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18 de octubre 2024

8 de octubre 2024

¡Que alguien me explique!

No me ayuden, compadres…

La llamada Comisión Federal de Competencia -Cofece- emitió una resolución en la que pretende declarar a Gruma como jugador dominante, acusando que su capacidad instalada y sus estrategias impiden la libre competencia

Por Ramón Alberto Garza

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Grupo Maseca -Gruma- es un consorcio mexicano de clase mundial. Con 75 plantas productoras de tortilla y de productos derivados del maíz en los cinco continentes, tiene ventas anuales por 6 mil 600 millones de dólares. Siete de cada 10 dólares de esas ventas vienen de sus operaciones fuera de México.

Creada en 1949, Gruma es una de las pocas corporaciones que se ganaron a pulso su lugar en la mesa de los mexicanos. En los años de su fundación y crecimiento, de la mano de don Roberto González Barrera, perfeccionaron la fabricación de la harina de maíz que no era bienvenida por su “textura inicial”. Y dieron con la fórmula que desplazó al maíz nixtamalizado y que llegó a lugares remotos donde no había maíz ni las condiciones para elaborar tortillas.

También invirtieron cientos millones de pesos en perfeccionar las máquinas tortilladoras de alta velocidad y financiaron su proliferación, generando la emergencia de una industria indispensable en la dieta de los mexicanos.

Por eso sorprendió que, ayer lunes, la llamada Comisión Federal de Competencia -Cofece- emitiera una resolución en la que pretende declarar a Gruma como jugador dominante, acusando que su capacidad instalada y sus estrategias impiden la libre competencia.

Y en ese dictamen, que todavía es preliminar y sujeto a la aprobación del pleno de la Cofece y a los contrargumentos de la empresa, se exhorta a Gruma a poner en venta 5 de sus 18 molinos de harina de maíz ubicados en Chalco, Río Bravo, Celaya, Culiacán y Veracruz. Además, se pide también hacer ajustes en sus estrategias comerciales, bajo la presunción de que lo que hoy hacen les dan ciertas ventajas competitivas. ¿Y las más de siete décadas perfeccionando su posicionamiento del mercado? ¿Y las inversiones multimillonarias para llegar a cada rincón del país? ¿Y su reconocimiento como empresa de clase mundial en los cinco continentes, incluyendo el difícil y muy competido mercado de los Estados Unidos?

Además, resulta sorprendente que la Cofece no se meta con la industria de la masa de maíz, que es el mercado relevante para la tortilla, pues representa el 80 por ciento y la harina únicamente el 20 por ciento.

Esta resolución aparece en un momento muy inoportuno y tiene todos los visos de ser una acción política que sólo puede tener una de dos explicaciones.

La primera, que frente a las amenazas de la desaparición de la Cofece, el organismo autónomo quiere darle al nuevo gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum argumentos para decir que es útil al defender la dieta de los mexicanos. Una postura falaz, puesto que la eficiencia demostrada por Gruma es la que permite hoy encontrar la harina de Maseca hasta en el más recóndito estanquillo de México. Si ese es el camino, no tardaremos en castigar la exigencia comercial de Bimbo, Lala, Bachoco, Trimex, Telmex y de Coca Cola. ¿Quiere la Cofece demostrar que son “chairos”?

La segunda, que alguien le quiera jugar a “las contras” a la nueva inquilina de Palacio Nacional y por partida doble. Ninguna buena señal es que, a unos días de asumir la Presidencia, se le abra un frente contra una corporación mexicana de clase mundial, que hasta ahora viene colaborando de manera estrecha con las estrategias alimentarias de la Cuarta Transformación y que se sumó de manera solidaria y decidida al PACIC, asumiendo los costos derivados de este compromiso.

Pero lo que es todavía más sensible que se pretenda abrir un expediente de dominancia a la empresa que es competencia de Maíz Industrializado S.A. -Minsa-, la otra empresa productora de harina de maíz, y de la cual es presidenta Altagracia Gómez Sierra, una de las mujeres más cercanas a la presidenta Claudia Sheinbaum.

Con una excelente imagen en el sector empresarial, Altagracia Gómez Sierra -de apenas 32 años- es como una integrante del gabinete del nuevo gobierno, al tener bajo su responsabilidad la coordinación del Consejo Empresarial, el organismo que buscará alinear los grandes proyectos de inversión del sector privado.

Absurdo es que se deslice la presunción de que, a sólo unos días de iniciado este gobierno, ya se están operando decisiones que benefician a sus personajes más cercanos. La presidenta de Minsa no tiene esa imagen, y su reconocido talento y sentido común le impedirían operar tan burdamente una acción así contra Gruma, su principal competidor.

Es un crimen que en los momentos en que el nuevo gobierno del Segundo Piso de la Cuarta Transformación busca crear certidumbre entre los inversionistas -nacionales y extranjeros- y a unos días de que se lleve a cabo el CEO Dialogue que coordina el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, se abran expedientes muy cuestionables como este de Gruma, que sólo en su desahogo se llevará por lo menos un año para determinar si la Cofece tiene o no la razón.

Por lo pronto, ese fallo preliminar sigue abonando a la incertidumbre de la inversión nacional y extranjera. Hay que tener más cuidado en abrir expedientes empresariales y financieros. El horno no está para bollos… y menos para quemar tortillas. La presidenta Sheinbaum debe estar diciendo: “No me ayuden, compadres…”.

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