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23 de septiembre 2025

23 de septiembre 2025

Política

SuKarne, Berdegué y la crisis del gusano

La industria de productores independientes señala al secretario de Agricultura, Julio Berdegué, como principal responsable de la crisis del ‘gusano barrenador’ ante su manejo negligente de una peste que le está costando miles de millones de dólares al país

Por Rodrigo Carbajal

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“Nuestra presidenta y Berdegué son unos ineptos. Esto es culpa de ellos por no haber cerrado la frontera en el sur, cuando se les dijo, cuando Estados Unidos clausuró la importación. Todo por pretender que no existe el problema”. La declaración proviene de un importante empresario ganadero mexicano. No es una opinión aislada. Se trata de la reacción generalizada de toda una industria de productores independientes a la crisis del ‘gusano barrenador’, un síntoma de frustración con la administración de Claudia Sheinbaum por su manejo negligente de una peste que le está costando miles de millones de dólares al país.

“Los culpables son Morena. El enemigo es Julio Berdegué, el secretario de Agricultura”, sentenció el empresario, quien habló con Código Magenta bajo condición de anonimato para explicar los alcances de una emergencia sanitaria sin precedentes en la historia reciente de México. “Estamos infestados hasta la madre”, reconoce en privado otro empresario ganadero mexicano, a quien el gobierno le ha pedido no difundir el alcance del gusano barrenador en todo el país.

Esta semana, el gobierno de Donald Trump encendió la alarma. El Departamento de Agricultura de Estados Unidos detectó un caso de gusano barrenador en Sabinas Hidalgo, Nuevo León, a escasas 70 millas de la frontera. En los hechos, esto implica que la presidenta Claudia Sheinbaum mintió (o estaba mal informada) sobre la posibilidad de que Washington estaba cerca de abrir nuevamente su mercado a las importaciones de carne de res mexicana. El gusano barrenador se ha convertido en el nuevo frente de la relación bilateral. De hecho, un importante grupo de inversionistas de México y de Estados Unidos están realizando un intenso trabajo de cabildeo para resolver el problema. El Departamento de Estado, dirigido por Marco Rubio, ya está involucrado.

Para Estados Unidos, el gusano barrenador no sólo representa un problema sanitario o una disputa comercial. En el fondo, también es una emergencia de seguridad nacional. En el centro de la crisis está el tráfico ilegal de cabezas de ganado importadas desde Centroamérica, un negocio multimillonario dominado por los cárteles. Organizaciones paramilitares desplazan comunidades indígenas, asesinan activistas ecológicos y deforestan hectáreas completas de reservas de la biosfera para criar ganado de mala calidad que eventualmente será vendido al mercado mexicano. La selva centroamericana ofrece las condiciones tropicales óptimas para la reproducción del gusano barrenador. El costo ambiental es enorme. La Sociedad de Vida Silvestre de Estados Unidos (WCS, por sus siglas en inglés), una de las organizaciones ambientales más influyentes de Washington, afirma que la industria de ganadería ilegal de América Central es responsable del 90 por ciento de la deforestación de los grandes bosques de la región en los últimos veinte años.

Un reporte de InSight Crime, “Cash Cows: The Inner Workings of Cattle Trafficking from Central America to Mexico”, encontró que los cárteles utilizan las mismas rutas del tráfico de cocaína para contrabandear ganado a México. Este negocio significa una oportunidad de diversificación para las organizaciones criminales. También representa un esquema de lavado de dinero y una nueva vertical de ingresos derivados de la extorsión. “La ganadería ilegal no es un fin en sí mismo, sino que es un medio de control de territorio para el tráfico de cocaína”, refiere InSight Crime. Antonio Ortiz Mena, analista político de la Universidad de Georgetown, agrega: “En el pasado, México y Estados Unidos enfrentaron exitosamente la peste a través de la cooperación bilateral. Pero, ahora, el gusano barrenador está conectado a redes de trasiego desde América Central, una actividad controlada por el crimen organizado. Esto ya no es mero contrabando, es una empresa criminal transnacional”.

El primer caso de la peste en México fue descubierto apenas en diciembre de 2024, en una granja rural remota, cerca de la frontera con Guatemala. La epidemia se multiplicó en cuestión de meses. El gusano barrenador escaló al norte. El parásito avanza a tal grado que la industria de exportación de ganado está en riesgo de ser destruida. El cierre de la frontera de Estados Unidos, la prohibición de las importaciones provenientes de México implica que, por lo menos, 1,300 millones de dólares están dejando de entrar a la economía mexicana, de acuerdo a una fuente con conocimiento del asunto. Algunos empresarios mexicanos sospechan que la negligencia del gobierno federal es, en realidad, una estrategia para consolidar lo que denominan ‘la carne del bienestar’, un modelo para inundar el país con producto de mala calidad. “Nos quieren tronar para tener carne barata para el pueblo, porque sólo el mercado americano puede pagar lo suficiente para subsanar el costo de un producto de calidad”.

El epicentro del negocio de tráfico ilegal de ganado se ubica en Nicaragua, territorio regido por el dictador de izquierda, Daniel Ortega, un antagonista de quienes hoy manejan la política exterior de Washington. En la oficina de Marco Rubio no sólo califican al régimen sandinista como autócrata, sino que lo identifican como cómplice del crimen organizado. Nicaragua es un hub de la exportación de cocaína. El Cártel de Sinaloa, específicamente la facción de Ismael ‘El Mayo’ Zambada, funge como uno de los socios del trasiego de droga a México. La administración de Donald Trump, que ha designado a una decena de cárteles como organizaciones terroristas, emitió una orden ejecutiva que faculta a las Fuerzas Armadas a utilizar poder de fuego contra estas organizaciones. El Comando Sur del Ejército de Estados Unidos ha bombardeado, por lo menos, dos lanchas que estaban cargadas con cocaína y que salieron de las costas de Venezuela. En este contexto, las mafias del gusano barrenador se vuelven objeto de interés para Washington.

¿Quiénes son los beneficiarios de esta red criminal en México? ¿Por qué la administración de Claudia Sheinbaum ha tolerado esta ilegalidad? En el 2022, Senasica, la autoridad sanitaria en México encargada de la supervisión del ganado, estimaba que alrededor de 800 mil cabezas de res entraban al país de manera ilegal. Sin embargo, esta agencia de gobierno fue desmantelada en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador. El recorte fue justificado por razones fiscales, pero en realidad se dio carta abierta para que los cárteles continúen ingresando cabezas de ganado provenientes de Guatemala, Honduras y Nicaragua. InSight Crime reporta que sólo entre enero y junio de 2025 entraron al país 500 mil unidades de ganado que no cumplen con las regulaciones de importación. Adicionalmente, las autoridades han permitido un mercado negro de aretes para certificar ilegalmente al ganado de Centroamérica. La receta perfecta para el desastre. Esto es un reflejo de la creciente infiltración del crimen organizado en las uniones ganaderas en todo el país. Durango, territorio dominado por el Cártel de los Cabrera Sarabia, una organización criminal afín a Ismael ‘El Mayo’ Zambada, es un caso emblemático de cómo los cárteles se han apoderado del negocio de la ganadería en México.

En julio de 2025, después de una fuerte presión de productores independientes, el gobierno federal detuvo una embarcación con ganado centroamericano proveniente de Nicaragua que tenía como mercado objetivo a Durango. El intento de colocar estas cabezas en el mercado nacional ocurrió en medio de la crisis del cierre del mercado estadounidense por la peste del gusano barrenador. El 16 de julio, la Confederación Nacional de Organizaciones Ganaderas exigió al gobierno federal reforzar el dispositivo nacional de emergencia de sanidad animal; crear una nueva unidad de inteligencia contra el gusano barrenador; vetar las importaciones de ganado de Centroamérica; frenar el mercado negro de aretes de ganado y capacitar a las Fuerzas Armadas para combatir al crimen organizado involucrado en este negocio. Los empresarios no fueron escuchados, pero ese mismo día, Julio Berdegué, secretario de Agricultura, agradeció la cooperación de SuKarne, la compañía propiedad de Jesús Vizcarra que detenta el control de la importación de ganado en México. La embarcación de Nicaragua habría sido coordinada por esta compañía, de acuerdo a fuentes cercanas al caso.

En Sinaloa, Vizcarra es conocido como “el compadre del ‘Mayo’ Zambada”. El empresario niega los vínculos, pese a que el gobernador de ese estado, Rubén Rocha Moya, dijo haber viajado en una aeronave propiedad de Vizcarra, el día en que Zambada fue secuestrado por ‘Los Chapitos’ para ser entregado al gobierno de Estados Unidos. Entre los ganaderos independientes es innegable la noción de complicidad de SuKarne con la importación de ganado ilegal. Asimismo, reiteran que Julio Berdegué llegó a la Secretaría de Agricultura por recomendación de Vizcarra.

De acuerdo al reporte de InSight Crime, SuKarne “cuenta con un tremendo poder en la industria ganadera; tiene el sistema más ágil y sofisticado para importar ganado”.  La compañía concentra el 70 por ciento de las exportaciones a Estados Unidos y registra ingresos anuales promedio de 985 millones de dólares. “SuKarne es como un coyote, pero más grande”, aseguró una persona involucrada en la importación ilegal de ganado centroamericano. La información coincide con un estudio de la Universidad Centroamericana que alega que SuKarne obtiene ganado de las bio reservas de América Central. El poder de monopolio y de monopsonio de la compañía la coloca en una oportunidad única para capitalizar la crisis del gusano barrenador: ganado barato del sur por las redes centroamericanas; ganado barato en México por el cierre de la frontera de Estados Unidos; economías de escala con la canal más barata del sector y una posición privilegiada para acceder al mercado minorista. En un momento en el que hay más ganado que capacidad de engorda, SuKarne espera que caiga el precio de las cabezas. Una estrategia a costa del resto de los ganaderos en México.

La respuesta del gobierno de Claudia Sheinbaum a la crisis del gusano barrenador es vista como insuficiente y como un subsidio indirecto para los grandes productores como SuKarne. La administración federal destinará 1,200 millones de pesos para un fondo de engorda que será administrado por las uniones ganaderas, incluidas aquellas que están cooptadas por el crimen organizado. El programa no tiene reglas de operación y ha excluido a Chihuahua, el estado panista que, coincidentemente, es la entidad que más vacas produce y que más depende de la exportación.

Un empresario independiente interpreta la crisis del gusano barrenador, la negligencia de las autoridades y a los beneficiarios del negocio ilegal de trasiego de cabezas de la siguiente manera: “Ya está la situación en otro nivel, ya está el gusano en la frontera con los gringos. Cuando Estados Unidos dice que están haciendo más o menos las cosas, eso se llama diplomacia. Abajo de la mesa hay enojo, hay frustración. No hay capacidad del gobierno mexicano porque no está dispuesto a sacrificar los negocios de los políticos que protege”.

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