Una Cumbre de humos y nubes

‘No es sencillo subir a una cumbre de Jefes de Estado para acabar perdido entre tantos humos que confunden con las nubes, subestimando a todos los de abajo’. Eso lo canta Alberto Cortés en la Parábola de Uno Mismo.

Y en la Cumbre de Líderes de América del Norte, en la que el presidente Andrés Manuel López Obrador fue el anfitrión de sus colegas Joe Biden, de Estados Unidos, y Justin Trudeau, de Canadá, nos quisieron confundir con demasiados humos y apenas logramos descubrir algunas escasas nubes.

La primera niebla se dio cuando desde la Casa Blanca, a las siete de la mañana de ayer martes, se difundió un comunicado oficial con los acuerdos del encuentro de alto nivel. Y eso no sería un conflicto, a no ser porque el encuentro y las pláticas entre los tres mandatarios todavía no se iniciaban en Palacio Nacional.

Sin duda fue una flagrante violación al protocolo y una falta de respeto de Estados Unidos hacia Canadá y México. Pero nada de “descuidos”. Había que dejar en claro quién dirigía la orquesta.

De toda la parafernalia de ruidos nos quedamos con cuatro temas. Migración, Drogas y Cárteles, el Reemplazo de China y el Cambio Climático.

En Migración es evidente que ninguno de los tres países tiene una estrategia clara, mucho menos una conjunta. Y todos quieren que México sea el portero que detenga los goles migratorios. Que los deportados, los indeseables, sean bienvenidos y apapachados en territorio mexicano. Que la vigilancia de la frontera sur sea pagada desde la austeridad franciscana de la Cuarta Transformación. Curioso que naciones que claman por mano de obra que no tienen, no acaben por darle una salida decorosa y humana a esa migración.

En Drogas y Cárteles, el presidente Biden fue muy claro y puso el tono de alarma. Urge detener la producción y el tráfico del mortal fentanilo. Y el camino es confrontando y capturando a quienes fabrican esa potente droga con los precursores chinos que ingresan de contrabando por puertos y aduanas mexicanas. Aquí se coopera actuando en conjunto, intercambiando información o habrá cuello. ¿Alguien vio en alguno de los pasillos de la Cumbre a Alejandro Gertz Manero?

El caso de Ovidio Guzmán fue sofocado por una improvisada “mañanera”, en donde una larga respuesta de casi media hora del presidente López Obrador, le atajó la respuesta que sobre el tema le pedía la periodista Sara Pablo, de Radio Fórmula, al presidente Biden. El mandatario estadounidense dejó constancia de que no lo dejaron responder la pregunta que le hicieron.

En materia económica, de negocios constantes y sonantes, Oriente dejó de ser confiable. La preocupación por lo que pasó en la pandemia con la proveeduría de China a las cadenas de producción de América del Norte encendió los focos rojos.

Hay que reemplazar las fábricas de China por el “nearshoring” en las fronteras de los tres países. Los semiconductores son la prioridad, porque hoy son la causa de la crisis en la producción de todo lo que huela a tecnología, desde computadoras, teléfonos, televisores, electrodomésticos hasta autos. No pierdan de vista a Alfonso Durazo y el litio del Plan Sonora. Están muy en la agenda.

El anuncio del Comité de los 12, en donde cuatro integrantes de cada país buscarán en conjunto el reemplazo de las importaciones para no ser dependientes, luce como un excelente primer paso. Marcelo Ebrard, Rogelio Ramírez de la O, Raquel Buenrostro y Alfonso Romo serán los cuatro que vistan la camiseta de la selección nacional.

Y no podía quedar fuera de la agenda principal la insistencia de Estados Unidos y Canadá para cerrar filas en torno al Cambio Climático, a la emisión de gases, al control en la generación de contaminación y el calentamiento global por carbón y por metano. ¿Alguien les pasaría copia del acuerdo a Rocío Nahle y Manuel Bartlett?

Por lo demás faltó grandiosidad, pompa y circunstancia para la ocasión a una escenografía pobre en Palacio Nacional. Aquello parecía más una asamblea escolar que una Cumbre del bloque económico más poderoso del planeta.

Detrás de cámaras, sin duda, se dieron los “entrelíneas”. Los más fuertes jaloneos de los cuales ya nos iremos enterando. Porque aquí, tanto para el presidente de México como para el de Estados Unidos, el 2024 ya está muy cerca. Y volviendo a evocar la canción de Alberto Cortés… ‘Vendrán los días en que ambos bajen, bajen, bajen, desciendan lentamente hacia el olvido, donde hay un balance que no encaja, lo que han querido ser y que no han sido’.