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18 de octubre 2024

13 de noviembre 2018

Política

Maseca y los tacos de Monsanto

Maseca produce siete de cada diez tortillas de maíz que se consumen en México. Es un monopolio que podría estar involucrado en una seria crisis de salud pública. Un estudio refiere que la harina de maíz que produce esta compañía podría contener glifosato, un agente químico considerado por la OMC como “probablemente cancerígeno”

Por Rodrigo Carbajal

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El diario El País escandalizó a México cuando publicó que una parte significativa de las tortillas de maíz que produce Maseca contienen glifosato, un herbicida comercializado por Monsanto que es considerado por la Organización Mundial de la Salud como un agente “probablemente cancerígeno”

El periódico español cita un estudio del Health Research Institute que fue realizado a petición de la Asociación de Consumidores Orgánicos.

Ésta podría ser una de las mayores crisis de salud pública en México, un país en el que la mayor parte de la población basa su dieta en la tortilla del país.

¿De qué tamaño es el daño? Veamos

Maseca controla el 70 por ciento del mercado mexicano de harina para tortillas de maíz.

Gruma,  el holding de Maseca que es controlado por la familia Hank y González Barrera, es básicamente un monopolio del alimento central de la dieta de millones de mexicanos, especialmente los más pobres.

John Fagan, investigador en Bioquímica de la Universidad de Cornell le dijo a El País que los mexicanos consumen en promedio medio kilo de maíz al día.

De acuerdo al Health Research Institute, tres de ocho muestras de harina de maíz que fueron analizadas tenían rastros de glifosato.

Se encontró que los paquetes con mayor contenido de maíz genéticamente modificado eran más propensos a contener este agente “probablemente cancerígeno”.

En algunos casos se registraron hasta 17.6 miligramos de glifosato por kilo, cerca del límite de consumo de 21 miligramos que establece la regulación de la Unión Europea.

En México no existe regulación sobre la ingesta diaria de este agente químico.

Tampoco hay reglas de etiquetado para informar al consumidor si la harina de maíz que está comprando es importada o está genéticamente modificada.

El estudio del Health Research Institute no tiene claro si el maíz analizado se utiliza para consumo humano o de ganado.

Sin embargo, los reguladores sanitarios mexicanos no han exigido que se haga esta precisión.

El diario El País refiere que ya existía información sobre este fenómeno en México. Dos académicos de la UNAM, Emmanuel González y Elena Álvarez Buylla, publicaron un estudio que concluye que el nueve de cada diez tortillas en México contienen maíz transgénico y que una de cada tres presenta rastros de glifosato.

González le dijo al periódico español que esto es un “atentado contra la seguridad alimentaria”. “Comer tortillas es jugar a la ruleta rusa”, asegura.

Este agente, catalogado como “probablemente cancerígeno” por la Organizción Mundial de la Salud, se encuentra en los herbicidas utilizados para la siembra de maíz.

El País reporta que el principal proveedor de esta sustancia es la compañía Monsanto.

Este año, una  corte de California le ordenó a esta empresa pagar 289 millones de dólares a Dwayne Johnson, un jardinero que contrajo cáncer al usar estas herbicidas y que logró probar la relación del glifosato con su enfermedad terminal.

Entonces, ¿de qué tamaño es el daño?

Si sabemos que siete de cada diez tortillas en México son producidas por Maseca, que en el país no existe una regulación sobre la ingesta diaria o etiquetado de glifosato y que la probabilidad de que este agente químico sea encontrado en la harina de maíz que consumen los mexicanos es relativamente alta entonces podemos concluir que el riesgo es altísimo.

Provecho, México.

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