1 de septiembre 2025
¡Que alguien me explique!
Marco Rubio, la Agenda México
En el gobierno de la 4T serán unos “soberanos” ingenuos si calculan que desde Palacio Nacional se va a imponer alguna agenda mexicana. Marco Rubio viene a comunicar lo que ya se decidió en la Oficina Oval de la Casa Blanca: cooperación
Por Ramón Alberto Garza
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La señora Claudia tiene una casa de 500 metros cuadrados que, desde hace algunos años, es consumida por el fuego. Arde sin control y no se ve para cuándo se sofoque. Los daños son descomunales.
El señor Donald, su vecino barda con barda, tiene una residencia de 5 mil metros cuadrados -10 veces más grande que la de la señora Claudia- y preocupado porque ve que el incendio se aviva y ya avanza sobre su propiedad, envía a su asistente Marco a ofrecerle a la señora Claudia no sólo agua y mangueras, sino incluso bomberos para apoyarla a acabar con el siniestro.
Pero la señora Claudia rechaza la ayuda. Dice que con sus bomberos del Cuarto Batallón sofocará el fuego. Que le respeten su “soberanía” para apagar el incendio. Eso lo dice después de que un pirómano -llamado Ismael- ya confesó que ellos iniciaron el voraz fuego hace 45 años… ¿Usted cree que el vecino Donald y su asistente Marco se queden tranquilos, confiados y de brazos cruzados ante esa negativa? ¡Por supuesto que no! Sobre todo, ahora que saben al detalle que, por intereses inconfesables, los pirómanos y los que se dicen custodios de la casa en llamas son la misma cosa. En Estados Unidos ya tienen la lista de aquellos a los que les gusta “jugar con fuego”. Y llegó la hora de actuar.
Este próximo miércoles, Marco Rubio debe pisar suelo mexicano por primera vez en la administración de Donald Trump. No se trata de cualquier funcionario. Estamos hablando de un hijo de inmigrantes cubanos, cuya familia vivió en carne propia los estragos del socialismo extremo en Cuba de donde huyeron hacia Florida. Por sus vivencias este hombre que, es el cuarto en la línea de sucesión de Donald Trump, no está dispuesto a tolerar que una nación amiga y vecina de Estados Unidos -como lo es México- esté financiando petróleo y alimentos para sostener a la dictadura postcastrista, a cambio de ser guarida y refugio de prófugos de “La Chingada”.
El poderoso Secretario de Estado norteamericano no viene a México en visita de cortesía. Hay demasiados problemas en el planeta como para cruzar el Río Bravo en calidad de turista. Mucho menos viene a tomarse una foto de buenos vecinos con la presidenta Claudia Sheinbaum. Marco Rubio viene firme, a poner sobre la mesa las consecuencias de no sofocar de inmediato la crisis de inseguridad y el dominio de los cárteles sobre territorio mexicano y que ya le cuestan a Estados Unidos 100 mil vidas al año. Y no hay que ser ningún erudito para intuir cuál será la agenda de ese viaje relámpago.
Para abrir boca, el primer punto de esa agenda no será México, sino Venezuela. La Administración Trump está lista para asestar el golpe final a Nicolás Maduro. Y lo último que necesita en esta hora cero, es que el gobierno de México salga a la defensa del dictador que se robó las elecciones en 2024. Por lo tanto, la respetuosa petición sería: “Señora presidenta, no elija usted el lado oscuro de la historia”.
A partir de ahí, comenzará el diálogo -¿o será una discusión?- de tres temas, con distintas aristas: la seguridad en México y sus consecuencias en Estados Unidos; los apoyos de México a Cuba y el creciente comercio entre China y México.
En el primero, cárteles, capos, gobiernos paralelos, fentanilo, Ejército y Guardia Nacional y cómplices entre el empresariado, el mundo financiero y, sobre todo, los políticos. En concreto, la definición sobre la mesa de los llamados “alcances y límites de la cooperación”. Eso lo tiene que tener claro la inquilina de Palacio Nacional.
En el segundo, suspensión inmediata de los envíos de buques con combustibles y crudo a la Isla. El bloqueo a Cuba está vigente. Y en el tercero, nada de imitar el modelo de Brasil y Venezuela para recargarse en China para sacarle la vuelta a la relación comercial con Estados Unidos.
Que la presidenta Claudia Sheinbaum salga una vez más a invocar la “soberanía”, en medio del incendio que amenaza con acabar con el vecindario, es un debate que no resiste la prueba del sentido común.
Eso lo entendió muy bien en enero de 2017, el entonces presidente Enrique Peña Nieto, quien acabó por extraditar a Joaquín “El Chapo” Guzmán.
En 2019 ninguna “soberanía” impidió la captura del secretario de Seguridad panista, Genaro García Luna.
Nadie le acusó recibo de “soberanía” al presidente Andrés Manuel López Obrador cuando en julio de 2024 -por entrega propia o por traición- Ismael “El Mayo” Zambada fue trasladado desde Sinaloa hasta el Paso y de ahí a Nueva York, donde declarado culpable de sus imputaciones ya despacha como testigo protegido.
Y en todo el primer año de gobierno del Segundo Piso de la Cuarta Transformación, la queja constante en sus mañaneras de la Inquilina de Palacio Nacional es que las autoridades norteamericanas no les comparten la suficiente información sobre sus operativos “bajo la mesa” en territorio mexicano. El último “affaire” entre la DEA y la presidenta deja muy claro que, hay dos agendas opuestas, y que la de los Estados Unidos se está imponiendo.
En el gobierno de la Cuarta Transformación serán unos “soberanos” ingenuos si calculan que desde Palacio Nacional se va a imponer alguna agenda mexicana. Marco Rubio viene a comunicar lo que ya se decidió en la Oficina Oval de la Casa Blanca: solicitar cooperación para, juntos, terminar con la pesadilla.
Si le gusta a la presidenta Claudia Sheinbaum lo que se le viene a plantear, que bien, será bajo el esquema de “cooperación”. Si no, si la “soberanía” se impone dogmática e ideológicamente por encima de la muerte y la desaparición de cientos de miles de seres humanos -de aquí y de allá- ni permiso nos van a pedir. Acabaremos siendo una calca de lo que ya se verá en las próximas semanas -¿o días?- en Venezuela. Ése es el laboratorio.
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