Morena, Elba Esther y el infiltrado

Detrás del conflicto por el control del sindicato de maestros y del acercamiento de Elba Esther Gordillo con Andrés Manuel López Obrador se esconde un común denominador: Juan Peña Neder, un hombre cuestionado que ha operado en las sombras del sistema político mexicano en las últimas dos décadas.

Se trata del mismo personaje que fue denunciado en los medios por el presunto tráfico de permisos ilegales de casinos durante el sexenio de Felipe Calderón, que asesoró al Casino Royale de Monterrey, que ha sido acusado de pertenecer a una secta filo fascista y que pasó dos años en la cárcel por la denuncia de un caso de violación tumultuaria del que fue absuelto en 2013.

Para nadie es un secreto que Elba Esther Gordillo es considerada como una de las principales enemigas del grupo político del presidente Enrique Peña Nieto.

Prueba de ello es que la PGR solicitó la modificación de las medidas cautelares del arresto domiciliario de la maestra bajo el argumento explícito de que Gordillo “representa una amenaza para la paz y la estabilidad del Estado mexicano”.

Juan Peña Neder encontró una oportunidad en este enfrentamiento político. Personas cercanas a la campaña de Andrés Manuel López Obrador y al círculo cercano de Elba Esther Gordillo dijeron a Código Magenta que fue Peña Neder quién se encargó de convencer a la maestra de recuperar el control del SNTE para apoyar al candidato de Morena.

Hay que recordar que, históricamente,  el sindicato de maestros ha sido una fuerza de operación muy importante en las elecciones mexicanas.  La influencia del SNTE fue vital para el triunfo de Felipe Calderón en el 2006 y ahora podría serlo para una potencial victoria de López Obrador, el puntero en las encuestas.

Después de pasar un sexenio en la cárcel, Elba Esther Gordillo estaría nuevamente del lado ganador.

Aquí es donde entra Peña Neder, a quién se le concedió un amparo para solicitar la suspensión de Juan Díaz de la Torre como presidente del Consejo General del SNTE.

La cuestión es que la operación de Peña Neder ha generado fricciones con gente de confianza de Elba Esther Gordillo y ha generado sospechas en la campaña de Morena.

La lealtad política de Juan Peña Neder ha cambiado de manera constante: renunció al PRI en el 2005, fue coordinador de asesores en una subsecretaría de Gobernación durante la administración de Calderón y ahora está apoyando a López Obrador.

A pesar de que Morena se ha deslindado de él, Peña Neder se ha esforzado en aparecer cerca de López Obrador en sus eventos públicos.

Junto con René Fujiwara, nieto de Elba Esther, y con Fernando González, yerno de la maestra y ex subsecretario de Educación en tiempos de Felipe Calderón,  Peña Neder dirige una organización conocida como Redes Sociales Progresistas.

Esta estructura aglutina al grupo disidente al interior de la SNTE y cuenta con una fuerte capacidad de logística y comunicación que ha sido utilizado a favor de la campaña de López Obrador de manera paralela a las actividades de Morena.

Después de meses de trabajo, las actividades de las Redes Sociales Progresistas le permitieron a Juan Peña Neder acercarse al primer círculo de López Obrador.

Sin embargo, su relación con la campaña de Morena está cerca del punto de quiebre.

De acuerdo a personas cercanas a la maestra, el rompimiento de Peña Neder con Elba Esther también sería inminente.

La operación política de Juan Peña Neder habría quedado desenmascarada a la luz de los cuestionamientos sobre el financiamiento de las Redes Sociales Progresistas.

Personas con conocimiento del asunto dijeron a Código Magenta que Peña Neder se ha reunido con al menos un empresario para pedirle dinero para su organización. Es decir, un externo a Morena se estaría presentando con personajes de la iniciativa privada para pedir financiamiento en nombre de López Obrador.

El hecho de que Morena desconoce de dónde viene el dinero de las Redes Sociales Progresistas es un riesgo que podría ser letal para la campaña presidencial.

El problema de algunos liderazgos de la campaña de López Obrador con Peña Neder es que nadie sabe para quién trabaja realmente. Y eso, en política, es muy peligroso.