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17 de octubre 2024

26 de julio 2024

¡Que alguien me explique!

Mayo y Chapito: ¿Se entregaron o los entregaron?

Sea como fuere, la captura de los dos principales capos del Cártel de Sinaloa -Ismael “El Mayo” Zambada y Joaquín “El Chapito” Guzmán López- sacudió a Palacio Nacional

Por Ramón Alberto Garza

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La secuela de hechos no podía ser más perfecta, digna de una serie para Netflix. Dos serias amenazas, al más alto nivel, con espacio de apenas seis días, fueron suficientes para que los dos más poderosos capos del Cártel de Sinaloa -Ismael “El Mayo” Zambada y Joaquín “El Chapito” Guzmán López- se entregaran -o los entregaran- al gobierno de los Estados Unidos.

La primera amenaza se dio el pasado jueves 18 de julio. Fue lapidaria y fue sentencia de muerte emitida por Tom Homan, ex director de la Agencia de Migración y Aduanas de los Estados Unidos. El influyente personaje de corte republicano les envió una advertencia directa a los cárteles mexicanos. Les dijo que tan pronto Donald Trump asumiera la Presidencia los declararían como organizaciones terroristas y vendrían por ellos. Sin pedir permiso.

Seis días después, el miércoles 24 de julio, en una entrevista conjunta en la que aparecieron Donald Trump y su compañero de fórmula J.D. Vance, los dos abrieron fuego contra México y sus cárteles. Denunciaron que el gobierno de México está petrificado frente a los cárteles, que ya son los dueños del país y que sus capos pueden derrocar al presidente en dos minutos. Trump declaró que, al asumir la Presidencia, él estaría dispuesto a entrar a bombardear sus posiciones. En pocas palabras, colocó a los capos ya como objetivos número uno de su campaña. Los Osama Bin Laden y el nuevo ISIS, versión 2024.

Todavía no se enfriaba el severo impacto de las advertencias conjuntas del candidato presidencial y de su apuesta para vicepresidente, cuando ayer jueves, el fiscal norteamericano Merrick Garland emitió un comunicado en el que anunciaba que ya tenía bajo custodia a los dos principales capos del Cártel de Sinaloa: Ismael “El Mayo” Zambada y Joaquín “El Chapito” Guzmán López, socio-compadre e hijo respectivamente, de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera.

Se pretendió correr la versión de que fueron capturados en El Paso, Texas, cuando ambos fueron a ver unos terrenos. Ingenuo pensarlo. “El Mayo” y “El Chapito” no serían tan ingenuos como para cruzar juntos la frontera para ser capturados con tanta  facilidad. Con “El Chapo” y con Ovidio Guzmán López presos, bajo juicio, en Estados Unidos y abatidos sus principales brazos armados, ya se sabían en la mira.

La pregunta de fondo aquí es si ellos se entregaron o si los entregaron. O incluso si fueron canjeados.

Bajo la primera hipótesis de que se entregaron, la tesis sería que al escuchar tan brutalmente que venían por ellos, decidieron conservar sus vidas, aunque fuera en prisión, antes que salir abatidos en la primera intervención norteamericana, que podría darse no en el supuesto gobierno de Trump, sino en el de Biden para elevar los bonos demócratas y ganar la elección. Mejor pactar con el actual gobierno demócrata, buscando pactos, que ser abatidos por un gobierno republicano.

De hecho, se sabe que “El Mayo” Zambada, de 76 años y jefe de jefes en Sinaloa, tenía ya tres años negociando una entrega pactada a cambio de inmunidad y aceptar ser testigo protegido.

“El Mayo” Zambada estaba abatido desde que su hijo Vicente “El Vicentillo” Zambada Niebla fue capturado en México en 2009 y extraditado a Estados Unidos en 2010.

El hijo de “El Mayo” acabó cooperando como testigo protegido y eso le permitió que el gobierno norteamericano le redujera la condena para ser liberado por buena conducta en abril de 2021. 

Hoy se presume que su padre, Ismael Zambada García, acabó por imitarlo y habría negociado su entrega. De hecho “El  Vicentillo”  fue visto en febrero pasado en las salas de espera del aeropuerto Ronald Reagan, en Washington. ¿Adelanto de la negociación de esa entrega que culminó ayer, de la mano de “El Chapito”, saliendo en avión privado de Hermosillo al aeropuerto de Doña Ana County, en Nuevo México, para ser trasladados desde ahí a El Paso, Texas, donde ya los esperaban agentes de la DEA?

La otra presunción es que el gobierno mexicano aceleró su entrega -y la de Joaquín Guzmán López- frente a lo que ya eran advertencias y amenazas, tanto de los candidatos republicanos como demócratas, unidos todos en su cruzada contra el fentanilo, que exportado desde México mata a 140 mil norteamericanos al año.

Las pistas que llevan a esta presunción de entrega por parte del gobierno de la Cuarta Transformación ubican que la presión se dio cuando, con espacio de unas semanas, entre mayo y julio, le asesinaron a “El Mayo” a dos de sus más poderosos brazos armados.

Esos dos asesinatos lo habrían persuadido para acelerar su entrega al gobierno norteamericano. Sus dos poderosos sicarios abatidos fueron Eliseo Imperial Castro, alias “El Cheyo Ántrax” y también Martín Elenes Araujo, jefe de plaza de “El Mayo” en Culiacán.

Una tercera pista se dio entrada la tarde de ayer, cuando se filtró la presunción de que Ovidio Guzmán López, extraditado a Estados Unidos en septiembre de 2023, habría sido liberado, igual que a “El Vicentillo” Zambada. Los dos hijos de los capos negociaron a cambio de información. ¿A quién alcanza esa información y cuándo será revelada? ¿Antes o después de la elección norteamericana del 5 de noviembre?

Sea como fuere, la captura de los dos principales capos del Cártel de Sinaloa sacudió a Palacio Nacional. Si se entregaron, existe el temor de lo que vayan a revelar como testigos protegidos. Si los entregaron, porque saben que, aunque hayan cooperado, una de sus declaraciones puede poner contra la pared al ya incómodo presidente Andrés Manuel López Obrador y a sus hijos que tienen años bajo investigación. Esta trama apenas comienza.

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