31 de mayo 2024
Opinión
#LosTaconesDeMarcela | Los malos hábitos
Los Tacones De Marcela
Tenemos ‘malos hábitos’ al elegir a nuestros líderes. Elegimos a los gobernantes por las apariencias, por las estrategias de marketing, más que por lo que tienen qué ofrecer a nuestro México
Por Marcela Garza Barba
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Hay una foto que esta semana se viralizó en redes sociales.
En ella están el dizque influencer “Fofo” Márquez y el hijo menor de AMLO, Jesús Ernesto.
Unos dicen que la foto si es original, otros que está “photoshopeada”.
No voy a tocar el tema de la foto, su veracidad sigue en controversia.
A parte, sale un menor en ella, el hijo del presidente.
Pero cuando vi la foto me pregunté.
¿Tenemos malos hábitos, tal cual dice la camiseta que viste Jesús Ernesto en la presunta foto, a la hora de elegir a nuestros gobernantes?
Porque al parecer los que gobiernan y los suyos se enriquecen, mientras que la mayoría de los mexicanos viven al día.
¿No están cansados de que nos vean la cara?
Que si la foto en la que salen el dizque influencer “Fofo” Márquez, actualmente preso en el penal de Barrientos, mientras espera audiencia por golpear a una mujer en la vía pública y el hijo menor del presidente Andrés Manuel López Obrador, es verdadera o no, es lo de menos.
Lo demás es que no necesitamos fotos para darnos cuenta de que AMLO y los suyos no viven como predican.
De eso sí estoy convencida.
En esta foto controversial aparecen botellas Dom Perignon de alrededor de seis mil pesos cada una.
Tenis Nike edición especial de 150 mil pesos.
Camiseta Bad Habits, de alrededor de once mil pesos.
Cuadro de Rico McPato con marca de Louis Vouitton por todos lados.
Y una pistola roja Supreme lanza billetes.
Si la foto es verdadera, hay unos tantos cuestionamientos.
Si es “fake” también hay otros tantos.
Pero dejemos esta foto a un lado, por aquello de que pueda estar alterada.
Hay otras fotos que matan el discurso de López Obrador sobre la austeridad republicana y la pobreza franciscana.
Ese discurso que usó el presidente durante todo su sexenio como bandera propia.
Hasta en 2019 mostró su billetera como prueba de austeridad.
Pero ¿sus hijos?
En el aeropuerto de Londres, con unos tenis de más de 15 mil pesos.
Caminando en la calle con otros de más de 100 mil pesos.
Lujosos viajes a Aspen y a Puerto Vallarta.
Casa Gris en Houston.
Y como cereza en el pastel, sus jugosos negocios con el desabasto de medicinas, el Tren Maya y Dos Bocas.
Las apariencias engañan, ¿no?
Y es que los malos hábitos a la hora de elegir se repiten con otros ejemplos.
Como en el tan sonado gobernador cuasi rey de Nuevo León, Samuel García.
Reloj suizo Audemars Piguet Royal Oak Perpetual Calendar, valorado en unos cuatro millones de pesos.
Un Patek Phillip de dos millones de pesos.
Y un Rolex de casi trescientos mil pesos.
Cybertruck Tesla de casi dos millones de pesos.
Un vestido verde que usó su esposa Mariana, igualito que el de Kate Middleton, de unos ocho mil pesos.
Y un terreno de 18 hectáreas con un valor comercial de 700 millones de pesos en una de las zonas más exclusivas de San Pedro Garza García, La Mesa de la Corona.
En la foto, Samuel García Sepúlveda, gobernador de Nuevo León y su esposa, Mariana Rodríguez, candidata a la alcaldía de Monterrey.
¿En alguna de las fotos que expuse previamente se ve una austeridad republicana?
¿Una pobreza franciscana?
¿Se ve que primero son los pobres?
¿O que primero es la patria?
¿La inseguridad?
¿La falta de transporte?
¿El desabasto de medicamentos?
¿La escasez de agua?
¿La falta de electricidad?
¿Se ve que viven al día?
Se los dejo a ustedes.
Ni los líderes y los suyos, de países primer mundistas como Nueva Zelanda, Australia o Alemania portan marcas y derrochan tanto dinero en una sola foto.
Es más, ni marcas, ni dinero, sino todo lo contrario, imperan la ética, la discreción y los modales.
Menos es más para la ciudadanía.
Lo que cuenta es el contenido, la mentefactura, no el maquillaje, la superficialidad.
Predican con el ejemplo.
Ahí está el primer ministro de Australia, Anthony Albanese, maneja un Toyota Camry Híbrido.
O una Angela Merkel, que fue al supermercado a comprar su súper como cualquier persona “de a pie”.
Todo lo contrario, a los gobiernos populistas, que suelen enriquecerse junto a sus familias a costa del pueblo.
Ahí están los hijos de Nicolás Maduro, actual presidente de Venezuela.
Bebiendo champaña de la más cara y lanzando billetes como si sobraran.
Haciendo y deshaciendo negocios con amigos y compadres desde su llegada al poder.
Son las nuevas monarquías de izquierda.
Edificadas con dinero del “pueblo bueno y sabio”.
Porque, vaya que los que presumen ser los mejores líderes de México no sólo maquillan su apariencia en mañaneras, ruedas de prensa y redes sociales, sino también en sus, dizque, estrategias para llevar a los ciudadanos que confiaron en ellos a buen puerto.
Primero son ellos y luego los demás.
Y mientras se enriquecen, se desenvuelve la ironía.
Según datos del Coneval, el número de mexicanos en pobreza extrema crece.
Actualmente, 46.8 millones de personas viven en pobreza en México.
El 36.3 por ciento de la población total de nuestro país.
Es una burla a todas luces que estos líderes se enriquezcan, mientras juegan a la transformación y a la nueva política con los ciudadanos.
Como también es una burla que veamos fotos, videos, papeles que muestran corrupción y lo dejemos pasar una vez más.
En el derroche y las apariencias también coinciden AMLO y los suyos, Samuel García y los suyos.
Ambos dicen que viven sin casi nada de dinero.
AMLO que trae doscientos pesos en su bolsa.
Samuel que dona su sueldo, que primero es la patria.
El problema no es que tengan los tenis de marca, los relojes, vestidos y propiedades, si los obtienen de una manera ética.
El problema es que los obtienen a costa de su rol en el poder, cuando vivimos en un país sumergido en una pobreza.
En donde la desigualdad social reina, mientras que ellos lanzan los billetes.
Hasta hoy tenemos el mal hábito de observar, criticar y no hacer nada al respecto.
Elegimos a los gobernantes por las apariencias, por las estrategias de marketing, más que por lo que tienen que ofrecer a nuestro México.
Nos marea el discurso, la demagogia, hasta encontrarnos empantanados en un laberinto anti democrático a conveniencia y sin salida.
En donde sólo se enriquecen los que gobiernan y los suyos, mientras nuestro país y el ciudadano se deja a la deriva.
Pruebas existen.
Sólo falta que cambiemos esos malos hábitos al momento de elegir porque si no, seguiremos hundidos en la impunidad y la indiferencia mientras se toman la foto del derroche.
El estilo de vida de estos políticos ya lo normalizamos tanto que hasta algunos los llegan a defender.
¿Pero qué no ven la ironía?
Nos roban y nadan en la impunidad, mientras que los pobres se hacen más pobres y los nuevos ricos se hacen más ricos a costa de su rol político en la sociedad.
Es hora de dejar esos malos hábitos.
No elegir por las apariencias.
Porque esas apariencias no sólo engañan en la foto, sino en la vida real.
Esa frivolidad mata cualquier discurso de primero la patria, primero los pobres.
Dejemos de aspirar a los superficial.
Porque si no, seguiremos gobernados por los que ven un mundo de las maravillas sólo para ellos y los suyos.
Si quieres a tu país abre los ojos antes de que sea demasiado tarde.
Es hora de cambiar los malos hábitos, tal cual dice la camiseta del hijo menor de López Obrador.