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17 de octubre 2024

26 de julio 2024

¡Que alguien me explique!

París 2024: ¿Ciudad Luz?

Ser la sede de unos Juegos Olímpicos, como en el caso de París, está dejando de ser un sueño para transformarse en una peligrosa pesadilla

Por Ramón Alberto Garza

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Ser la sede de unos Juegos Olímpicos está dejando de ser un sueño para transformarse en una peligrosa pesadilla.

Los radicalismos globales, las confrontaciones religiosas y las ideologías políticas, cada día amenazan más a estas justas que deben ser el escaparate a lo mejor del deporte mundial.

Hoy se inauguran los Juegos Olímpicos París 2024, en una de las ciudades más icónicas del planeta, París, la llamada Ciudad Luz. Pero lo que debería ser una gran fiesta podría en cualquier momento acabar en un drama, frente a amenazas de sectas nacionalistas, religiosas y políticas que buscan dejar su huella en ese que es el mejor escaparate mediático del planeta, con el mayor auditorio global cada cuatro años.

Las calles de París serán sobrevigiladas por 35 mil guardias nacionales, 10 mil elementos de sus fuerzas armadas y 1,900 especialistas en inteligencia aportados por 40 países para detectar cualquier operación terrorista.

Y no es para menos. Con conflictos globales abiertos y muy condenables como el de Rusia con Ucrania; la sangrienta disputa entre Israel y Palestina; las tensiones entre China y Estados Unidos; más los choques entre Japón-Corea del Norte y Corea del Norte-Estados Unidos, además de la frágil posición de la OTAN frente a Rusia, hacen de los Olímpicos la cancha perfecta para cobrar facturas y venganzas.

Ya en los últimos días fueron detectados comandos, tanto en Bélgica como en Francia, de unidades terroristas que presumiblemente preparaban ataques en algunas sedes deportivas. Algunas se sospechan son de los terroristas del Medio Oriente.

También, por primera vez, se despliegan cientos de drones por los cielos parisinos, buscando detectar situaciones sospechosas. Incluso esa alta tecnología ya se infiltró a las canchas.

El desfile inaugural que por primera ocasión no será en un estadio cerrado, sino a cielo abierto en embarcaciones nacionales, a lo largo de todo el Río Sena, hace propicio que los objetivos a atacar sean muy vulnerables.

Y en la cancha, las diferencias con las nuevas tecnologías no son menores. Técnicos de la selección de futbol canadiense fueron sorprendidos grabando los entrenamientos de su rival, Nueva Zelanda, y obligados a pedir disculpas. Un entrenador y su asistente ya fueron devueltos a Canadá ante el descrédito.

En el partido entre Argentina y Marruecos, que habría terminado con un empate a dos tantos, con gol de última hora de los sudamericanos, la revisión de la tecnología VAR permitió confirmar que el gol debía ser anulado.

Y entre las protestas de los marroquíes y el enojo de la hinchada argentina, el partido que se tornó violento debió ser concluido con un estadio vacío. Los dobles campeones olímpicos perdieron. Pero esas pasiones desbordadas se ubicaron en la frontera del desastre.

Lo que intentamos decir es que, el “deportivismo” de hoy, se da en medio de tensiones que, si bien algunas de ellas siempre existieron y cobraron su cuota de violencia, lo que hoy enfrentamos tiene múltiples aristas y factores de riesgo que ponen al olimpismo en peligro.

El hecho de que en París existan cinco elementos de seguridad -entre guardias nacionales, ejército e inteligencia- por cada atleta que asiste, lo refleja todo. La cancha deportiva está adentro, pero la cancha de los desencuentros amenaza afuera.

¿Acaso no sería mejor reinventar estas justas deportivas y lejos de convocar a un mega evento valdría la pena que se produjeran Juegos Olímpicos por disciplinas, en distintas sedes, con menos costo para las naciones que las patrocinan, con menos contratiempos para los habitantes de los países sede y con menos tensiones para los deportistas que asisten?

Unos Olímpicos de Deportes de Pista, otros de Deportes Acuáticos, unos más de Deportes de Cancha -futbol, basquetbol, voleibol- y así sucesivamente. Uno o dos por año, y en cuatro o cinco años se renueva el medallero mundial. Como hoy sucede, pero con una sola, costosa y tensa justa deportiva.

Por lo pronto, el departamento de Turismo de París ya redujo la expectativa del número de visitantes para la justa olímpica 2024. Esperaban que viajaran 15 millones de espectadores. Ayer anunciaron que tienen contemplados apenas 11 millones.

Ojalá que la Ciudad Luz cruce, sin contratiempos, la meta fulgurante de las competencias que hoy se inician, y que el mundo demuestre que todavía somos una gran esfera humana y civilizada. Los indicadores que se asoman en la antesala del día inaugural, por desgracia, no van por ahí.

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