19 de febrero 2020
Política
Los tres infiernos de Dante
El conflicto ha marcado la trayectoria política de Dante Delgado. La disputa por Movimiento Ciudadano no es la excepción. El antiguo aliado de López Obrador deberá negociar con Enrique Alfaro y Samuel García para retener el control del partido que fundó en 1999.
Por Rodrigo Carbajal
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“López Obrador me maltrató”. Con estas cuatro palabras, Dante Delgado explica por qué no es uno de los operadores políticos más poderosos de la Cuarta Transformación, cuando tenía la mesa servida para serlo. Y por qué se convirtió en uno de los pocos opositores que tienen una estrategia viable para ganarle a Morena en 2024.
Movimiento Ciudadano gobierna Jalisco y las encuestas para la elección a gobernador en Nuevo León lo ubican en empate técnico con Morena. Eso quiere decir que el partido naranja está en una posición única para movilizar votos, dinero e influencias de las élites de dos de las tres metrópolis más importantes del país para competir contra el proyecto de Andrés Manuel López Obrador en 2024.
Pero no todo es una divina comedia en Movimiento Ciudadano. La gran pregunta es quién tiene el control del partido: su fundador, Dante Delgado, o los nuevos liderazgos regionales, Enrique Alfaro en Jalisco y Samuel García en Nuevo León.
Los divorcios políticos y los pleitos personales de Dante han marcado su carrera política: la pelea con el presidente Ernesto Zedillo, que lo llevó a pisar la cárcel; la ruptura con López Obrador, que dividió a la izquierda, y ahora la disputa por el control de Movimiento Ciudadano.
Estos son los tres infiernos de Dante, los conflictos que explican qué está pasando al interior de un partido que tiene el potencial de modificar radicalmente el mapa político de México:
Primer infierno: Dante vs Samuel
Fuentes al interior de Movimiento Ciudadano explican que la relación entre Dante Delgado y Samuel García, senador por Nuevo León y aspirante a la gubernatura de ese estado, no pasa por el mejor momento.
El senatore tomó la franquicia de MC y construyó una imagen para posicionarse como la única opción del partido naranja para ser candidato a gobernador en 2021.
Sin embargo, de la mano de Agustín Basave, dirigente estatal de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado cabildeó la posibilidad de que se considerara la opción de Luis Donaldo Colosio Riojas como alternativa a Samuel García.
Esta operación política coincide con un incremento masivo en el número de afiliaciones en el padrón de Nuevo León que no podría explicarse por la estructura actual de MC. Algunos los atribuyen a un acuerdo con fuerzas políticas externas al partido naranja.
A pesar del discurso público de unidad de Samuel, Colosio y Basave; la moneda sigue en el aire.
Segundo infierno: Dante vs Alfaro
El acuerdo entre Dante Delgado y Enrique Alfaro era claro: se usaría la franquicia de Movimiento Ciudadano para que el ahora gobernador de Jalisco armara una estructura político-electoral que reclutara a los factores de poder del estado, particularmente operadores políticos de antiguos gobiernos del PRI y del PAN; siempre con la idea implícita de que el control de MC a nivel nacional quedaría en manos de su fundador.
No obstante, el éxito de Alfaro en Jalisco fue de tal magnitud que empezó a reclamar espacios en el partido e instaló en la coordinación nacional a uno de sus aliados, Clemente Castañeda.
Dante Delgado pudo retener su influencia en la secretaría general de acuerdos de MC, un contrapeso en la figura de Jorge Álvarez Maynez.
Fuentes del partido aseguran que, en última instancia, esta división se está peleando en todos los niveles de MC y que será fundamental para la definición de candidaturas y estrategias políticas en de cara al 2021 y al 2024.
Tercer infierno: Dante vs AMLO
Sin duda, éste es el conflicto más importante para Dante Delgado y para el papel que juega MC en la coyuntura del sistema político mexicano. El fundador de Movimiento Ciudadano intentó llevar a Andrés Manuel López Obrador a la presidencia en dos ocasiones, en 2006 y en 2012. Un conflicto personal evitó que sucediera por tercera ocasión. “López Obrador me maltrató”, dice abiertamente Delgado.
Dante es, al igual que Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal, parte de una generación de operadores políticos que se formaron en los años del sexenio de Carlos Salinas de Gortari y que hoy son engranes esenciales del sistema político mexicano.
La diferencia es que Delgado no está en la 4T porque no estuvo dispuesto a tolerar lo que Ebrard y Monreal aceptaron a regañadientes: el primero tuvo que ceder a López Obrador su candidatura presidencial en 2012 y el segundo tuvo que conformarse con la coordinación de la bancada del Senado ya que no obtuvo candidatura a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México ni la titularidad de la Secretaría de Gobernación.
Dante Delgado es uno de los políticos más relevantes del país en gran medida gracias a lo que aprendió en la Bucareli del sexenio de Salinas. Junto con Manlio Fabio Beltrones, fue uno de los alfiles de Fernando Gutiérrez Barrios.
Contrario a lo que podría pensarse de alguien que creció con las formas del PRI del siglo XX, Dante raramente ha estado dispuesto a ceder en una negociación que compromete su estatura política.
Y eso, como sabemos, le ha costado mucho a él. Pero la política da revanchas, lo que significa que, si Movimiento Ciudadano consolida su proyecto, este divorcio también podría costarle mucho al presidente Andrés Manuel López Obrador.