4 de agosto 2020
Opinión
#YoQueVoyASaber | ¡Que alguien piense en los niños!
Yo qué voy a saber
En este país lo que más nos importan son los niños, por eso, no queremos que las mujeres aborten ni que las personas del mismo sexo se casen. Los niños no nacidos son más importantes que los 40 millones que ya viven en pobreza o los más de 4.5 millones que son víctimas de abuso sexual.
Por Redacción Magenta
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En este país lo que más nos importan son los niños.
Por eso, no queremos que las mujeres aborten, porque valoramos la vida de este embrión de 12 semanas que de hecho ya es una persona desde el momento mismo en que el óvulo fue fecundado.
Por eso, tampoco queremos que las personas del mismo sexo se casen, porque obvio no pueden tener hijos y ¿qué es un matrimonio sin hijos? nada, un enorme hueco social.
Por eso, el pasado fin de semana en Veracruz dijeron no a la despenalización del aborto y en Baja California dijeron no al matrimonio igualitario.
Porque es nuestra obligación como sociedad proteger a las criaturas ¿verdad?
En México, miles de niños y niñas viven en situación de calle. Los más pequeños son parte de la tercera generación que nace, crece y muere sin tener un hogar fijo.
De acuerdo con datos del Inegi, en nuestro país hay 40 millones de niños y niñas que viven en pobreza y 4 millones, en pobreza extrema. Es decir que no tienen para comer.
Además, en México 1 de cada 10 menores de 5 años tiene desnutrición crónica y es el segundo país de América Latina con mayor prevalencia de trabajo infantil.
Más de 2 millones de niños y niñas en este país tienen que trabajar para vivir.
Todavía hay más datos. Según cifras de Animal Político en el 2019 había casi 500 niños entre los 0 a 6 años que viven en los centros penitenciarios del país, junto con sus madres.
También, en este país tan preocupado por la niñez, cada año, más de 4 millones y medio de niñas y niños son víctimas de abuso sexual.
Eso nos pone en el primer lugar en todo el mundo en estos delitos.
Todas esas cifras son alarmantes, tristes, ofensivas y hasta inmorales.
Que una mujer decida sobre su cuerpo no es inmoral.
Que una pareja, sin importar su sexo, decida casarse no es inmoral.
Es un derecho.
Lo que se peleó el fin de semana fue el derecho legal que tenemos todas las personas a decidir sobre nuestras vidas.
Se peleó en un estado laico. Es decir, en un estado que funciona de manera independiente a toda religión.
Dios puede castigar a las mujeres que abortan y a las parejas del mismo sexo que se amen. Para eso es dios. Pero la ley, debe permitirles hacerlo. Porque una ley no debe decidirse con el rosario en la mano.
En el caso del aborto, la despenalización no es para permitirle a las mujeres interrumpir un embarazo no deseado.
Las mujeres ya están abortando, de hecho de acuerdo a organizaciones de la sociedad civil se estima que en México se realizan entre 750 mil y un millón de abortos clandestinos cada año.
La despenalización del aborto es para proteger la salud de quienes deciden hacerlo y para garantizar que su derecho a decidir sea respetado.
En el caso del matrimonio igualitario es básicamente lo mismo. El estado debe garantizar a todos los ciudadanos, sin importar su preferencia sexual, su derecho a decidir con quien casarse.
Pero el argumento de quienes están en contra es tan medieval como la pandemia que vivimos.
¿En serio?
Yo sabía que la misión de casarse era beneficiar al estado y a la sociedad… yo toda estúpida pensando en el amor.
Tampoco tenía la información de que debía dotar de futuros ciudadanos.
¿Qué hay entonces con los matrimonios que son infértiles o con aquellos que simplemente no deseamos tener hijos porque estamos viendo como son algunos de intolerantes?
¿Se invalida nuestro matrimonio?
¿Y el dineral que gastamos qué?
No, a quienes están en contra de la despenalización del aborto y del matrimonio igualitario no les importan los niños. Les importa imponer sus creencias religiosas por encima de los demás. Y están en su derecho… siempre y cuando no sean ley, porque la ley no se basa en la religión.