8 de julio 2024
¡Que alguien me explique!
Tercer Gabinete: premios electorales
Una segunda revisión a la lista de los cuatro nuevos integrantes de lo que será el Gabinete de Claudia Sheinbaum asoma que los elegidos fueron todos figuras clave para sacar adelante la victoria abrumadora de Morena en la elección presidencial
Por Ramón Alberto Garza
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Una segunda revisión a la lista de los cuatro nuevos integrantes de lo que será el Gabinete de Claudia Sheinbaum asoma que los elegidos fueron todos figuras clave para sacar adelante la victoria abrumadora de Morena en la elección presidencial.
Coincidencia o casualidad, todos y cada uno de los anunciados estarían recibiendo con su designación la medalla al mérito de campaña por sus aportaciones al proceso del pasado 2 de junio.
El que sobresale por la incongruencia de su designación es Mario Delgado, presidente nacional de Morena, quien por qué sabe qué méritos pedagógicos será el responsable de la cartera de Educación en el nuevo gobierno que inicia el primero de octubre.
Nadie en sus cinco sentidos piensa que una doctora científica como Claudia Sheinbaum haya apostado por el ex financiero de Marcelo Ebrard para entregarle una posición tan estratégica. O le están pagando un favor a Mario Delgado o el líder morenista pasó -por las malas- factura de sus oscuros servicios. Ya el tiempo lo dirá.
Mario Delgado se convirtió en el receptor y operador central de los fondos del huachicoleo fiscal que produjo millonarias ganancias al contrabandear combustibles de Estados Unidos, bajo una trama criminal urdida por Ricardo Peralta, los hermanos Sergio y Julio Carmona y el legislador morenista Erasmo González.
Fueron esos dineros sucios -entre otros muchos- los que le dieron a Morena el combustible financiero suficiente para la extensa movilización territorial del día de las elecciones y, sobre todo, para comprar las voluntades necesarias para pedir a representantes de la Oposición que no se presentaran en las casillas.
Por eso, la Secretaría de Educación -pilar estratégico en la consolidación de nuestro futuro como nación y abandonada a su suerte en este sexenio- arranca con pésimos augurios. Sobre todo, si a su vocación huachicolera de Mario Delgado, le sumamos su proclividad a desviar dineros, como lo hizo con las modificaciones a la Línea 12 del Metro capitalino, cuyas trágicas consecuencias están a la vista.
La otra medalla al mérito electoral es para Ariadna Montiel, quien repetirá como Secretaria del Bienestar, la responsable de los programas sociales, la que reparte los apoyos a adultos mayores y las becas para los “ninis”. Nadie puede negar que los crecientes apoyos sociales, sobre todo con un aumento del 25 por ciento cinco meses antes de la elección, fueron cruciales para que millones se volcaran a cruzar la boleta en favor de Morena.
Tampoco se puede echar en saco roto la denuncia -todavía no resuelta- ante el INE, interpuesta no por la Oposición, sino por el morenista Marcelo Ebrard, de que la precampaña de Claudia Sheinbaum como “corcholata” fue financiada con dinero de la Secretaría del Bienestar. Denunciante y denunciada coexistirán en el mismo Gabinete.
La tercera galardonada en el reparto de medallas electorales es la Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, quien desde esa estratégica posición tiene relación con todos los gobernadores del país, en particular con los de Morena. Una eficiente y discreta “consiglieri”.
Para algunos su designación como próxima Secretaria de Gobernación es una posición que se le otorga a una de las funcionarias más fieles al presidente Andrés Manuel López Obrador. Apuestan a que desde esa posición como la número dos podrá reportarle al actual inquilino de Palacio Nacional y futuro inquilino de La Chingada todo lo que suceda en el llamado Segundo Piso de la Cuarta Transformación.
Y la cuarta medalla, aunque es más meritoria por simpatías y méritos personales, es para Omar García Harfuch, quien finalmente cosecha la Secretaría de Seguridad en el próximo Gabinete, después de que el ala más radical de Morena le regateó el interinato y la candidatura a Jefe de Gobierno de la Ciudad de México.
García Harfuch habría jugado otro de los papeles estratégicos el 2 de junio, al instalarse como el enlace con los personajes del crimen organizado, para mantenerlos en la raya y evitar que al menos ópticamente se hiciera evidente su mano en el proceso electoral.
Está claro, pues que, coincidencia o casualidad, la penúltima ronda del Gabinete, fue para los “héroes de guerra” del día de la elección.
Los forcejeos continúan en la Secretaría de la Defensa y en la Secretaría de Marina, en donde los jefes actuales luchan codo a codo en una guerra intestinal por instalar a alguno de sus allegados. Hay demasiadas espaldas -y carteras- qué proteger. El juego ya es muy sucio, sobre todo, en la Secretaría de la Defensa. La virtual presidenta Claudia Sheinbaum no la tiene fácil con el color verde olivo.
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