2 de septiembre 2024
¡Que alguien me explique!
Presidente Patético
Patético es el calificativo que mejor le acomoda al sexto y -por fortuna- último informe de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador
Por Ramón Alberto Garza
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Patético es el calificativo que mejor le acomoda al sexto y -por fortuna- último informe de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Penoso, porque quiso llenar el Zócalo de la Ciudad de México con un acarreo de mexicanos necesitados, que lo último que de verdad querían, en su domingo de descanso, era que los pastorearan a escuchar las flagrantes mentiras de un megalómano líder que se cree más listo que el resto del planeta.
Lamentable, porque durante largas horas bajo el sol abierto, se dedicó a lanzar glorias a lo que dijo eran los logros de su sexenio. Mentira tras mentira, compulsivamente.
Que si desterró la corrupción; que si el sistema de salud que está heredando no sólo es igual, sino mejor que Dinamarca; que si abatió los índices de inseguridad; que si rescató a la CFE y a Pemex; que su gobierno redujo los feminicidios; que se aplicaron los recursos con honestidad y transparencia. Patético, el presidente.
Estamos en el cierre del sexenio más corrupto de la historia del México moderno. Los prianistas se quedaron cortos en sus tabuladores para cobrar moches frente al impune saqueo que se dio en los programas sociales sin auditar, en las mega obras como el Tren Maya, Dos Bocas y el Aeropuerto Felipe Ángeles, de los que en ningún caso conocemos cuánto de verdad costaron porque esa información está “reservada”, al menos, por dos sexenios. Tampoco podemos indagar -¡que un pelotón de fusilamientos nos agarre confesados!- de qué tamaño fueron los negocios de los generales que administraron el mayor presupuesto de obra civil bajo la cortina inescrutable del uniforme verde olivo. Patético, el presidente.
Estamos en el cierre del sexenio que desmanteló el sistema nacional de salud que -aunque con imperfecciones- funcionaba, para reemplazarlo por un Instituto de Salud para el Bienestar que nunca despegó, que devoró miles de millones de pesos que se fueron a la basura, porque terminaron por desaparecerlo para colgarle todos los beneficiarios, sin cotización, al saturado Seguro Social. Cínico, el presidente López Obrador, que se mofa diciendo que hereda un sistema de salud mejor que el de Dinamarca. Lo dice porque sabe que su “pueblo, bueno y sabio”, el que sobrevive entre la miseria y la ignorancia, jamás conocerá Dinamarca. No tienen manera de comparar. Patético, el presidente.
Estamos en el cierre del sexenio más violento de la historia de México. Cuando concluya el 2024, andaremos coqueteando con cifras de homicidios cercanas a los 200 mil mexicanos que en seis años sucumbieron a la estúpida política de “Abrazos, No Balazos”. Una frase bajo la que se escondieron los inconfesables acuerdos de la familia López Obrador y López Beltrán con el Cártel de Sinaloa. Ya lo verán en todo su esplendor en los próximos meses. Los vientos vienen del norte. Se ganó a pulso el hashtag de #NarcoPresidente. Patético, el presidente.
Estamos en el cierre del sexenio que más despreció a las madres buscadoras y a las víctimas de los feminicidios. Un mandatario que desde su negada misoginia, jamás dio la cara para enfrentar a esas mujeres que, buscando a sus hijos o defendiéndose de la violencia de género, le exigían una justicia que jamás llegó, porque siempre las marginó; le daba urticaria reunirse con ellas. Lo mejor era decir, como en todo, que eran manipuladas por sus enemigos, los conservadores. Patético, el presidente.
Estamos en el cierre de un sexenio que prometió el rescate de Pemex y la CFE, pero que acabó hundiéndolas más con una pésima operación, un mal manejo de sus finanzas, deudas récord a nivel mundial, pero sobre todo, un saqueo a cielo abierto de directivos como Manuel Bartlett y Rocío Nahle, cuyas familias robaron a manos llenas miles de millones de pesos, mientras los sistemas de electricidad y de producción y refinación de crudo colapsaban, al mismo tiempo que se dilapidaban 16 mil millones de dólares en una refinería que será el segundo gran elefante blanco del sexenio, sólo superada por el Tren Maya. Patético, el presidente.
Estamos en el cierre del sexenio que se dedicó a corromper a los altos mandos de las Fuerzas Armadas, para comprar con inescrutables presupuestos su lealtad a un presidente que como candidato prometió regresarlos a los cuarteles, pero que terminó vaciando esos cuarteles para darles un poder ilimitado. La Secretaría de la Defensa acabó absorbiendo a la Secretaría de Obras Públicas. Los de verde olivo acabaron como responsables de todo, menos de la Seguridad Nacional. Patético, el presidente.
Estamos en el cierre de un sexenio que prometió la siembra récord de cientos de miles de hectáreas de granos y que hoy, al bajar su telón, sólo puede mostrar cifras récord en la importación de maíz, frijol y sorgo, los tres granos esenciales para sostener la alimentación básica del mexicano. La mejor siembra de este sexenio lopezobradorista fue la de odios, que tuvo como cosecha la polarización de toda una nación. Ni en los peores escenarios de aquel diciembre de 2018, imaginamos la destilería de amarguras, rencores y frustraciones en la que su acólito Jesús Ramírez -hoy queriéndolo heredar a Claudia Sheinbaum- convirtió al presidente y a sus mañaneras. Patético, el presidente.
Lamentable, el espectáculo de ayer en la plancha del Zócalo de la Ciudad de México. De burla, el enunciado de mentiras y de falsos logros. Pero más triste aún que los mexicanos escuchemos tantas mentiras, tantas diatribas, y guardemos un silencio cómplice.
Dirán los cuatroteístas que ahí está la popularidad del 70 por ciento que presume, en su salida, Andrés Manuel López Obrador. Y sí, Adolfo Hitler también fue un líder carismático y popular que acabó llevando a Alemania y al mundo entero a los horrores del Holocausto. Patético, el presidente, a quien todavía le quedan 30 días para más penosos, lamentables y ridículos actos de gobierno.
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