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Política

Lo bueno y lo malo de la Ley Cannabis

Sí, es un avance. Pero el proyecto de regulación de la cannabis en México todavía no cumple con su misión original: las cual es proteger los derechos humanos de todos los mexicanos que deseen consumir esta planta - por el motivo que quieran.

Por Bernhard Buntru

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Sí, es un avance. Pero el proyecto de regulación de la cannabis en México todavía no cumple con su misión original: las cual es proteger los derechos humanos de todos los mexicanos que deseen consumir esta planta – por el motivo que quieran. 

Y es que, es importante recordar que la regulación de la mariguana en México no fue idea de los diputados o senadores de la actual legislatura. Sino que responde a un mandato de la Suprema Corte, que a su vez fue presionada desde hace más de una década, por colectivos y asociaciones de derechos humanos que exigían -y todavía exigen- la regulación del consumo de esta planta. 

En pocas palabras: luego de analiza el tema por años, la Suprema Corte de Justicia le ordenó al Congreso de la Unión regular la cannabis para salvaguardar los derechos de los mexicanos. Y no lo hizo. O lo hizo a medias.

Más bien, el Frankenstein legal que diseñaron los diputados y senadores, terminó priorizando intereses comerciales de empresas nacionales y extranjeras, antes que los derechos humanos de los mexicanos – que como ya lo dijimos, era la idea original detrás del proyecto de regulación. 

No todo es malo

De acuerdo con el colectivo México Unido Contra la Delincuencia, una de las asociaciones clave en la campaña en pro de la regulación, el proyecto no es del todo malo, pero está muy lejos de ser el ideal. 

Entre lo positivo, destaca el colectivo, es que ya se aprobaron las bases para un mercado legal de cannabis de consumo recreativo, industrial y de investigación. Y que para el uso recreativo -también llamado lúdico- ya se establecieron tres vías de acceso: asociaciones cannábicas, autocultivo y venta al público. Todo bien ahí. 

Pero ahora lo malo: y eso es que el uso de la planta sigue estando criminalizado en el código penal, y la policía todavía te puede detener 1) si te sorprende con más de 5.6 kilos de cannabis, 2) si haces publicidad del producto, 3) si cultivas más de lo permitido, y 4) si expides recetas para consumo medicinal de manera irregular. 

Además, según lo estipula el proyecto actual, para el autocultivo, los consumidores recreativos tendrán que tramitar un permiso con requisitos excesivos, además de que se tendrán que someter a visitas de verificación. Y por si fuera poco, incluso tendrán que hacer adaptaciones especiales a sus casas. 

Y a todo esto, ¿qué onda con el mandato de la Suprema Corte? 

Bueno, pues los legisladores tienen hasta el 30 de abril para -ahora sí- cumplir con su obligación y garantizar el derecho de los mexicanos a consumir cannabis sin repercusiones penales de ningún tipo.

Ya van dos prórrogas. Esta es la tercera y la vencida. 

¿Seguirán nuestros representantes populares priorizando los grandes intereses comerciales de unos cuantos sobre los derechos humanos de todos? Pronto lo sabremos.

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