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Política

¿Quién se queda con el PRI?

Alejandro Moreno está haciendo todo lo posible para mantenerse en la dirigencia nacional del PRI. Sin embargo, dentro del tricolor ya se habla de la sucesión de “Alito” y existen tres perfiles fuertes para sustituirlo: el opositor, el tecnócrata y el “morenista”. ¿Quién de ellos se quedará con el PRI?

Por Magenta Staff

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Alejandro Moreno se equivocó en todos sus pronósticos. El PRI tenía 12 gubernaturas y perdió 8 el 6 de junio. Tenía 459 presidencias municipales y perdió 250.

Explicación no pedida, culpabilidad manifiesta. Alejandro Moreno Cárdenas está invirtiendo lo que le queda de capital político para hacer una gira de medios y aclarar que el PRI no hará una alianza con Morena y que su posición en la dirigencia nacional del partido está segura.

Sin embargo en el Número 59 de Insurgentes Norte ya se habla de la sucesión del PRI. De la creciente influencia de un nombre, Miguel Ángel Riquelme, y de una nueva propuesta emergente fuera del círculo rojo del partido, Enrique de la Madrid.

El PRI tiene dos opciones para mantener su relevancia a nivel nacional, convertirse en un partido bisagra, al estilo del Partido Verde, para negociar posiciones y privilegios cuando Morena necesite la mayoría calificada. Usar los activos a su disposición para aportar a la Alianza de Va por México como la opción más fuerte de la oposición.

Para los críticos más a la derecha del PRI, el sector empresarial y tecnócrata del partido, Alejandro Moreno Cárdenas representa la primera opción. El status quo.

La segunda opción, consideran, puede ser empujada por dos perfiles: Miguel Ángel Riquelme, el gobernador de Coahuila que operó para ganar 5 de 7 distritos en el estado y ganar las alcaldías de Torreón y Saltillo. O Enrique de la Madrid, el ex secretario de Turismo y ex director de Banobras en el sexenio de Enrique Peña Nieto que ahora despacha en la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey.

Riquelme representa la opción moderada de la sucesión priista. Es el único gobernador del partido que pertenece a la disminuida Alianza Federalista.

Su nominación no significa una ruptura absoluta con el liderazgo de Alejandro Moreno Cárdenas. Sus socios políticos son Rubén Moreira, su antecesor en la gubernatura de Coahuila, y Carolina Viggiano, esposa de Moreira y secretaria general del PRI.

Estos dos perfiles han monopolizado el reparto de posiciones y diputaciones plurinominales en el PRI. Ambos serán parte de la próxima legislatura federal.

Públicamente, Riquelme se descarta para suceder a Alejandro Moreno en la dirigencia nacional del PRI.
Sin embargo , este es el único personaje que apuesta por mantener al priismo en la oposición y que lleva una relación permanente con los gobernadores del partido.

Enrique de la Madrid representa la segunda opción de cambio para el PRI, una alternativa que promete un mayor antagonismo del partido hacia la 4T.

Esta figura apuesta por la reivindicación del ala tecnócrata del partido que ha dominado las carteras de política económica en los últimos treinta años.

El hijo del ex presidente Miguel de la Madrid no ha pronunciado públicamente su intención de suceder a Alejandro Moreno. No obstante, versiones periodísticas ubican a un creciente sector del PRI que pretende instalarlo como el nuevo dirigente nacional.

Enrique de la Madrid tiene dos vinculaciones empresariales relevantes: una cercanía con Claudio X. González, el artífice del movimiento opositor Va por México y otra con José Antonio Fernández Carbajal, presidente del Consejo de Administración del Tecnológico de Monterrey; que ha reunido en su círculo político a personalidades disidentes al oficialismo como el ex secretario de Gobernación, Alejandro Poiré o el ex secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, así como el presunto apoyo dentro del partido del influyente Emilio Gamboa, quien fue jefe de la Oficina de la Presidencia en el sexenio de Miguel de la Madrid.

Pero también figura un tercero en discordia. ¿Su nombre? Alejandro Murat Hinojosa. Considerado dentro del círculo rojo como miembro del ala morenista dentro del PRI, el joven gobernador de Oaxaca y personaje de las simpatías del presidente López Obrador, ya ha sonado anteriormente para la dirigencia nacional tricolor.

El curioso resultado del PRI en el estado, que pese a tener la gubernatura perdió en prácticamente todos los distritos, ha dado mucho de qué hablar.

El PRI tiene frente a sí el dilema que dejó pendiente después de su estrepitosa derrota electoral de 2018. La pregunta es si el otrora partido hegemónico de México tiene los activos políticos suficientes para mantenerse relevante. Está por verse.

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