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6 de junio 2019

Política

Es una crisis de refugiados, no de migrantes

Más de 144 mil personas fueron arrestadas en la frontera de Estados Unidos con México en mayo, de las cuáles más de 100 mil eran niños no acompañados o familias completas provenientes de América Central

Por Rodrigo Carbajal

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Mientras el gobierno mexicano continúa negociando una solución a la crisis migratoria con la administración de Donald Trump, los datos revelan que la situación es peor de lo que muchos imaginaban.

Cifras del Departamento de Seguridad Interior de Estados Unidos (Homeland Security, en inglés) muestran que más de 144 mil migrantes fueron arrestados y puestos en custodia por la patrulla fronteriza en mayo. Esto representa un aumento del 32 por ciento en el número de arrestos en relación a lo registrado en abril. Se trata del dato más alto desde el 2006.

La situación es crítica en el sentido de que más de 100 mil de estas detenciones corresponden a niños y familias. En los primeros ocho meses del año fiscal 2019, más de 680 mil personas han sido procesadas. Esto habla de la magnitud de la crisis humanitaria que enfrenta América Central, de donde proviene la mayor parte del flujo migratorio.

Michael Bloomberg, el ex alcalde de Nueva York que en el 2016 lanzó un grupo de presión para promover una reforma pro inmigración en Estados Unidos, argumenta que el fenómeno migratorio ha cambiado de manera considerable en los últimos diez años. Refiere que Estados Unidos pasó de recibir mayoritariamente adultos mexicanos que buscaban un empleo a recibir en mayor medida familias completas de centroamericanos que han solicitado asilo para entrar al país como refugiados de la violencia.

En los primeros seis meses del año fiscal 2013, el 89 por ciento de las detenciones en la frontera estadounidense correspondían a adultos que viajaban solos, según datos del Departamento de Seguridad Interior. Los niños sin compañía representaban el 9 por ciento de las detenciones y las unidades familiares sólo el 1 por ciento.

Sin embargo, la tendencia se ha revertido. En los primeros seis meses del año fiscal 2019, el 53 por ciento de las detenciones en la frontera eran de unidades familiares, 10 por ciento de niños sin compañía y sólo el 28 por ciento de adultos que viajan solos.

Esto no sólo es el reflejo de un cambio en la política migratoria que arribó con la administración de Donald Trump, sino que pone de relieve el deterioro institucional de países como Honduras, El Salvador y Guatemala.

La migración mexicana de la década pasada, comúnmente asociada a la búsqueda de mejores oportunidades económicas, dejó de ser el tema central de la conversación en materia migratoria. En el año 2000, el Departamento de Seguridad Interior de Estados Unidos detuvo a más de un millón y medio de mexicanas. En el 2018, la cifra fue de apenas 152 mil detenciones. De hecho, las aprehensiones de ciudadanos de países diferentes a México fueron mayores ese año, registrando más de 244 mil detenciones.

Este cambio de tendencia está al centro de la discusión que mantiene el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, con el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, y el secretario de Estado, Mike Pompeo. La administración de Donald Trump plantea que México debe convertirse en un tercer país seguro, una etiqueta que lo sitúa como el principal receptor de los refugiados que buscan asilo. Este modelo pretende emular el acuerdo que tiene la Unión Europea con Turquía. Sin embargo, México ha rechazado de manera tajante esta propuesta.

Lo que subrayan los datos del Departamento de Seguridad Interior es que ésta no es una crisis de migrantes, es una crisis de refugiados.

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