20 de junio 2017
¡Que alguien me explique!
Se alquila gato con botas
El show político presidencial del 2018 demanda un espectáculo en el que Vicente Fox está fichado en el papel estelar de gato con botas
Por Ramón Alberto Garza
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Vicente Fox es ave de tempestades. Y se remoja en todas. Agarra parejo, desde Andrés Manuel López Obrador hasta Donald Trump.
El llamado Presidente del Cambio, que acabó en un fallido intento de refundación de la nación, para acabar en los brazos del viejo PRI, trae la lengua loca.
En los últimos meses, su obsesión fue la de atacar frontalmente al presidente norteamericano. Y como bufón se alquiló de patiño para aparecer en el show que Conan O´Bryan grabó en México.
Por eso cuando los ratings andan bajos para las televisoras norteamericanas, Fox es el payaso de carpa que es llamado para que con sus “fucking” estridencias, hable sobre el “fucking” muro que los mexicanos no le vamos a pagar al “fucking” Trump.
Pero en comedia, el chiste repetido cansa. Y el payaso está obligado a cambiar el script. Ahora el objeto de todos los chistes de Fox se llama Andrés Manuel López Obrador.
Pero esa no es una rutina nueva.
Cuando era presidente, a Fox se le convirtió en una obsesión desaforar al entonces jefe de gobierno del DF. Sus amigos magnates y banqueros, de la mano de sembradores de miedos del PRI, lo llevaron a comprar ese boleto. Y falló.
Por eso la elección del 2006 acabó en un acuerdo para la refundación del PRI y del PAN. Nació el PRIAN. Se promovió una alianza en lo oscurito para apoyar a Felipe Calderón, a condición de que en el 2012 las llaves de Los Pinos volvieran a manos tricolores.
Y fue en esa elección de la gran traición a Josefina Vázquez Mota –la primera- que los “panistas” Fox y Calderón se alquilaron para allanarle el camino a Enrique Peña Nieto. Favor del 2006 se pagó con favor del 2012.
El Centro Fox, levantado con las generosas aportaciones de los mismos patronos que también le financiaron su juguete de Vamos México a Marta Sahagún, se convirtió en centro de capacitación priista.
Desde entonces, esa lengua loca foxiana es más proclive a elogiar por consigna los logros del actual gobierno priista, al mismo tiempo que se alquiló como moderno gato con botas para denostar a López Obrador.
Y el nuevo Marqués de Carabás, como se autonombraba en ese clásico cuento infantil al gato con botas, anda de gira patrocinada por todos los rincones del reino para “desenmascarar” la amenaza que significaría la entrada a Los Pinos de López Obrador.
Pero a falta de argumentos sólidos y contundentes, el bufón del establishment se lanza a provocar una y otra vez, buscado que el presidente de Morena caiga en el juego, le calienten la cabeza y acabe por desbarrar para evidenciar su intolerancia.
La nueva embestida del “fucking clown 2018” se da en momentos en que, aunque Morena no haya logrado la gubernatura del Estado de México, está claro que el millón 800 mil votos en su primera aparición en los dominios de Atlacomulco pone muy nerviosos a quienes lo ven como una amenaza a sus intereses.
Por eso el show político presidencial que viene para el 2018 demanda de un espectáculo de tres pistas en el que, al menos hasta ahora, ya Vicente Fox está fichado en el papel estelar de gato con botas.
Es el bufón líder que con su lengua larga y su mente corta y obtusa, vive a diario la pesadilla de que el circo mexicano acabe por cambiar de dueño. Y ese sí que les sería un “fucking trouble”.
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