Santa Lucía: ¿Ahora qué?

Más allá del resultado de la consulta sobre el futuro de Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México (NAIM) votada en contra de Texcoco y a favor de Santa Lucía, lo que de verdad importa hoy es el posicionamiento que sobre el tema hará esta mañana Andrés Manuel López Obrador.

¿Será esta cuestionada votación la palanca en la que se apoye el presidente electo para negociar nuevas condiciones, con nuevos y mas realistas costos, a quienes hoy se les acusa de inflar presupuestos en la construcción de Texcoco?

¿O será una decisión sin discusión que se suspende en definitiva el proyecto que lleva ya un avance del 31 por ciento, con 130 mil millones de pesos gastados y que en sus contratos presume castigos por cancelación de 120 mil millones de pesos mas?

Por donde se le vea está claro que en el manejo del nuevo aeropuerto el gobierno de la Cuarta Transformación está entrando en ruta de colisión con poderosos intereses que hasta ahora son incapaces de responder pregunta muy elementales.

¿Cómo y por qué se le dio al arquitecto Fernando Romero, yerno de Carlos Slim, el diseño del NAIM en Texcoco, y que de la mano del constructor Norman Foster acabaron por cobrar dos mil millones de pesos por el proyecto?

¿Por qué la Diosa Fortuna es tan generosa con la familia Slim como para asignarle también a su patriarca Carlos, el hombre mas rico de México, los contratos para construir el cuestionado aeropuerto que diseñó su yerno? ¿Confirman con eso que ya todo México es Territorio Telcel?

¿Por qué los mas fuertes contratistas de la debatida obra de Texcoco están vinculados a apellidos ligados históricamente al PRI? ¿Quiénes fueron los suertudos que compraron los terrenos adyacentes al nuevo aeropuerto?

¿Por qué si se anunció en un principio que la obra costaría 169 mil millones de pesos, hoy con apenas el 31 por ciento de avance ya se consumieron mas de 130 mil millones, lo que anticipa que el costo final superará los 400 mil millones de pesos, convirtiéndolo en la obra aeroportuaria mas cara del planeta?

Las respuestas no son sencillas, porque está claro que el presidente electo tiene razón en cuestionar el fondo y los costos de la obra, al mismo tiempo que es cuestionado por las formas poco ortodoxas para aplicar lo que fue su primera consulta en un tema mas técnico que de sentimiento popular.

Porque a las preguntas ya mencionadas, tendríamos que sumar otras todavía mas sensibles.

¿Qué pasará con los miles de millones de pesos de las Afores y de otros fondos de pensiones de mexicanos que ya fueron invertidos en Texcoco?

¿Correrán la misma suerte que los 400 millones de pesos que el PensionIsste le invirtió y perdió en el rescate de ICA, una de las constructoras favorecidas en el NAIM?

Y si la cotización del Peso frente al Dólar se sacude por el resultado de la cuestionada consulta ¿será porque algunos de los intereses que se sienten lesionados tienen el poder financiero suficiente para mandar su mensaje?

Sea como fuere, está claro que la confrontación que provocará el resultado de  “Santa Lucía Sí, Texoco Nó” será un punto de quiebre entre gobierno y empresarios en el arranque de la llamada Cuarta Transformación. Esperemos hoy el desenlace.