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21 de febrero 2025

10 de febrero 2025

¡Que alguien me explique!

“… que nadie se atreva”

Un peligroso desafío con dedicatoria al presidente Trump y al gobierno de EEUU fue el que lanzaron esta semana la presidenta Claudia Sheinbaum y el general Secretario Ricardo Trevilla: “¡Que nadie se atreva a violar nuestra soberanía!”

Por Ramón Alberto Garza

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Un peligroso desafío con dedicatoria al presidente Donald Trump y al gobierno de los Estados Unidos fue el que lanzaron esta semana la presidenta Claudia Sheinbaum y el general Secretario Ricardo Trevilla.

Ambos, en su calidad de jefes supremos de las Fuerzas Armadas mexicanas, respondieron severamente a las medidas adoptadas por la Casa Blanca y en las que el presidente Donald Trump ordenaba la eliminación total de los cárteles y las organizaciones criminales transnacionales, con las Sinaloa y Jalisco Nueva Generación al frente de la lista.

En un documento firmado por la nueva fiscal Pam Bondi, se anunciaba el empoderamiento de los fiscales federales de Estados Unidos para que trabajen urgentemente con el Departamento de Seguridad Interior e iniciaran rápidamente esos esfuerzos, más allá de las fronteras norteamericanas.

De tal prioridad para la administración Trump es el aniquilamiento de los cárteles, que la misma fiscal Bondi disolvió un grupo creado especialmente para perseguir a los oligarcas rusos tras la invasión de Ucrania, a fin de reorientar esos recursos humanos y económicos al combate del narcotráfico transnacional.

El posicionamiento de la fiscal Bondi se daba casi simultáneo a una entrevista que el Zar de la Frontera, Tom Homan, dio a ABC News y en la que advertía que sería una tontería que los cárteles se enfrentaran a los militares. “Sabemos que ya se han enfrentado a los militares mexicanos antes, pero ahora tenemos a los militares de Estados Unidos”. Homan dijo que esperaban que la violencia se incrementara en la frontera porque “les están sacando el dinero de los bolsillos” a los cárteles mexicanos.

La reacción de la presidenta Claudia Sheinbaum no se dejó esperar y en su conferencia mañanera del 7 de febrero respondió: “¡Empiecen por su país!”.

“Empiecen por su país. Nosotros, claro que vamos a coordinarnos, a colaborar, pero como lo dije el 5 de febrero, nunca subordinación ni injerencismo, es coordinación”.

“¿Cómo es que llega el fentanilo o cualquier otra droga? Que no está bien que pase ilegalmente y nosotros hacemos nuestro trabajo en nuestro país, pero ¿cómo es que llega? ¿Qué pasa después de la frontera? ¿Quién opera la distribución de la droga? ¿Quién vende la droga en las ciudades de Estados Unidos?”.

Un día después, durante el arranque del Programa Nacional de Fertilizantes para el Bienestar, en Michoacán, la presidenta Claudia Sheinbaum lanzó una todavía más severa alerta: “… ¡Que nadie se atreva a violar nuestra soberanía!”.

Pero quizás la más desafiante advertencia fue la que se dio ayer domingo en el Campo Marte, al conmemorarse la llamada Marcha de la Lealtad y en la que el general Ricardo Trevilla, secretario de la Defensa, sentenció que “la soberanía de México no es negociable”.

Las advertencias de “nuestra soberanía no es negociable” y la de “que nadie se atreva a violar nuestra soberanía” calaron hondo no sólo en la Casa Blanca, sino en las instancias de seguridad e inteligencia de Washington. Sobre todo, porque se dan en momentos en que se había decretado una tregua de 30 días para negociar las condiciones para la imposición o cancelación de aranceles a las importaciones mexicanas, mientras no se frenara el envío de fentanilo y se redujeran las amenazas de seguridad de los cárteles.

Sobre todo, porque en el evento de ayer domingo entre la presidenta Claudia Sheinbaum y las Fuerzas Armadas, reaparece la figura de un cuestionado militar, el General Salvador Cienfuegos, quien fuera detenido en Estados Unidos acusado por narcotráfico, liberado en extrañas circunstancias por razones político-diplomáticas por el primer gobierno de Donald Trump, bajo la promesa -jamás cumplida- de que sería juzgado en México. No sólo se le exoneró, sino que ahora vuelve a estar en las primeras filas del poder verde olivo. ¿Qué necesidad? ¿Cuál es el mensaje?

Pero, al final del día, esos cuestionamientos sobre el no atreverse a violar la soberanía y que esa soberanía no es negociable, son un boomerang sobre el segundo piso del gobierno de la Cuarta Transformación.

¿Por qué esas amenazas a Estados Unidos no se aplican en territorio nacional a los cárteles mexicanos, que violentando la soberanía nacional ya impusieron un gobierno por encima de los legítimamente electos?

¿Pueden los ciudadanos de Sinaloa, Tamaulipas, Guerrero, Guanajuato, Michoacán y Tabasco -entre otros- presumir que son soberanos y que nadie se atreve a desafiarlos?

¿Podemos defender la soberanía en un país donde el libre tránsito por las carreteras es “letra muerta” y los secuestros son el pan de cada día?

¿Existe soberanía en un México en el que los cárteles no sólo trafican drogas, sino cobran piso desde modestos comercios y tortillerías hasta empresas repartidoras de bebidas y alimentos, plantaciones de limones y aguacates?

¿Por qué esa valiente advertencia presidencial de “que nadie se atreva” no se hace extensiva y aplicable a quienes en los últimos seis años de gobierno de la Cuarta Transformación acumularon en su haber el récord histórico de 200 mil homicidios dolosos?

¿Qué soberanía están defendiendo la presidenta y el general Secretario? ¿La de la posible intromisión de militares norteamericanos para acabar en territorio mexicano con los cárteles que cobran más 120 mil vidas cada año en Estados Unidos o la soberanía de los cárteles mexicanos para continuar operando y expandiéndose en completa impunidad, con la complicidad del gobierno?

Sería prudente cuestionar quién está dictando ese guión patriotero a la presidenta Claudia Sheinbaum y al secretario Ricardo Trevilla. Quizás la respuesta la encontremos en Palenque, donde se instalan los mayores temores sobre el futuro que les espera.

Y al final del día, si los norteamericanos “se atreven” a combatir a los cárteles mexicanos, ¿qué vamos a hacer? ¿Les vamos a declarar la guerra?

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