13 de septiembre 2024
Opinión
#LosTaconesDeMarcela | inDEPENDENCIA: Carta a las futuras generaciones
Los Tacones De Marcela
Hoy, México está lejos de la Independencia y más cerca de la dependencia de un solo hombre. Está claro que en algo nos equivocamos cuando permitimos que un presidente como López Obrador, junto a los suyos, secuestraran a nuestro país
Por Marcela Garza Barba
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Este editorial va a esa generación que vivirá lo que hoy se está (lamentablemente) decidiendo en nuestro querido México, bajo un mandato presidencial meramente autoritario para que tome las riendas de ese México que una vez fue independiente.
Quisimos dejarles un México mejor.
Ustedes son el futuro, ese mejor mañana.
Como generación les fallamos, pero confío en que ustedes serán ese motor que revertirá la dependencia cuatroteísta impuesta en nuestro país a una independencia mexicana tan necesaria en estos tiempos dictatoriales.
Y más cuando México es secuestrado con una reforma al Poder Judicial que presume el presidente cuasi autoritario será promulgada este próximo 15 de septiembre.
En un país en el que, en algunos estados, el Grito de Independencia es cancelado por la inseguridad que se vive a causa de la violencia del “Narcoestado”.
¡Libertad por encima de todo!
Está claro que en algo nos equivocamos cuando permitimos que un presidente como el morenista Andrés Manuel López Obrador, junto a los suyos, secuestraran a nuestro país bajo la supuesta perfecta democracia maquillada de que “el pueblo fue el que eligió” el combo completo: Andrés Manuel, Claudia Sheinbaum, reformas constitucionales, incluida claro, la reforma al Poder Judicial.
Cuando se sabe que, tanto en las elecciones de junio de 2024 como en la tan controvertida reforma al Poder Judicial, hubo todo tipo de amenazas y pactos a conveniencia.
Digamos que el “miedo” pudo más que la ética y la buena gobernancia.
Las pasadas elecciones fueron más violentas que las de 2018 y 2021, según México Evalúa.
Los ataques en contra de políticos no cesaron, al final de la jornada electoral alcanzaron la cifra de 330 ataques directos.
La violencia no sólo se desató desde las arcas del narcotráfico, sino del gobierno en turno bajo el manto de la estrategia de seguridad insuperable “abrazos, no balazos”.
La violencia se normalizó antes, durante y después de la contienda.
Tanto que, al casi cierre del sexenio de López Obrador, aún sale sonriendo en las mañaneras hablando por ejemplo de un “Culiacanazo”.
¡Grave situación en la que estamos!
Y más cuando en medio de esos tiroteos y quema de autos se está llevando a cabo la reforma al Poder Judicial.
De igual forma, violenta.
Porque no se le puede llamar democracia a sesionar en sedes alternas.
Ni a mantener a senadores o familiares de senadores en “encerronas” o bajo amenazas, porque si no les sacan sus trapitos al sol.
Digo, no es nada nuevo que el presidente tenga una lista de las fechorías de los Yunes, por ejemplo.
O que Layda, la que le dijo “el más mejor presidente de México” a AMLO le ayude con el incómodo senador Daniel Barreda.
Y que se utilice a la Guardia Nacional, no para salvaguardar a los mexicanos en Culiacán, sino para vigilar la casa del padre de Barreda.
¿El fin justifica los medios?
¡NO!
Y menos en una democracia, en la que se presume independencia y libertad.
¿Así se pretende llevar acabo una elección de jueces, magistrados y ministros?
Pero vayamos al pasado para entender la dependencia y el secuestro del ahora.
El pueblo, en efecto, eligió en 2018 a un Andrés Manuel López Obrador.
El mexicano eligió a AMLO por voto de castigo hacia el viejo régimen o por una genuina creencia hacia un cambio de raíz.
López Obrador venía, dizque a revolucionar los años prianistas, irónico pues él mismo venía del PRI.
AMLO utilizó el hartazgo y la pobreza como su mejor estrategia presidencial hasta el final de su sexenio.
La frase de oro del todavía presidente: “primero los pobres”, resuena en el colectivo mexicano cuando se sabe que siempre van primero los suyos, o sea sus hijos, José Ramón López Beltrán el de la Casa Gris; Andy el que quiere un puestito en Morena y Gonzalo que visita a Claudia de vez en cuando.
Se presume que los tres viven de dádivas del Erario.
El teatrito mañanero comenzó a desmoronarse cuando en plena pandemia no funcionaron ni las fórmulas mágicas ni los otros datos.
A poco más de un año de AMLO en el poder y los amlovers comenzaron a cuestionar su amor por su tlatoani.
Tan pusieron en tela de duda haber votado por AMLOVE, que poco a poco esa frase comenzó a desaparecer.
Hoy sólo la usan los bots pagados por Morena.
Pero López Obrador se aferraba a que el mexicano dependiera, no sólo de Morena, sino de él, su Plan B, su Plan C o el Plan que fuera.
Ni la pandemia pudo con AMLO.
Hugo López-Gatell, en lugar de ser enjuiciado fue pronunciado un rockstar de la salud mexicana.
Durante la pandemia, los mexicanos dependíamos de lo que dijeran el presidente y los suyos.
No importaba si había médicos preparados opinando lo contario, la estrategia morenista era LA ESTRATEGIA.
Y así, en educación.
Nos dejamos.
Se fue un Esteban Moctezuma, licenciado en economía sólo para ser reemplazado por una Delfina Gómez con una trayectoria nada comparable, después para ser relevada por una Leticia Ramírez.
Y bueno, qué les digo, ahí están los resultados.
27.1 millones de personas en rezago educativo al final de este sexenio.
Tan reprobados estamos en esta materia que AMLO omitió dar detalles en su último informe de gobierno.
Igualmente, con el tema de inseguridad.
Normalizamos tanto el que salga el presidente cuasi autoritario en la mañanera con su sonrisa y con el “todo está bien” con los “abrazos y no balazos” que un Culiacanazo casi no lo cuestionamos.
Se nos hace normal el cierre de escuelas por fuego cruzado.
Van más de 197 mil homicidios dolosos en lo que va del sexenio.
Y el despilfarro sin razón, las obras insignia del presidente.
No pedimos rendición de cuentas, mejor seguir con la vida, porque para qué saber o no vaya a ser que toquemos fibras incovenientes.
No por nada, el gobierno ocultó los gastos por cinco años del Tren Maya.
Hasta donde se había contado ya iba en más de 200 por ciento de sobrecosto.
¿Pero qué pasa?
Se vota otra vez por los que roban a todas luces.
Ahí está Dos Bocas, tan cuestionable y tan cerca de la corrupción.
Y Rocío Nahle, tan cerca del poder.
Y así del mismo perfil unas tantas mujeres y otros tantos hombres que rodean al hombre al que le hemos dado ese único poder.
Sí, se lo hemos dado.
No sé en qué momento nos dormimos.
Si en 2018 cuando creímos que un ex priista vendría a transformar a un México con sed de buena gobernancia.
O en el momento en que encendimos el televisor para ver las mañaneras.
En algún punto, nos dormimos y nos dejamos.
Porque del Plan A al Plan C, apenas comenzamos a despertar.
Le habíamos obsequiado desde hace mucho tiempo nuestro día a día al presidente Andrés Manuel López Obrador y su proyecto, dizque transformador.
Y en ese proyecto siempre estuvo Claudia Sheinbaum como presidenta electa, Gerardo Fernández Noroña como presidente de la mesa directiva del Senado, Adán Augusto López como coordinador de Morena en la cámara alta y los Yunes como moneda de cambio.
En ese proyecto siempre estuvo una reforma electoral liderada por una morenista, Guadalupe Taddei, con parientes incluidos que trabajan para Morena.
Siempre estuvo el Clan Salgado en Guerrero y un Rocha Moya en Sinaloa.
Todos, a los pies de un solo hombre.
Por eso, ahora que veo a las nuevas generaciones alentando a un “mexicanos al grito de guerra”, no sólo en el Senado, sino en las calles, en las escuelas, en las casas, en los parques, en las redes sociales, no me queda más que pensar que estamos ante los despertares del mañana.
O al menos, así quiero pensarlo.
Porque me rehuso a que esto se convierta en una réplica de un país autoritario y dependiente de un hombre cuando su riqueza está en la diversidad y en la democracia y libre pensamiento.
Deseo que la nueva página de México esté llena de filtros y candados para que el sistema no sea corrompido como lo vemos hoy.
Y que por fin ustedes puedan tener esa independencia que nosotros les quitamos, por permitir que esto se convirtiera en un pan y circo de un sólo hombre.
Está en ustedes romper esas cadenas de dependencia cuatroteísta impuestas a modo, esas que nos están llevando a la perdición como en su momento las cadenas chavistas comenzaron a hundir a Venezuela.