Marisol fue uno de los “daños colaterales” del ataque en el Palacio Municipal de Guaymas, Andrés Manuel estaba más preocupado por desayunar que por otra cosa.

Porque en su mente, él está convencido de que la violencia es un invento de los conservadores para hacerlo quedar mal.

Marisol tenía 18 años y la mataron en una marcha pacífica contra la violencia de género, pero las autoridades dijeron que el ataque estaba dirigido contra el secretario de Seguridad municipal y no contra ella, o las demás mujeres en la manifestación; entonces, podemos seguir diciendo que este es el gobierno más feminista que hemos tenido y podemos desayunar en paz.

En México, hablar de las cifras de la violencia contra las mujeres parece inútil.

Por un lado, el presidente siempre tiene otros datos y por otro -el peor, creo yo- nos hemos acostumbrado tanto a escuchar esos números, que cada vez impactan menos.

Además, Andrés Manuel de verdad está convencido no solo de que su gobierno es el más feminista, si no de que ahora sí se combate la violencia contra las mujeres.

El asunto es que entonces su combate es ineficaz.

Porque en los datos del propio gobierno, los primeros cinco meses de este año, los feminicidios se han incrementado 8% con respecto al mismo periodo del año pasado.

Las violaciones aumentaron un 30%, en comparación con los mismos meses de 2020.

Son cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública y en ellas hay que considerar que, en este país, alrededor del 90% de los delitos no se denuncia, por lo que los números reales podrían ser muchísimo más altos.

El asunto es que, mientras el presidente menosprecie el problema, ninguna estrategia funcionará. Y el presidente menosprecia el problema, porque ni siquiera lo entiende.

Y es difícil combatir un problema que no se entiende, pero más uno que ni siquiera se reconoce.

En 2020, el Comité de la Convención sobre la Eliminación de Todas la Formas de Discriminación contra la Mujer recomendó al gobierno asegurar recursos suficientes para desarrollar políticas públicas que garantizaran la igualdad y así combatir la violencia de género.

Para el 2022, el Gobierno de México destinará un 3.3% del Presupuesto en reducir la desigualdad de género, pero casi el 90% de esos recursos se irá a los llamados “programas prioritarios”, mientras que la mayoría de los programas que atienden a víctimas de violencia verán recortado su presupuesto.

Por ejemplo, a las Acciones para implementar las alertas de género en el país se les quitó el 3.6% del presupuesto, eso, a pesar de que hay 22 estados que tienen activado este mecanismo contra la violencia.

El primer paso para resolver un problema es aceptar que existe.

Mientras el presidente siga pensando que poner mujeres en su gabinete es equidad -aunque no sean tomadas en cuenta- y mientras un día se nombre feminista y otro diga que el feminismo es un invento neoliberal para hacerlo ver mal, poco va a cambiar.

Mientras siga poniendo vallas alrededor de Palacio y alrededor de su mente para no ver el grave problema de violencia feminicida que se vive en el país, nada va a cambiar.

Y mientras siga abrazando sus otros datos, nos seguirán matando y a él le seguirá pareciendo más importante irse a desayunar.

Porque bendito sea el que no sabe, pues ni siquiera sabe, que no sabe.

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