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3 de julio 2025

25 de noviembre 2020

Opinión

#YoQuéVoyASaber | El mal viaje del Senado

Yo qué voy a saber

Quienes celebraron la legalización de la marihuana pueden ir apagando su entusiasmo, pues lo que hicieron los senadores fue abrir las puertas a un lucrativo negocio, que como ya es costumbre, beneficiará solo a unos pocos. Los legisladores no pensaron ni en la paz del país, ni en los consumidores, ni en los campesinos.

Por Carolina Hernández

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Yo no juzgo a la diputada Nayeli -aunque TikTok sí porque le cerró su perfil- solo digo que su celebración ni al caso porque el Senado no aprobó la legalización de la mariguana.

Lo que hicieron los senadores fue abrir las puertas a un lucrativo negocio, que como ya es costumbre en este país, beneficiará solo a unos pocos y seguirá criminalizando a los consumidores.

Así que a la diputada del PES le convendría más apagar su pipa y ponerse a trabajar con sus compañeros, porque cuando esta propuesta se pase a la Cámara de Diputados uno esperaría que la revisen con seriedad.

El dictamen aprobado por los senadores sobre la despenalización y regulación del consumo personal lúdico de la marihuana poco o nada tiene qué ver con el derecho a las garantías individuales, ni con el loable deseo de pacificar el país y mucho menos con beneficiar al -muy jodido por cierto- campo mexicano.

La simulación de nuestros legisladores, primero, llega dos años después de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación declarara que es inconstitucional prohibir el uso recreativo de la mariguana, y les diera como plazo el 15 de diciembre de 2020 para tomar una decisión sobre el tema y no caer en desacato.

Es decir, lo hicieron porque no tenían de otra.

Pero además, básicamente se concentraron en crear un proyecto que favorece a las grandes empresas para que puedan cultivar, cosechar y distribuir la mariguana, desplazando a los campesinos, criminalizando a consumidores, y -por supuesto- quedándose con toda la ganancia de este millonario negocio.

Contrario a la discusión en redes de si es “buena” o “mala” la mariguana, en el senado la discusión giró un poco más en todo a cómo podrían sacarle provecho a un negocio que, de acuerdo a estimaciones del Grupo Promotor de la Industria de Cannabis, para el 2025 generaría una derrama económica de entre 8 mil y 10 mil millones de dólares en México.

Y tan convencidas están las autoridades de que hay un dineral de por medio, que aun ni se legaliza y la Secretaría de Hacienda ya dijo que si se aprueba, se va a tener que gravar y se va a tener que gravar con el IEPS.

Pero todo ese negociazo, obviamente, no es para los campesinos, los dueños de la tierra, esos a los que les prometieron que la despenalización les permitiría cultivar y vender sin tener que estar sometidos a los cárteles del crimen organizado.

No no no, para ellos no.

Porque sí, aunque en teoría, la legislación también los contempla, la regulación para ese sector es excesiva y parece hecha para sacarlos de la jugada.

Los campesinos que quieran sembrar mariguana y pertenecer al mercado legal deberán cumplir los mismos y costosísimos requisitos que las transnacionales. Porque eso es muy lógico y fácil de cumplir.

Entonces básicamente estos campesinos estarán destinados a ser empleados de las grandes empresas gringas y canadienses, quienes por cierto ya tienen toda la infraestructura necesaria para el cultivo y se frotan las manos en espera de que la cámara de diputados les de el go.

Luego, vienen los consumidores.

Como los senadores decidieron hablar de una regularización sin despenalización, la criminalización se mantiene, pues la posesión simple sigue siendo delito.

La diferencia es que ahora en vez de 5 podrás traer 28 gramos, pero como quiera si te encuentran una bolsita con mariguana, igual te pueden detener y llevar al MP si la autoridad, a ojo de buen cubero, calcula que lo que llevas no son 28 gramos si no, 29.

Y sí, de nuevo hablaremos del privilegio.

Porque, una vez legalizada habrá un hermoso mercado legal y super hipster para quienes puedan comprar motita elegante en la Condesa y Polanco, en las playas más nice y en San Pedro, obvi.

Pero ese mercado va a ser inaccesible para otros consumidores menos privilegiados que, seguramente, van a segur recurriendo al Kevin su dealer de confianza del mercado negro.

Así que no, al final los senadores ni regularon un derecho ni pensaron en los campesinos ni en los consumidores ni en la paz del país ni en las reumas de doña Jose ni en nada que no fuera el privilegio, el negocio y los intereses de las empresas transnacionales y ese sí que es un muy mal viaje.

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