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19 de junio 2025

25 de octubre 2024

Opinión

#LosTaconesDeMarcela | Beatriz y La Rebelión en la Granja

Los Tacones De Marcela

La reforma “sobre reforma” constitucional, la desaparición descarada de los organismos autónomos y el totalitarismo desbordado de la secta morenista que hoy está en el poder se asemeja a “La Rebelión en la Granja” de 1945 de George Orwell

Por Marcela Garza Barba

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Ya saben que soy fan de George Orwell.

Le dediqué un par de editoriales a la construcción de una analogía entre 1984 y lo que hoy en 2024 se vive en México.

Ambos editoriales los escribí cuando aún gobernaba el ahora ex presidente (por cierto, ¿alguien lo ha visto?) Andrés Manuel López Obrador.

Ahora, con esto de la “reforma sobre reforma” constitucional, la desaparición descarada de los organismos autónomos y el totalitarismo desbordado de la secta morenista que hoy está en el poder pensé en “La Rebelión en la Granja” de 1945 de Orwell.

Porque al igual que en la novela “orwelliana”, el régimen totalitario manda hoy en nuestro país, con todo y enmiendas animalistas.

Y mientras investigaba, de pronto me encontré con esta joya.

La aún esposa del ex presidente AMLO, aunque viven en lugares separados, se dedica a desmenuzar La Rebelión en la Granja como si fuera una premonición del mandato de su cónyuge y el que ahora viene recargado con más tintes cuatroteístas de su amiga la presidenta Claudia Sheinbaum.

Que, dicho sea de paso, mientras graba el video detrás de ella está el Zócalo, con el colectivo de individuos que en la novela orwelliana serían los animales oprimidos.

Cinismo de Beatriz, tal vez.

Premonición, quién sabe.

Y es que, como dice la esposa de lejos del ex presidente, podemos ir vinculando realidades, en este caso, con La Rebelión en la Granja.

No nos tenemos que ir a Europa para analizar, aquí en México estamos ya inmersos en un totalitarismo sin precedentes y el que piense lo contrario, aquí se lo recuerdo.

¡Lo que sucede desde que entró Claudia Sheinbaum a la Presidencia es una vil salvajada!

Les voy a confesar algo.

Cuando los candidatos comenzaban a lanzarse, con miras a 2024, invitamos a algunos presidenciables aquí, a este estudio, a que hablaran sobre sus inquietudes, sus propuestas para llevar a nuestro país a un mejor puerto.

Xóchitl Gálvez, Beatriz Paredes, Lilly Téllez, Enrique de la Madrid, Marcelo Ebrard, entre otros, se sentaron a dialogar con el equipo, uno de ellos fue Ricardo Monreal.

Cuando platiqué con Ricardo Monreal fuera de cámara, en ese entonces supuesto “contrincante” de la ideología cuatroteísta, me convenció.

Pensé, es inteligente, trae propuestas a la mesa, es mesurado, ya no se va con la finta del rollo cuatroteísta, cayó de su gracia el tlatoani Andrés Manuel López Obrador.

Para mi sorpresa, la que se fue con la finta fui yo.

Porque unas semanas después, este personaje orwelliano, que cambia de piel a diestra y siniestra, a conveniencia, se pronunció ferviente creyente de todo lo que decía y hacía la 4T.

Digamos que limó sus asperezas con el supremo y su equipo redentor.

Hoy, vemos el resultado.

Ahí está la perversidad de Monreal en todo su esplendor.

Aprobando reformas de madrugada.

En sedes alternas y con presiones.

Aprobando reforma “sobre la reforma” constitucional.

En otras palabras, cocinando la “supremacía” de Morena.

Aplicando lo que Orwell en su novela de 1945, Rebelión en la Granja, subraya el TO-TA-LI-TA-RIS-MO.

Me duele al relacionar esa palabra con nuestro querido México.

Pero es la cruda realidad.

Y es que si creíamos que AMLO se había excedido en su autoritarismo, Claudia Sheinbaum, la actual presidenta, es totalitaria.

Orwell en su novela, hace alusión a la Revolución Rusa de 1917, personifica a Vladimir Lenin, León Trotski y Joseph Stalin como a los tres cerdos de la granja, mandamases y totalitarios. Ellos están sobre los demás animales.

El supremo Napoleón.

Tropicalizando la granja a nuestro país, pongo al ex presidente de México, Andrés Manuel López Obrador; a la presidenta Claudia Sheinbaum y al presidente de la Jucopo, Ricardo Monreal, como los tres cerdos de la granja (Adán Augusto va junto con pegado a este último), ¡orwellianamente hablando, claro!

Ustedes pongan las etiquetas y los nombres de la novela a cada uno, sólo yo pongo el de Andrés Manuel López Obrador: Napoleón.

Tintes totalitarios y un maquillaje transformador que se ancla en la confianza de nunca perder la esperanza de una transformación.

El “ahí viene”, “ahí viene”, “trabajamos por el pueblo bueno y sabio” es igual a “nosotros los cerdos trabajamos para que ustedes vivan cómodamente”; sin embargo, los animales dicen “nuestro trabajo labora la tierra, nuestro estiércol la abona, y sin embargo, no existe alguno de nosotros que posea algo más que su pellejo”.

Así los mexicanos.

Los morenistas se enriquecen a costa del pueblo, pruebas sobran, pero los ciudadanos los eligen porque les dan migajas y con esas migajas hacen oídos sordos, boca cerrada y ojos que no ven.

El trío de cerdos de la granja marea al colectivo de animales con su discurso de que la granja será una república, una vez que se muevan las fichas como ellos dicen, cosa que nunca sucede.

En el caso de la granja, o sea nuestro país, un ser supremo, Napoleón en la novela, AMLO en México, dicta una falsa realidad para trabajar en pos de su beneficio.

Se habla de un Napoleón como “nuestro líder, nuestro camarada”, así AMLO en su secta cuatroteísta.

Una secta cuatrotreísta que ha seguido al pie de la letra el capricho amloísta de la Reforma Judicial.

Un capricho que, cuando se le explica al público de una de las casas de estudio más prominente del mundo, Harvard, se mofan y burlan de la “estrategia” morenista para tomar el control del Poder Judicial, y eso que no se les explicó lo de la tómbola.

¡Qué vergüenza!

Que sigamos como los animales de la granja, que se adormilan y son pisoteados.

Que sigamos creyendo en que esta es una transformación, en la que se rebelaron AMLO y los suyos ante el viejo sistema.

Así, tal cual, los cerdos y los otros animales hacia Howard Jones, dueño de la granja.

Para que después, estos mismos cerdos fueran iguales o peores que el viejo sistema.

¿Hasta cuándo?

Los cerdos de la granja, vuelvo a decir, orwellianamente hablando, y la clase dirigente (en este caso, Morena) seguirán proponiendo ser constituyentes permanentes hasta que la Constitución sea reformada a su antojo y tenga los suficientes candados para su propio beneficio.

El que diga que esto no es como en Venezuela está muy equivocado.

Digo, hasta hablan el mismo idioma con esto de “constituyentes”.

En Venezuela eligieron una Asamblea Constituyente que cambió la Carta Magna en la época de Hugo Chávez.

Chávez utilizó su control sin restricción alguna e impuso una nueva Constitución con la ayuda de los suyos.

¿Les suena familiar?

Pero, aquí estamos, los mexicanos, como los otros animales de la granja.

Los caballos, las gallinas, los explotados.

Los que se venden por las dádivas cuatroteístas.

En La Rebelión de la Granja, los caballos son los que siguen al pie de la letra lo que le dictan los cerdos, pues esa es la verdad y nada más que la verdad.

Aquí podemos decir que son los feligreses morenistas y los Siervos de la Nación, en otras palabras, la fábrica de ignorancia amloísta que le fue heredada a Sheinbaum y que ahora busca afiliar a 10 millones más para fortalecerse territorialmente.

De ahí, las enmiendas animalistas.

Tal cual, la presentación de iniciativas que blindan las reformas constitucionales.

Maquillan el “todos somos iguales” para beneficiar a “unos cuántos”.

En la novela de Orwell, más específicamente, la comodidad de la granja es para los cerdos, los demás animales pueden vivir en una comodidad “maquillada”.

Hay que ver las cosas como son.

Así como en esta pieza de 1945.

Los animales nunca fueron libres, iguales ni felices.

La clase dirigente, presidida por los tres cerdos, cada vez se vuelve más opresiva y abusiva.

El dictador Napoleón, o sea AMLO  y su séquito, dejan a la granja peor que antes.

Oprimida.

Con leyes a modo.

Sin pies ni cabeza para los que viven ahí.

La granja termina peor que cuando la manejaba el viejo sistema, en el caso de la novela, los humanos; en el caso de México, el PRIAN.

Y es que hoy estamos peor en todos los sentidos y mucho tiene que ver la Reforma Judicial a modo de los cuatroteístas.

El ideal transformador del que hablaba AMLO en 2018 se ha quebrado.

Aquí la prueba de que, como dice Orwell, “todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros”.

En economía, se hunden las perspectivas en México, mientras crecen las de otros países.

En educación, los niños y adolescentes adoctrinados por Morena, con libros con ideología comunista y sin aulas ni Internet, y menos computadoras.

Siete de cada diez escuelas de educación pública no tienen Internet ni computadoras.

En seguridad, matan igual a un ciudadano, a un diputado, a un alcalde que a un sacerdote. La estrategia de “abrazos, no balazos” no es la paz buscada.

En mejoras al medio ambiente, ni cómo hablar de esto cuando las estrategias se enfoncan en las energías del pasado, en un Pemex presentando nuevos modelos de negocio para atraer inversión extranjera.

En cuestión de salud ni se diga, no hay medicamentos, los médicos protestan en estados donde opera el IMSS Bienestar, y Claudia y su gobierno, se lavan las manos.

Entendamos algo, somos la granja de George Orwell.

Nunca habrá ese equilibrio entre libertad e igualdad que tanto nos venden.

Cerraré con sus sabias palabras.

“Esta gente no entiende que, si favorecen los métodos totalitarios, llegará un día en que se utilizarán contra ella y no por ella”.

¿Así o más claro?

Si no, que Beatriz lo vuelva a explicar que, por cierto, lo explica muy bien.

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