10 de septiembre 2024
¡Que alguien me explique!
Minimato para Andy
El de Andrés Manuel López Obrador sería el primer Minimato, la primera intentona de poner a un hijo (“Andy”) a controlar y administrar lo que llama su herencia política
Por Ramón Alberto Garza
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Hace casi once meses, el 16 de octubre de 2023, advertimos aquí que se aproximaba un AndyMato 2024. Que la conclusión de la elección del 2 de junio sería, no la elección de Claudia Sheinbaum como la primera mujer presidenta, sino la instalación del segundo hijo del presidente Andrés Manuel López como heredero de la Cuarta Transformación.
Y esos temores hoy se confirman. Quizás dejaron correr la especie para distraer la atención de la Reforma Judicial, pero no deja de alarmar la inclusión del nombre Andrés López Beltrán –“Andy”, para los amigos- como posible jerarca alterno para Morena. El presidente ya lo destapó en su mañanera de ayer lunes y su mensaje fue claro: “Este es mi hijo amado, en quien tengo complacencia. A él oíd”.
Desde hace un par de años, en este espacio venimos advirtiendo que toda la estrategia del presidente Andrés Manuel López Obrador está destinada a heredarle el poder a su hijo “Andy”. Y esa intención pasa por convertirlo en el poder real, de facto, en el sexenio de Claudia Sheinbaum.
Una y otra vez se negó, hasta que una vez pasadas las elecciones del 2 de junio, el inquilino de Palacio Nacional lanzó la alerta de que, a partir de que dejara la Presidencia, sus hijos estarían libres para participar en política. Y le pedía a su sucesora que los considerara para algún cargo.
Está claro que no fue así, porque ahora las apuestas se inclinan a que Clara Brugada sea la que rescate a Andy del desprecio de Claudia Sheinbaum y lo instale en alguna alta posición dentro del gobierno de la Ciudad de México.
Pero eso es lo de menos. Lo auténticamente alarmante es que Andy López Beltrán sea ungido Secretario General o Secretario de Organización de Morena, porque desde ahí -con el apellido de la dinastía de Macuspana- tendría todo el poder para operar lo que su mesiánico padre le dicte desde Palenque.
Cuestión de volver a recordar -una vez más- que todo ese paquete de reformas controvertidas sólo tiene el propósito de poner bajo control de Andrés Manuel López Obrador el engranaje de poder del nuevo régimen. Y la Santísima Trinidad del poder radicaría ahora en quién manda en Morena, quiénes en los bloques dominantes morenistas en el Congreso y quién es “electo popularmente” para encausar el nuevo rebaño judicial.
El todavía presidente es un hombre que desconfía hasta de su sombra. Baste ver el trato indigno que le viene dando a Claudia Sheinbaum, imponiéndole a la mitad del gabinete y obligándola a salir en gira de despedida para que “el pueblo bueno y sabio” tenga claro quién es su dueño.
Pero como esa desconfianza continúa en ascenso, sobre todo por algunas designaciones independientes de la futura presidenta, López Obrador no quiere dejar nada a la tentación. Y por eso lanzó el nombre de su hijo Andy como posible “machuchón” -como diría él- dentro de Morena.
Si desde la más alta jerarquía del partido, con Luisa María Alcalde y Andy López Beltrán, se pueden promover o parar iniciativas de Claudia Sheinbaum, ¿a quiénes creen que le harán caso los morenistas? “A la mortal presidenta o al hijo del Mesías?
El drama será mayor, porque lejos de pavimentarle el camino a Andy López Beltrán para ser el candidato presidencial en 2030, vendrán las tentaciones de promoverlo como presidente sustituto, si tras el segundo año de gobierno de Claudia Sheinbaum, se implementa la revocación de mandato. La ‘espada de Damocles’ penderá eternamente sobre el cuello de la primera mujer que gobernará México.
Veremos, entonces, cómo Andrés Manuel López Obrador se transformará en un moderno Plutarco Elías Calles -un Jefe Máximo del sistema político- que pretenderá, como ocurrió hace casi 100 años, poner y quitar presidentes, por elección, como interinos o sustitutos.
México vivió, entonces, el asesinato de Álvaro Obregón, el interinato de Emilio Portes Gil, la elección de Pascual Ortiz Rubio y su sustitución por Abelardo L. Rodríguez. Todo operado por Calles.
Hasta que Lázaro Cárdenas del Río, quien había sido gobernador interino de Michoacán, presidente del Partido Nacional Revolucionario y Secretario de Gobernación y de la Defensa durante aquel “Maximato”, asumió el poder y cortó los hilos de quien buscaba perpetuarse en el mismo, expulsando a Calles de México.
Si se consuma la intentona de colocar a Andy López Beltrán dentro del politburó de Morena, Claudia Sheinbaum debería de cambiar su apellido por el de Claudia Portes Gil, Claudia Ortiz Rubio o Claudia L. Rodríguez. No la dejarán gobernar.
El de Andrés Manuel López Obrador sería el primer Minimato, la primera intentona de poner a un hijo a controlar y administrar lo que llama su herencia política. El banderazo ya está dado, la ruta trazada. Si se decide, la presidenta Claudia Sheinbaum tendrá la última palabra.
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