El PRI sacrifica a Enrique Ochoa

El PRI se enfrenta al peor de los escenarios posibles: José Antonio Meade se encuentra en un lejano tercer lugar de las encuestas, el partido únicamente aparece como una opción competitiva en uno de los nueve estados que renovarán la gubernatura y un grupo de la élite empresarial está ejerciendo presión para que se pacte un frente común anti-AMLO con Ricardo Anaya.

Es en este contexto en el que se determinó que Enrique Ochoa Reza debe dejar la presidencia del PRI. Su operación en el triunfo electoral en el crucial Estado de México y en Coahuila fueron insuficientes para salvar su posición.

René Juárez Cisneros, señalado en la prensa como alguien cercano a Arturo Montiel y parte de la vieja guardia del PRI, tomará el lugar de Ochoa Reza. Se trata de un personaje de bajo perfil que fue ex gobernador de Guerrero, Senador de la República hasta 2016 y Subsecretario de Gobernación en el despacho de Miguel Ángel Osorio Chong.

Su designación ha generado disonancia cognoscitiva en los sectores que esperaban un fuerte golpe de timón en caso de que se hicieran cambios en el PRI o en la campaña de Meade.

Enrique Ochoa, economista del ITAM y doctor en Ciencia Política por la Universidad de Columbia, fue parte del grupo compacto de tecnócratas que diseñaron y negociaron las reformas estructurales del Pacto por México.

En los años iniciales del sexenio de Enrique Peña Nieto era visto como un aliado natural de Luis Videgaray y de Aurelio Nuño al interior del gabinete. Estos dos personajes, sin embargo, se mantienen altamente relevantes en el gobierno y en la campaña presidencial del PRI. El costo político de sus decisiones lo ha pagado Ochoa Reza.