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Virus del desorden

El gobierno de la 4T está infectado de un nuevo virus: el del desorden y los serios cuestionamientos de algunas de sus compras frente al covid-19.

Por Ramón Alberto Garza

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El gobierno de la Cuarta Transformación está infectado de un nuevo virus: el del desorden y los serios cuestionamientos de algunas de sus compras frente a la emergencia de la pandemia del Coronavirus.

Solo en el caso de los ventiladores para atender a los pacientes graves, existen por lo menos –en proceso- tres adquisiciones, cada una hecha de manera directa, por tres dependencias distintas, comprados a proveedores distintos y a precios elevadísimos.

La más conocida es la compra por adjudicación directa que hizo el Seguro Social de dos mil 500 ventiladores comprados a China por la empresa Levanting Global Services, propiedad de Valdemar Pérez y cuyo precio de 30 mil dólares cada uno levantó muchas cejas.

Peor aún, cuando la agencia Bloomberg reveló ayer que la empresa china a la que presuntamente se le pidieron los ventiladores desconoce el pedido, a la empresa que hizo el contrato con el Seguro Social y al intermediario.

Si tenemos trato directo con el gobierno chino, ¿por qué necesitamos de intermediarios para esa compra?

La otra es una compra directa de otros mil respiradores desde la Subsecretaría de Hacienda, a una consorcio mexicano intermediario de un fabricante italiano. El precio supera los 36 mil euros por cada ventilador.

¿Qué tienen que hacer funcionarios de Hacienda buscando ventiladores y negociando con otro intermediario en lugar de buscar directamente al proveedor italiano?

Y la tercera compra directa es la de otros mil 330 ventiladores a Suiza, España y China, que la Secretaría de la Defensa Nacional esta operando con José María Tapia Franco, propietario de Soluciones Integrales en Gestión de Riesgo y quien manejó el Fondo de Desastres Naturales –adscrito a Gobernación- en el sexenio de Enrique Peña Nieto.

De nuevo ¿qué tiene que hacer la Sedena asignando contratos del sector salud a un intermediario del sexenio al que tanto censura por su herencia el presidente López Obrador?

Lo que exhiben estas compras urgentes, desordenadas y a precios muy inflados, porque dicen que los baratos los entregan hasta junio o julio, es no solo un manejo ineficiente sino incluso perverso de los recursos públicos.

Lo primero que dejan en claro estas compras urgentes es la gran mentira de Hugo López-Gatell.

El epidemiólogo en jefe del Coronavirus en México no se cansa de decir en sus conferencias que desde enero previó la crisis que se venía.

Si eso fuera cierto, desde enero o principios de febrero habría salido a comprar a ventiladores, pagando lo justo, no precios inflados por la demanda.

Tan es falso que estábamos listos, que López-Gatell no solo no buscó traer los ventiladores para la emergencia, sino que vendió los cubrebocas que teníamos a China, porque aquí no se iban a necesitar. Igual que los ventiladores.

Y si quieren comprobar el drama de la improvisación, el contrato de la compra de los ventiladores de la Sedena le fue firmado al intermediario apenas el 30 de marzo, hace 15 días, cuando la pandemia ya estaba en su apogeo y todos estábamos en cuarentena. ¿Eso es previsión sanitaria?

Lo segundo que queda claro es que, al igual que lo que ya sucedió con las vacunas, con los medicamentos del cáncer y con los del VIH –todas esas crisis autoría de López-Gatell–, no existe un orden en las compras de materiales sanitarios para enfrentar la pandemia.

¿Por qué no centralizar esas comprar urgentes, para que se hagan de manera más ordenada, con mejores capacidades de negociación frente a proveedores por el monto de las decenas de millones de dólares que se están negociando?

Con la experiencia que ya vivió como jefe de Gobierno de la Ciudad de México con la Influenza del 2009, el canciller Marcelo Ebrard no solo tiene la experiencia necesaria.

Ya demostró su eficiencia al negociar con China la adquisición urgente de materiales sanitarios que hoy están llegando a México en 20 vuelos, operados ex profeso para la emergencia.

¿Por qué no hacer lo mismo con los ventiladores, la mayoría de los cuales vienen de China?

Si estamos en una “guerra”, el actual del gobierno está obligado a crear un Estado Mayor que conduzca la procuración centralizada de los abastecimientos, para que se enfrente correctamente la contingencia.

Y por cierto, es injusto que le endosen a Zoé Robledo la responsabilidad de la crisis sanitaria en algunos hospitales del Seguro Social. Ese drama lo vio venir a tiempo su antecesor, Germán Martínez, cuando denunció que se iba por los recortes draconianos que desde Hacienda le hicieron al sector salud. Zoe heredó ese yugo y en los 10 meses todavía no se lo quitaba. Hoy pagamos con muertes la consecuencia.

¿Podríamos por lo pronto pedirle al previsor epidemiólogo López-Gatell que en una de sus conferencias transparentara cada una de esas compras, a quiénes y por qué se le adjudicaron los contratos y a qué precio se compraron los ventiladores, y de paso que nos diga por qué no los compramos dos meses antes? Les pronosticamos que le va a faltar el aire.

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