17 de junio 2024
¡Que alguien me explique!
Slim, oportunista
No nos debería asombrar. Carlos Slim, el hombre más rico de México, engrandece su fortuna destilando lambisconería entre los políticos que le significan grandes negocios
Por Ramón Alberto Garza
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No nos debería asombrar. Carlos Slim, el hombre más rico de México, engrandece su fortuna destilando lambisconería entre los políticos que le significan grandes negocios.
El personaje que en 2012 fue bautizado por el candidato Andrés Manuel López Obrador como el jefe de la poderosa y cuestionada Mafia del Poder, hoy es el empresario insignia de la Cuarta Transformación y lo pretende ser también de su ya inminente Segundo Piso.
Quizás por ello su brazo filantrópico, la Fundación Carlos Slim, otorgó esta semana pasada el Premio en Salud 2024 al doctor Moisés Selman, pareja desde hace 36 años de la madre de Claudia Sheinbaum, la también investigadora Annie Pardo Cemo.
Sí, es la madre de la virtual presidenta electa que hace algunos meses también fue galardonada por la Secretaría de Educación Pública con el Premio Nacional de Ciencias 2022, en la categoría de Ciencias Físico-Matemáticas y Naturales. Su hija ya era entonces candidata de Morena a la Presidencia.
De ninguna manera pretendemos cuestionar los méritos científicos -que sin duda deben de ser sobrados- sobre la madre de quien será la primera presidenta de México, como tampoco los de su pareja galardonada hace unos días por el hombre más rico de México. Ambos gozan de amplio prestigio entre la comunidad científica mexicana.
Lo que sí obliga a levantar la ceja es la oportunidad -o deberíamos decir, el oportunismo- con el que ambos personajes ligados a Claudia Sheinbaum son reconocidos con diferencia de meses por la Secretaría de Educación y por la Fundación Carlos Slim.
Pareciera que el Espíritu Santo se posó de pronto sobre la mesa de la familia Selman-Sheinbaum y les otorgó el monopolio de la virtud, precisamente en los momentos en que la hija pródiga era designada candidata y cuando ya fue electa presidenta de México.
El oportunismo de la Secretaría de Educación buscaba afianzar la genética científica de quien en el momento de la premiación disputaba, con otros morenistas, la candidatura presidencial de Morena. La “corcholata favorita” del inquilino de Palacio Nacional se fortalecía con una madre galardonada con el Premio Nacional de Ciencias.
Pero lo que sí es un acto de evidente lambisconería, de oportunismo, de insulto a la inteligencia de los mexicanos, es el que hizo Carlos Slim al otorgarle el premio de su Fundación al casi padrastro de quien en octubre tomará posesión como nueva inquilina de Palacio Nacional.
Mucho tiene que agradecerle “El Ingeniero” a la Cuarta Transformación. El socialismo lopezobradorista se lleva de piquete de ombligo con el capitalismo de cuates que detenta Carlos Slim.
Después de que en el sexenio de Miguel de la Madrid se convirtió en el principal casa bolsero de México y de que en el sexenio de Carlos Salinas se sacó la lotería con la concesión de Teléfonos de México, no hay duda de que en el sexenio de López Obrador ha sido el mejor para engrosar su capital.
Slim arrancó 2018 con una fortuna de 50 mil millones de dólares y al cierre del gobierno de la Cuarta Transformación superará los 100 mil millones de dólares. Nada despreciable. Y claro que esa “buena estrella” tiene su explicación.
El rescate del fallido aeropuerto de Texcoco, que se colapsaba por ser construido en tierras pantanosas, es liquidado con nuestros impuestos. Un “Aeroproa” que nos costará arriba de los 350 mil millones de pesos. Y aquellos a los que el presidente López Obrador llamaba “corruptos”, acabaron por salvar sus alforjas, con cargo al Erario.
Vino luego la tragedia de la Línea 12, en la que la entonces jefa de Gobierno fue obligada a guardar silencio, para evitar que las responsabilidades recayeran en Carlos Slim y su constructora. El Ingeniero hizo sus peritajes, él se exculpó a sí mismo -sin juicio de por medio- y él también decidió con cuánto indemnizar a los fallecidos por la negligencia de sus empresas.
Y ni qué decir de los 140 mil millones de pesos en su mayoría asignados -no licitados- en obra pública durante el gobierno lopezobradorista, lo que lo convirtieron en el principal beneficiario de la infraestructura del gobierno de la Cuarta Transformación.
Ahora, Carlos Slim está listo para dar el próximo paso. Entrar más de lleno -porque ya tiene un pie adentro- en los negocios energéticos buscando ser el hombre fuerte que entre al rescate al quebrado Pemex. Ya lo acaba de anunciar el presidente López Obrador, que el magnate de las telecomunicaciones entrará a fortalecer el proyecto de exploración de gas en los yacimientos conocidos como alameda, en el Golfo de México.
Quizás por ahí deberíamos entender la urgencia de “El Ingeniero” para congraciarse con la virtual presidenta electa Claudia Sheinbaum y premiar a la pareja de su madre con el Premio de Salud 2024.
Por el tiempo y la forma en que lo hizo, más que en un orgullo -sin duda muy justificado- para el investigador emparentado con la nueva presidenta, aquello acabó como un insulto a la inteligencia de los mexicanos. Un acto de supremo oportunismo y evidente lambisconería.
Y de paso justificó lo que siempre es evidente: que Carlos Slim no la brinca sin huarache, aun para subirse a “rescatar a Pemex” desde las alturas del segundo piso de la Cuarta Transformación.
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