10 de mayo 2019
¡Que alguien me explique!
El pez por sus Dos Bocas…
Adjudicar a Pemex la construcción de la refinería de Dos Bocas es una decisión riesgosa. En la 4T se va perfilando un patrón que beneficia, ante todo, a la burocracia petrolera
Por Ramón Alberto Garza
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Somos, a contracorriente, de los que sí creemos que México debe de recuperar la autonomía en la refinación de su crudo.
Es estratégico acabar con la dependencia en la importación de gasolinas, atada al volátil tipo de cambio.
No es una postura patriotera. Más allá de lo económico, es un asunto de soberanía nacional.
Asómense a los últimos reportajes sobre energéticos publicados por The Wall Street Journal y descubrirán una sorpresa.
Que contra lo que nos venden desde hace 35 años, la refinación es hoy la gallina de los huevos de oro en la industria petrolera.
En el último año, las utilidades de las refinerías crecieron más de 160 por ciento. Y lo que le venden a México es uno de los motivos de ese boom estadounidense.
Pero una cosa es que apostemos a rescatar la autosuficiencia en refinación y otra el sorpresivo anuncio hecho ayer jueves por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Después de prometer desde su campaña la construcción de la refinería de Dos Bocas, megaproyecto insigina de la Cuarta Transformación, ayer se reveló que en la licitación que hicieron –no abierta, sino por invitación- ninguno de los invitados cumplió las condiciones de presupuesto y tiempo.
Y al declarar desierta esa licitación cerrada en su mañanera, el presidente anunció que la Secretaría de Energía y Pemex construirán la nueva refinería.
Sorprendió, porque si Pemex es incapaz de operar las refinerías existentes que están a la mitad de su capacidad, ¿va a tener lo necesario para concretar un mega proyecto como Dos Bocas, en donde los expertos privados dijeron que bajo ese presupuesto y esa fecha de terminación no se puede?
Mejor sería que se anunciara un programa de emergencia para rescatar a las actuales refinerías, antes que encargarle una nueva a quien no puede reparar ni las viejas.
Pero curiosamente, eso ya va convirtiéndose en el mantra de infraestructura en el gobierno de la Cuarta Transformación.
Se canceló el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México y se decidió reemplazarlo por uno en Santa Lucía. Por decisión unilateral, sin licitación, se le cedió la construcción a la Secretaría de la Defensa.
¿Es función de los militares rescatar la seguridad nacional, apoyando por ejemplo a la nueva Guardia Civil, o dedicarse a construir complejas obras en las que tienen cero experiencia? ¿Y la Secretaría de Comunicaciones?
Una más. Al descubrirse un conflicto de interés en el presupuesto de mil millones de pesos contra el dañino sargazo que lesiona al turismo del Caribe mexicano, la decisión unilateral fue entregarle la tarea a la Marina.
¿Es función de la Marina vigilar las muy vulneradas costas mexicanas, por donde se trafica contrabando –de mercancías y de humanos- así como drogas, o hacerle al improvisado biólogo marino buscando destruir una plaga que exige profundos conocimientos para acabarla?
Y la tercera en cinco meses. Al no encontrar quien de los expertos invitados lo haga al costo que se quiere, en el tiempo que se quiere, Dos Bocas será construida por Pemex.
¿Acaso la muy emproblemada paraestatal del petróleo no tendría primero que destinar a sus ingenieros a buscar nuevos yacimientos y recuperar la desplomada producción de crudo o a rescatar urgentemente las abandonadas refinerías existentes?
Son dos obras de infraestructura y una de combate a la principal amenaza al turismo, que lejos de ponerse en manos de expertos y fomentar empleos desde el sector privado, se le dan por decisión política a la burocracia militar o a la petrolera.
Sería prudente que el presidente López Obrador reflexionara. Si de verdad busca un crecimiento del 4 por ciento, eso no se alcanzará despojando de la obra de infraestructura al sector privado para dársela a la burocracia que por más buena y sabia que sea en este gobierno, todavía hoy no se prueba efectiva en esas tareas.
Cuidado con el rumbo, porque podemos resbalar en tres refranes: Lo barato sale caro…. Zapatero a tus zapatos y el pez por sus Dos Bocas muere.
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