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21 de septiembre 2024

20 de agosto 2024

¡Que alguien me explique!

Presidente chantajista

En el ocaso de su cuestionado sexenio, AMLO decidió despojarse de cualquier máscara para asestar su último golpe: buscar adueñarse del Poder Judicial. Y se mostró como lo que es, un chantajista que está dispuesto a todo para salirse con la suya

Por Ramón Alberto Garza

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En el ocaso de su cuestionado sexenio, el presidente Andrés Manuel López Obrador decidió despojarse de cualquier máscara para asestar su último golpe: buscar adueñarse del Poder Judicial. Y se mostró como lo que es, un chantajista que está dispuesto a todo para salirse con la suya.

Sólo así puede entenderse que se esté buscando negociar con los factores clave para sacar adelante su “Plan C”, empleando abiertos chantajes si no le cumplen sus exigencias.

Una prueba de lo que decimos es lo que se está haciendo con los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, Mónica Soto, Felipe Fuentes y Felipe de la Mata. A ellos, cuyo fallo le permitiría a Morena sacar adelante la sobrerrepresentación legislativa y tener en consecuencia la Mayoría Calificada para hacer a su antojo cambios a la Constitución, se les está prometiendo que les extenderán sus cargos hasta el 2027. Sólo con ello tendrían la posibilidad de extenderse a un periodo adicional hasta el 2033. Claro, siempre que voten en favor de la exigencia presidencial.

Pero lo que es un chantaje todavía más evidente es el que se pretende ejercer con los 11 ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. A ellos se les están poniendo sobre la mesa dos opciones. Dejar sus cargos tan pronto como finalice octubre, tras votarse las nuevas reglas del Poder Judicial, lo que significa que serían despedidos antes de que concluya el término para el que fueron elegidos y sin el beneficio de su pensión. Se estaría aplicando una nueva Ley en retroactivo.

O si los 11 ministros de la Suprema Corte se comportan “a modo”, prolongarles su periodo hasta el 31 de agosto del 2025 para que puedan tener acceso a su pensión. Claro, siempre y cuando cooperen y no opongan resistencia a las demandas presidenciales.

Se vea por donde se vea, estamos frente a dos claros chantajes. Te portas bien, te extiendo tu periodo y te respeto tu pensión. Me rechazas lo que pido, de cualquier forma, voy a sacar adelante mi capricho, y se van a quedar sin cargo y sin pensiones.

Tres frentes se abrieron ayer lunes para buscar contrarrestar lo que a todas luces es una aberración presidencial de buscar adueñarse del Poder Judicial por la ruta de una elección de popularidad para decidir quiénes serán jueces y quiénes magistrados. Nada de conocimientos, sólo popularidad.

El primer frente fue el paro de labores que iniciaron ayer miles de trabajadores del Poder Judicial en los 32 circuitos judiciales. Buscan que se les respete la carrera judicial, la escuela en la que se preparan y que se mantengan los concursos de oposición para preservar el sistema de ascensos en el Poder Judicial. Además, que no sean afectados ni sus salarios, ni prestaciones y mucho menos las pensiones.

Enfrentar a un sistema judicial paralizado frente a la exigencia de un capricho presidencial no es poca cosa. Porque no se está hablando de las altas posiciones como las de jueces y magistrados, sino la de los trabajadores de base, los que sacan adelante el día con día.

El segundo frente es el desplegado del Consejo Coordinador Empresarial  que instó al Instituto Nacional Electoral y al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación a hacer una interpretación “sensata, justa y equilibrada” de la Constitución al momento de decidir la integración de la nueva Cámara de Diputados y evitar caer en la sobrerrepresentación de Morena y sus aliados.

En palabras de su presidente, Francisco Cervantes, el máximo organismo empresarial advirtió que las autoridades electorales tienen la responsabilidad histórica de decidir con base en la voluntad ciudadana expresada en las urnas.

Y un tercer frente se asomó también ayer, cuando el Wall Street Journal publicó un artículo de la analista Mary Anastasia O’Grady titulado “México coquetea con la dictadura”. En ese artículo se advierte que, si se aprueba la sobrerrepresentación del partido en el poder en el Congreso, se estará instalando el régimen de partido único que acabará con la esperanza ciudadana de una nación que viva en paz, con libertad y en prosperidad.

Por supuesto que, en su mañanera de ayer lunes, el presidente López Obrador descalificó el paro del Poder Judicial, condenó al Consejo Coordinador Empresarial por su postura crítica y censuró el rol de la prensa nacional e internacional para cuestionar sus caprichos.

Y por lo dicho horas más tarde por la ya presidenta electa, Claudia Sheinbaum, parece no existir reversa alguna, a pesar de que esas opiniones no fueron tomadas en cuenta. Dijeron que harían foros, pero aquello acabó por ser un diálogo de sordos, unilaterales y caprichosos con el presidente López Obrador al frente como chantajista en jefe.

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