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30 de enero 2025

27 de enero 2025

¡Que alguien me explique!

Todos somos Petro

Aunque sea por un día, ayer domingo, México dejó de ser la piñata del nuevo gobierno de Donald Trump. Las tensiones se enfocaron hacia Colombia y hacia su presidente Gustavo Petro

Por Ramón Alberto Garza

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Aunque sea por un día, ayer domingo, México dejó de ser la piñata del nuevo gobierno de Donald Trump. Las tensiones se enfocaron hacia Colombia y hacia su presidente Gustavo Petro.

El mandatario colombiano montó en cólera por las formas en que el presidente Trump regresaba a deportados colombianos en dos aviones. Sin negociación alguna de por medio y esposados de pies y manos. El presidente Petro se negó a recibir los aviones con los colombianos deportados en esas condiciones y anunció que enviará su avión presidencial para trasladarlos a su país en condiciones dignas.

Aunque versiones muy informadas advierten que el presidente Petro ya había aceptado recibir los aviones con los deportados. De hecho, escribió en sus redes sociales un mensaje en ese sentido. Pero ya con las dos aeronaves en vuelo hacia Colombia, el mandatario cambió de opinión y dijo que no los recibiría. A mitad del vuelo, los aviones con los deportados debieron regresar a Estados Unidos.

La reacción violenta del presidente Trump no se dejó esperar. A pesar de tener un tratado comercial firmado con Colombia, ordenó la imposición inmediata de aranceles del 25 por ciento a todas las importaciones provenientes de Colombia, cifra que se irá a 50 por ciento en una semana. El presidente colombiano anunció la aplicación de los mismos aranceles a las importaciones norteamericanas a Colombia. Además, se anunció la suspensión de visas a todos los funcionarios colombianos y a sus familias.

Pero lo más revelador del desencuentro fue la carta que le envió Petro a Trump y en la que dice, en pocas palabras, que él está dispuesto a tener el mismo fin que Salvador Allende. Es decir, morir sacrificado defendiendo a su país frente a los abusos del imperio.

Algunos párrafos de esa desafiante carta no dejan lugar a dudas. El presidente Trump abrió -anticipadamente a México- un frente de confrontación con Colombia. Y aunque al final del violento día, el gobierno norteamericano acabó por suspender las sanciones a Colombia -bajo el argumento de que ya se habían aceptado las condiciones-, vale la pena analizar algunos fragmentos de la frontal respuesta del presidente Petro.

“Trump, a mí no me gusta mucho viajar a los Estados Unidos, es un poco aburrido. Pero confieso que hay cosas meritorias. Me gusta ir a los barrios negros de Washington, allí vi una lucha entera en la capital de los Estados Unidos, entre negros y latinos con barricadas, que me pareció una pendejada, porque deberían unirse”.

“No me gusta su petróleo, Trump. Va a acabar con la especie humana por la codicia”.

“Así que, si conoce a alguien terco, ese soy yo, punto. Puede con su fuerza económica y su soberbia intentar dar un golpe de Estado como hicieron con Allende. Pero yo muero en mi Ley. Resistí la tortura y lo resisto a usted. No quiero esclavistas al lado de Colombia, ya tuvimos muchos y nos liberamos”.

“Si usted no puede acompañarme yo voy a otros lados. Colombia es el corazón del mundo y usted no lo entendió, esta es la tierra de las mariposas amarillas, de la belleza de Remedios, pero también de los coroneles Aurelianos Buendía, de los cuales soy uno de ellos, quizás el último”.

“Me matarás, pero sobreviviré en mi pueblo que es antes del tuyo, en las Américas. Somos pueblos de los vientos, las montañas, del mar Caribe y de la libertad”.

“A usted no le gusta nuestra libertad. Vale. Yo no estrecho mi mano con esclavistas blancos. Estrecho las manos de los blancos libertarios herederos de Lincoln y de los muchachos campesinos negros y blancos de los Estados Unidos…”.

“Túmbeme presidente y le responderán las Américas y la humanidad. Colombia ahora deja de mirar al norte, mira al mundo”.

“No nos dominarás nunca. Se opone el guerrero que cabalgaba nuestras tierras, gritando libertad y que se llama Bolívar”.

“Su bloqueo no me asusta, porque Colombia además de ser el país de la belleza, es el corazón del mundo. Sé que ama la belleza como yo, no la irrespete y le brindará su dulzura”.

“Colombia, a partir de hoy, se abre a todo el mundo con los brazos abiertos. Somos constructores de libertad, vida y humanidad”.

“Me informan que usted pone a nuestro fruto del trabajo humano 50% de arancel para entrar a Estados Unidos, yo hago lo mismo”.

La confrontación entre los presidentes Trump y Petro impone -al menos por unos días- una frágil tregua al desencuentro entre el nuevo gobierno norteamericano y el mexicano. Del desenlace de este choque frontal con Colombia deberán darse nuevas directrices para hacerle frente a las medidas frontales, unilaterales y hasta violentas, impulsadas por el presidente te Trump.

Hay quienes advierten que fue providencial esta ruptura con Colombia, porque bajará las presiones sobre México. No puede el presidente Trump abrir tantos frentes al mismo tiempo. Brasil también ayer marcó un alto al protestar por la manera en que fueron enviados sus indocumentados: esposados de pies y manos.

Otros analistas, empero, advierten que el presidente Trump llegará hasta las últimas consecuencias con el presidente Petro, porque no puede mostrar debilidad o puntos débiles frente a intereses mayores como México y Brasil.

El comercio de Colombia con Estados Unidos es de apenas 13 mil millones de dólares. Y es petróleo, flores y café. El de México involucra 500 mil millones de dólares y su quiebre significaría una seria amenaza a las cadenas de suministro que podrían paralizar importantes industrias norteamericanas.

Sea como fuere, la reacción de la presidenta Claudia Sheinbaum, en la mañanera de hoy lunes, obligará a tomar postura. En los últimos días disminuyeron las tensiones entre México y Estados Unidos, cuando tras la visita de Bernardo Gómez a Palacio Nacional se reanudaron las conversaciones con el nuevo gobierno norteamericano y el presidente Trump abrió una pequeña ventana de entendimiento con nuestro país, que dejó en claro con su discurso a Davos.

Es cierto que, en lo legal, el presidente Trump tiene todo el derecho de deportar a los trabajadores ilegales. Pero, en los hechos, su actitud es unilateral, sin diálogo, pero, sobre todo -en el trato- violatoria de derechos humanos.

Es imposible comprar la tesis de que los 14 millones de indocumentados -que apenas contabilizan el 4 por ciento de la población norteamericana- son los causantes de la antesala a una crisis económica que vive el gigante económico del planeta.

Después del choque de ayer con Colombia, la reacción latinoamericana tiende a encaminarse a una sola frase: Todos somos Petro. El presidente colombiano ya puso la muestra.

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