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22 de noviembre 2024

3 de agosto 2020

¡Que alguien me explique!

“Marrazo” en la 4T

Después de la captura-liberación de Ovidio Guzmán –el hijo de El Chapo- los mexicanos habíamos perdido la fe en que el actual gobierno fuera a combatir el crimen organizado. La captura de “El Marro” devuelve la esperanza. ¿Quién sigue?

Por Ramón Alberto Garza

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El primer gran golpe contra el crimen organizado en el gobierno de la Cuarta Transformación fue asestado ayer domingo en la madrugada con la captura de José Antonio Yépez, alias “El Marro”.

Atrás quedaron los abrazos. Y en una acción coordinada la Secretaría de Seguridad, la Secretaría de la Defensa, la Guardia Nacional, la Fiscalía General de la República y la Fiscalía de Guanajuato, el mayor huachicolero de México por fin está detenido.

“El Marro” se convirtió en los últimos años en el capo número uno que vino a incendiar con su Cártel Santa Rosa de Lima al tranquilo y pujante Guanajuato.

Su creciente contingente, su fuerza armada y financiera, se fincaron en el robo de combustibles de los ductos que convergen en la refinería de Salamanca. Para dar una idea de su emporio de gasolinas, en 2017 se les alcanzaron a registrar mil 696 puntos de ordeña.

Y desde ese poderío buscó transitar al tráfico de drogas, aliándose como operador de Ismael “El Mayo” Zambada en algunas zonas de El Bajío.

Pero su agresividad se desbordó hacia finales del sexenio de Enrique Peña Nieto, cuando Nemesio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”, mudó su guarida de Jalisco y Nayarit a Guanajuato. Para mas señas a la región de los Apaseos.

Con la llegada de “El Mencho” a Guanajuato, “El Marro” se vió amenazado. Sentía que el poderoso jefe del Cártel Jalisco Nueva Generación lo despojaría de su lucrativo negocio del huachicol. Y “El Mencho” acabó por declararle la guerra, porque veía como “El Marro” invadía, de la mano de Sinaloa, su negocio del tráfico de drogas.

Por eso el Estado cuna de la Independencia se transformó en el epicentro nacional de la inseguridad.

Una docena de crímenes diarios en promedio ubicaba a Guanajuato como la entidad número uno en homicidios.

Solo para dar una idea de la peligrosidad de “El Marro”, Guanajuato registró mil 96 homicidios dolosos en 2016. Cuatro años después, ya con “El Mencho” compitiéndole desde los Apaseos, la cifra se triplicó a 3 mil 540.

En lo que va hasta junio del 2020, México reporta 17 mil 845 homicidios de los cuales 2 mil 207 fueron acreditados a Guanajuato. Es decir, 12 de cada 100 crímenes tienen lugar en los territorios de “El Marro” y “El Mencho”.

Desde hace mas 10 años se insiste en que los gobiernos panistas de Guanajuato venían pactando con “El Marro”. Pero con la llegada de “El Mencho” ya no pudieron garantizar el equilibrio.

Curiosamente durante esa década, uno de los personajes mas cuestionados ante la escalada violenta es el eterno Procurador de Justicia del Estado, Carlos Zamarripa Aguirre.

Con cifras de homicidios fuera de control, los últimos tres gobernadores panistas – Juan Manuel Oliva, Miguel Márquez Marquez y Diego Sinhué- siempre protegieron a Zamarripa Aguirre, a pesar de sus pésimos resultados. Incluso hoy todavía funge como Fiscal.

A Guanajuato le pasó lo que a Nuevo León en el sexenio de Natividad González Parás, quien repartió la plaza entre los cárteles del Golfo y de Sinaloa. Y la capital industrial de México acabó pagando con sangre la irracionalidad de un gobierno que fue incapaz o cómplice. Elija usted.

Existen dos versiones sobre la captura de “El Marro”, quien con lágrimas había amenazado con una guerra al gobierno de la Cuarta Transformación, tras la captura el 21 de junio de su madre, María Ortiz, de su hermana Juana Yépez Ortiz y de su prima Juana. Un juez liberó a las tres en cuestión de días.

La oficial, que fue capturado en un operativo liderado por fuerzas federales y estatales, cuando se buscaba liberar a una empresaria guanajuatense presuntamente secuestrada en Apaseo El Grande.

La otra, que presionado por una enfermedad crónica, acorralado y sin dinero, “El Marro” acabó por entregarse ante el temor de que “El Mencho” acabara con él.

Sea como fuere, el golpe está asestado y el presidente Andrés Manuel debe estar muy orgulloso.

Pero esto no es el fin de la ola de inseguridad en Guanajuato.

Tendremos que esperar para ver la reacción de “El Mayo” Zambada, quien no se quedará de brazos cruzados al perder a su incipiente aliado en Guanajuato, Querétaro y parte de Michoacán.

Y también ver lo que hará “El Mencho” para reforzar su posicionamiento en esa región, ahora que siente que la plaza ya le pertenece, sin competencia.

Sin duda habrá que ver si con la captura del líder del cártel Santa Rosa de Lima no se repite lo que sucedió con el Cártel del Golfo, cuando capturaron a Oziel Cárdenas y los Zetas, brazo armado del Golfo, mutaron a un nuevo cártel de mil cabezas.

Por lo pronto justo es felicitar a Alfonso Durazo, al general Luis Crescencio Sandoval, al general Luis Rodríguez Bucio y al gobernador Diego Sinhué. Y por supuesto al presidente López Obrador.

Después de la captura-liberación de Ovidio Guzmán –el hijo de El Chapo- los mexicanos habíamos perdido la fe en que el actual gobierno fuera a combatir el crimen organizado.

La captura de “El Marro” devuelve la esperanza. ¿Quién sigue?

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