25 de junio 2025
Política
Primero Irán, después ‘El Mencho’
El mismo argumento utilizado por Washington tras el ataque a bases nucleares iraníes aplica al sur de la frontera: no es una guerra contra México, es una guerra contra los cárteles, puntualmente contra el CJNG y Nemesio Oseguera Cervantes
Por Rodrigo Carbajal
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En Washington se tomó una decisión: Primero Irán, después ‘El Mencho’. Mientras el mundo seguía minuto a minuto las últimas noticias del conflicto en Medio Oriente, este martes 24 de junio, el poderoso Comité Judicial del Senado de Estados Unidos llevó a cabo una audiencia clave para la que podría ser la siguiente intervención militar del gobierno de Donald Trump. José Pérez, director adjunto de la División de Investigación Criminal del FBI; Matt Allen, agente especial de campo en la oficina de la DEA en Los Ángeles; y Jason T. Stevens, agente especial de la oficina de El Paso de ‘Homeland Security Investigations’, comparecieron en un panel titulado “La Delgada Línea Azul que Protege a los Americanos de los Cárteles”.
Allen hizo una revelación que sacudió a los senadores: el Cártel Jalisco Nueva Generación realizó operaciones de espionaje y vigilancia sostenidas contra agentes de la DEA en territorio estadounidense durante el juicio en Washington de Rubén Oseguera González, ‘El Menchito’, hijo del líder y fundador del CJNG. De acuerdo al testimonio del agente especial Allen, esto coloca al cártel mexicano como una amenaza doméstica de seguridad nacional superior a las milicias de Hamás, Hezbolá y los Hutíes. “Dispararon contra una mujer y asesinaron a la hija de un informante colaborador, y mataron a un soldado de la armada mexicana. A esto nos enfrentamos, a un cártel paramilitar con alcance global dispuesto a matar familias y vigilar a trabajadores estadounidense en nuestro propio territorio”, sentenció el oficial de la DEA. La narrativa contra los “cárteles terroristas” está plantada.
Para México, la guerra en Medio Oriente ofrece señales importantes. El bombardeo contra las instalaciones nucleares iraníes, la mayor intervención militar de Estados Unidos en una década ha elevado la probabilidad de que la Casa Blanca autorice operaciones de fuerzas especiales norteamericanas en territorio mexicano. El presidente Donald Trump tomó la decisión de aprobar el ataque contra Irán sin invocar alguna autoridad legal, sin consultar con el Congreso, sin contar con una recomendación sólida de la comunidad de inteligencia y sin el apoyo de gran parte de su propia coalición en el Partido Republicano. “No fue una operación del Pentágono, fue una operación de Donald Trump”, dijo un alto funcionario del aparato de seguridad nacional de Estados Unidos al portal Axios. Siguiendo la tradición de sus antecesores republicanos, el presidente Trump entiende que un conflicto externo resuelve los problemas de política interna y facilita la acumulación de poder en la Oficina Oval. Después del bombardeo contra Irán, ¿alguien recuerda el conflicto del presidente con Elon Musk o los serios problemas fiscales de su ‘Big, Beautiful Bill’?
Ahora que la administración Trump ha cabildeado un acuerdo de cese al fuego entre Irán e Israel, la oportunidad más cercana de una intervención militar extrajera se encuentra al sur de la frontera. En el caso de Irán, importantes miembros de la coalición de Donald Trump, como Steve Bannon y Tucker Carlson, se opusieron fuertemente a la continuación de una nueva “guerra sin fin” que repitiera los errores de Bush y Obama en Irak y Afganistán. En el caso de México, sucede lo contrario. No hay oposición en el Partido Republicano a que se realice una expedición militar contra los cárteles. Desde el senador del establishment, Lindsey Graham, hasta el asesor de la Casa Blanca, Stephen Miller, todo el espectro de la derecha estadounidense está de acuerdo en la necesidad de neutralizar a los cárteles. La semana pasada, dos de los principales propagandistas del Partido Republicano, Jack Posobiec y Matt Walsh, discutieron en redes sociales la posibilidad de una operación militar contra los grupos paramilitares mexicanos: “Podríamos matarlos a todos con un ataque planeado. ¿Por qué no lo henos hecho?”, cuestionó Walsh. Esto no es sólo un asunto retórico. Una fuente de la comunidad de inteligencia de Estados Unidos asegura que, en Washington, ya se discute la posibilidad de una misión de extracción contra Nemesio Oseguera Cervantes, ‘El Mencho’.
La administración de Donald Trump está cerrando el cerco contra el fundador del Cártel Jalisco Nueva Generación. Ante la fragmentación del Cártel de Sinaloa por la guerra civil entre ‘Los Chapitos’ y ‘Los Mayitos’, la organización que dirige Oseguera Cervantes emerge como el grupo dominante del mapa criminal en México.
El 18 de junio, la Oficina de Control de Activos del Departamento del Tesoro (OFAC, por sus siglas en inglés) sancionó al líder del CJNG y a cuatro miembros de su “estado mayor”: Julio Alberto Castillo, ‘El Chorro’, cuñado del ‘Mencho’ y operador de la entrada de precursores químicos de fentanilo en el puerto de Manzanillo; Gonzalo Mendoza Gaytán, ‘El Sapo’, un operador paramilitar a quien le atribuyen la autoría intelectual del asesinato del ex gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval y el atentado contra Omar García Harfuch en Paseo de la Reforma; y Audias Flores Silva, ‘El Jardinero’, un operador paramilitar que selló una alianza reciente con ‘Los Chapitos’ y que tiene intereses importantes en el negocio del huachicol fiscal. El 30 de mayo, la Corte del Distrito Sur de Texas imputó a James Lael Jensen y a Maxwell Jensen por proveer apoyo material a un cártel mexicano que participa en actividades terroristas. De acuerdo al FinCen del Departamento del Tesoro, los Jensen han aportado más de 300 millones de dólares al CJNG derivados de una red de contrabando de combustible en Estados Unidos y en México.
La designación de la OFAC incluye también a Ricardo Ruiz Velasco, ‘El RR’, un oscuro operador de ‘El Mencho’ cuya identidad ha sido atribuida a cuatro diferentes personas por agencias de inteligencia en México y Estados Unidos. De manera inusual, ‘El RR’ fue sancionado debido al feminicidio de la influencer Valeria Márquez. Algo inédito que proyecta una intención política detrás de las sanciones. La Fiscalía de Jalisco alega que no hay ni una sola pieza de evidencia que conecte a Ruiz Velasco con el asesinato de Márquez. Sin embargo, las autoridades norteamericanas argumentan que ‘El RR’ ha participado en homicidios de alto perfil en la última década, incluyendo el asesinato de policías y funcionarios estatales.
El Departamento del Tesoro califica las operaciones del CJNG como “un reino de terror”. Desde su punto de vista, el cártel “es responsable de una participación significativa del fentanilo y otras drogas ilegales que ingresan a Estados Unidos”. En línea con los comentarios que realizó ayer el agente especial Allen, la OFAC asegura que el Cártel Jalisco Nueva Generación “utiliza el asesinato como una táctica para intimidar rivales, incluyendo el envío de mensajes para otros cárteles contra homicidios directos en relación a mujeres. El reciente descubrimiento del campo de reclutamiento conocido como ‘El Rancho Izaguirre’, que habría sido utilizado para ejecutar a reclutas que desafían instrucciones, subraya los métodos brutales del cártel”. Incluso, Scott Bessent, el secretario del Tesoro que forma parte del grupo moderado del gabinete advierte que “Estados Unidos está fuertemente comprometido en apalancarse de todas las herramientas disponibles para degradar la capacidad del CJNG”.
En México, el funcionario más comprometido con el desmantelamiento del Cártel Jalisco Nueva Generación es Omar García Harfuch, el secretario de Seguridad Ciudadana del gobierno de Claudia Sheinbaum. Se trata precisamente del operador más cercano a Washington en el aparato de seguridad e inteligencia del Estado mexicano. García Harfuch atribuye al CJNG el atentado en su contra y, junto con la Fiscalía General de la República, señala a ‘El Mencho’ como el autor intelectual del intento de asesinato de Ciro Gómez Leyva. El periodista se dice escéptico de esta tesis.
Sin embargo, ambos casos se alinean a la narrativa de Washington: el Cártel Jalisco es una amenaza de seguridad nacional tanto para México como para Estados Unidos y debe ser erradicada. Después del ataque del Ejército estadounidense contra las instalaciones nucleares iraníes, el vicepresidente J.D. Vance aclaró: “No es una guerra contra Irán, es una guerra contra su programa nuclear”. El mismo argumento aplica al sur de la frontera: no es una guerra contra México, es una guerra contra los cárteles, puntualmente contra el CJNG y Nemesio Oseguera Cervantes.