30 de enero 2025
Política
Trump-Sheinbaum: derecho de piso
La orden llegó desde la Casa Blanca: los funcionarios de alto nivel del gabinete de Donald Trump tienen prohibido levantarle el teléfono al gobierno mexicano. La comunicación es unidireccional: de Washington a México. Nunca al revés
Por Rodrigo Carbajal
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La orden llegó desde la Casa Blanca: los funcionarios de alto nivel del gabinete de Donald Trump tienen prohibido levantarle el teléfono al gobierno mexicano. La comunicación es unidireccional: de Washington a México. Nunca al revés. Se trata de una política altamente efectiva si el objetivo es generar incertidumbre en tu principal socio comercial; incertidumbre que te permite extraer concesiones radicales en una negociación absolutamente desigual entre Estados Unidos y México. La administración de Claudia Sheinbaum está por sentarse en la mesa de discusión con el gobierno de Donald Trump, sólo para darse cuenta de que hay una pistola cargada sobre la mesa.
En su primer día de gobierno, el presidente Trump anunció que implementaría tarifas de 25 por ciento contra las importaciones provenientes de México y Canadá. Una semana después, el martes 28 de enero, la vocera de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, confirmó que los aranceles entrarán en vigor a partir del 1 de febrero. Este miércoles, durante una reunión con comisiones del Senado, Howard Lutnick, nominado para ocupar la cartera de Comercio en la administración Trump, ratificó que las tarifas serán una realidad, que serán impuestas el sábado y que México y Canadá podrían conseguir reducirlas en el largo plazo si presentan resultados concretos para detener el flujo de migrantes y de fentanilo. De acuerdo a The Wall Street Journal, Lutnick es parte de una coalición junto a los asesores de la Casa Blanca, Stephen Miller y Peter Navarro, que apuestan por un enfoque de “ataca primero, negocia después”.
El senador republicano por Dakota del Norte, Kevin Cramer, dijo que la política arancelaria del presidente Trump es “tan seria como un ataque cardiaco”. La analogía aplica para México. La imposición de aranceles representa una seria amenaza para la economía mexicana, particularmente en un momento en el que se ha elevado el riesgo de una recesión y en un contexto en el que se registra el déficit fiscal más alto desde el sexenio de Miguel de la Madrid, equivalente a 5.9 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). La agencia calificadora Moody’s estima que las tarifas planteadas por la administración de Donald Trump implican la “interrupción de flujos comerciales por un valor de alrededor de 740 mil millones de dólares”. En el 2024, México exportó a Estados Unidos bienes y servicios por 617 mil millones de dólares, una cifra récord. Las exportaciones que el sector externo mexicano envía al norte de la frontera representan el 30 por ciento de la economía nacional. En el caso de Estados Unidos, las exportaciones que ese país destina a México sólo representan el 1.2 por ciento del PIB. La comparación de estas cifras exhibe la naturaleza asimétrica de la relación bilateral.
A pesar de la emergencia, la presidenta Claudia Sheinbaum mantiene la calma, al menos en público. Su gobierno ha optado por un discurso de “cabeza fría”. En la conferencia de prensa del miércoles, Sheinbaum fue cuestionada sobre la amenaza de aranceles: “No creemos que vaya a ocurrir y si ocurre, estamos preparados”, respondió. Podría argumentarse que se trata de una postura basada en el optimismo desbordado o en la mera ingenuidad. No obstante, la presidenta tiene razones significativas para sostener este discurso: el hecho de que Goldman Sachs asigna sólo una probabilidad de 20 por ciento a la implementación de aranceles, a que una guerra comercial en América del Norte podría generar una recesión en el primer año de gobierno de Trump, o la cada vez más latente posibilidad de que el Congreso estadounidense sancione las órdenes ejecutivas de la Presidencia.
Sin embargo, sean implementadas o no las tarifas el próximo sábado, México ya está sufriendo las consecuencias de la incertidumbre. Bank of America ajustó a la baja su proyección de crecimiento del PIB a 0.8 por ciento, una cifra que contrasta con la proyección de 2.5 por ciento de la Secretaría de Hacienda. Además, el banco estima que el peso se depreciará 10 por ciento frente al dólar para absorber el shock.
En los hechos, las decisiones de inversión y el fenómeno ‘nearshoring’ están suspendidos de manera indefinida. Mary Barra, directora general de General Motors, dijo en una llamada con analistas que “hay cosas que podemos hacer para minimizar el impacto si se imponen aranceles a Canadá o a México”. Sin decirlo explícitamente, Barra se refiere a mudar la planta productiva instalada en territorio mexicano al Sudeste asiático o incluso a Estados Unidos. El sector más importante de la economía de México está en riesgo. El ejecutivo japonés Osamu Inoue, director general de Sumitomo Electric, una de las compañías líderes de la producción de fibra óptica en el mundo, le dijo al Financial Times que está analizando mover su producción de México a Asia si el gobierno de Trump impone aranceles. “Incluso pagando tarifas, hoy es más barato producir en Vietnam o Filipinas. Si se imponen aranceles de 25 por ciento en México y se colocan aranceles de 10 a 20 por ciento en el Sudeste Asiático, tendríamos que revisar nuestras decisiones de producción”, aseguró. Para poner el riesgo en perspectiva: el sector de autopartes para exportación en México representa un negocio anual de 126 mil millones de dólares. El 42 por ciento de las importaciones de autopartes de Estados Unidos provienen de México.
Howard Lutnick, nominado para ser secretario de Comercio, explicó al Senado de Estados Unidos que existen dos tipos de tarifas: las que son “herramientas de política interna”, como las que se pretenden implementar este sábado para conseguir medidas concretas de migración y seguridad, y los aranceles que buscan restaurar el orden comercial en el mundo. Lutnick resume el segundo tipo de aranceles como el pago de derechos para hacer negocios con y en Estados Unidos.
Aunque en el discurso el gobierno de Sheinbaum proyecta un enfoque de “cabeza fría”, en los hechos ha tomado acciones concretas de política migratoria para evitar la escalada arancelaria. El punto de quiebre ocurrió el fin de semana, después de que la amenaza de tarifas de Estados Unidos contra Colombia puso fin a una disputa entre el presidente Trump y el presidente colombiano Gustavo Petro para recibir migrantes deportados. México parece haber aprendido la lección sugerida desde Washington. El 24 de enero, NBC reportó que el gobierno mexicano se negó a recibir un avión militar con migrantes indocumentados que habían sido deportados. Funcionarios estadounidenses lo atribuyeron a un error administrativo. Eventualmente, la vocera de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, informó que México aceptó cuatro vuelos de aeronaves Air Force C-17. Públicamente, la presidenta Sheinbaum aceptó que México ha recibido a más de 4 mil migrantes repatriados. Además, su administración no protestó la restauración de la política “Quédate en México” y la designación de facto como tercer país seguro.
En este sentido, Sheinbaum está siguiendo los pasos de su antecesor. Sacrificar la política migratoria para garantizar la estabilidad económica del país. En el sexenio anterior, Andrés Manuel López Obrador destinó a 47 mil elementos de la Guardia Nacional, el Ejército y la Marina para detener migrantes. En un año crítico, el gobierno mexicano arrestó a 345 mil migrantes. Las cifras revelan que México detiene a más migrantes que criminales con cargos federales.
La gran duda, por supuesto, está en si este nivel de cooperación se va a alcanzar en materia de seguridad nacional. Morena, el partido en el poder, ha sido crítico de la designación de los cárteles como organizaciones terroristas y prepara una iniciativa en la Cámara de Diputados para neutralizar las intervenciones militares de fuerzas extranjeras. Un analista de inteligencia dijo a Código Magenta que el problema está en que el desmantelamiento de las redes de huachicol fiscal, fentanilo y tráfico de personas están vinculadas con personajes de alto nivel de la 4T y con mecanismos de financiamiento paralelo de Morena. Esta tensión quedó en evidencia en el enfrentamiento armado de esta semana, en la frontera de Texas con Tamaulipas, entre un grupo armado y agentes de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos.
La administración de Donald Trump tiene claro que los aranceles son la mejor herramienta para extraer concesiones. Claudia Sheinbaum deberá decidir si salvar el T-MEC y resguardar el modelo económico exportador que sostiene el crecimiento nacional es algo que vale la pena salvar, al costo que sea. El sábado tendremos respuestas.